jueves. 25.04.2024
Considera que las modas son temporales, pero que, por encima de todo, está el gusto de cada uno

“El cliente es agradecido, fiel, te respeta, y eso te engrandece”

“Empecé por casualidad”, comenta Tinito, que este 2017 cumple los 30 años en la peluquería de Quintanar de la Sierra. Tras cinco cursos en la FP, Valentín Blanco Alonso, hijo y nieto de ‘Valentín’, comenzó como profesional en el sector de la peluquería para señoras. Después de dos años en Burgos en una peluquería de caballeros, decidió instalarse en Pinares, por aquello de que el pueblo tira. Hoy, tras tres décadas, sigue disfrutando de la tarea que hace, en el día a día, y en el mismo local, en una peluquería limpia y ordenada, luminosa y con exposición de algunos de los útiles que se hacen cotidianos en esta trabajo, en el que quiere seguir, si el tiempo y los cambios lo permiten.
 

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Valentín, 'Tinito', en la pelluquería de Quintanar.

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-    Valentín, ¿Cómo fueron esos primeros años?.
-    Hacíamos todo tipo de servicios en peluquería, junto con mi hermana y, a temporadas, con otra compañera. Una vez que había cogido experiencia en caballeros, pude llegar a Quintanar, y cuando mi hermana se marchó, decidí hacer sólo servicios de corte. Encima de la peluquería es donde tengo la vivienda, y yo empecé aquí, y aquí sigo. Estoy encantado en trabajar en lo que trabajo.
-    Ser peluquero, ¿Es un oficio agradable?.
-    Sí. Resulta una tarea gratificante, principalmente por el comportamiento que tiene la gente. El cliente es agradecido y tiene mucha fidelidad. Te respetan, y eso te engrandece. Hay jóvenes en la treintena, que les he atendido desde pequeños. Son años en los que pierdes la trayectoria. Todos éramos más jóvenes…
-    A priori no parece una tarea complicada, pero ¿qué se debe tener claro?.
-    Para hacer un buen corte de pelo, lo primero es conjugar la forma de la cabeza, el tipo de pelo y el estilo personal del cliente. A mí, en el trabajo me gusta dar la opinión personal por el servicio que hago, pero el cliente siempre es quien tiene la última palabra. Las modas en peluquería son temporales.Yo siempre he dado más importancia al acabado del corte que al propio peinado. Por encima de todo, está el gusto de cada uno.
-    A veces, ¿Haces tarea de un psicólogo o de un confesor?.
-    Hay de todo. Con la gente joven no tanto. Con los mayores, que están necesitados de exteriorizar problemas o emociones. Todo lo que comentamos se queda entre estas cuatro paredes. Mis servicios son de, mínimo, 25 minutos. En esa media hora, frente a frente, tú te dejas llevar. Creo que es todas las peluquerías. Igual en las ciudades no tienen tanta conexión. Así se hace más ameno el rato que pasas.
-    El sector de las peluquerías, ¿Atraviesa un buen momento?
-    En general, a la gente le gusta ir arreglada, y ahí el pelo es una parte muy importante. El público sigue confiando en el trabajo de las peluquerías. Podemos decir que este trabajo goza de buena salud. Yo estoy muy agradecido a la gente de Quintanar, y a quienes vienen de pueblos de la comarca y de las ciudades a ‘ponerse guapos’ a la sierra. Un amigo dice que en Quintanar tenemos más fama de esquiladores que de peluqueros…
-    Mirando al futuro, ¿Tienes algún plan para seguir fomentando el servicio?.
-    Nunca sabes. Según estamos ahora, con la pérdida de población en la comarca, la cosa puede estar complicada. Estos oficios enganchan mucho. Intención de dejarlo no tengo. Si me da para comer, seguiré. Yo no sé trabajar en otra cosa, y tener que buscar un local en la ciudad, se me haría complicado. Mi hijo está aprendiendo el oficio, y si algún día decide venirse aquí podemos retomar los inicios….Ya veremos.
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“El cliente es agradecido, fiel, te respeta, y eso te engrandece”