viernes. 29.03.2024
20190709_202218
Intervención de los más pequeños desde el balcón de la Casa Consistorial el pasado año.

Marcadas por la tradición, y con la incorporación de actos a lo largo del tiempo, las fiestas de San Cristobal en Quintanar de la Sierra arrancan siempre el 9 de julio, antesala de la mayoría de las celebraciones veraniegas de la comarca de Pinares.
“No sé que vamos a hacer este año, es que no va a parecer que es verano”, comenta una joven, que dice no perderse prácticamente ningún acto de las fiestas, desde que arrancan el día 9 al fin de semana siguiente con la caldereta. “Dice la gente que han perdido mucho las fiestas de Quintanar, tal y como eran antes, pero nosotras lo disfrutamos al máximo”.
Tras el fin de semana anterior protagonizado por el mercado medieval, la del 9 de julio es una tarde repleta de emociones con el acarreo y pingada del Pino Mayo, con una de las tradiciones más arraigadas de Pinares.
Una vez levantado el pino, todos los asistentes van hasta la plaza mayor para disfrutar del pregón y la presentación de las Reinas y Damas de las fiestas y el siempre espectacular desfile de carrozas.
Representantes de asociaciones colectivos, grupos y peñas son los encargados estos últimos años de pronunciar el pregón “Es mejor ahora, que son gente del pueblo que cuando traían a eminencias que la gente no acababa de entender, y los pregones eran más aburridos”, comenta un vecino que dice haber vivido ya muchas fiestas, y que “las de este año van a ser diferentes, y mucho más tranquilas, eso seguro”.

LA JOTA A SAN CRISTOBAL

El 10 de julio es el día grande, y se vive la procesión de San Cristóbal desde las doce del mediodía. En el recorrido se  hace honores a la imagen del Santo con el baile de la jota en el tramo comprendido entre la plaza
mayor y la iglesia de San Cristobal con la interpretación de la Banda de Música local. Vecinos e hijos del pueblo intentan hacerse un hueco entre la multitud para pasar hasta tres veces por debajo de las andas de San Cristóbal y pedirle así los mejores deseos.
Durante la procesión se viven momentos emotivos. Para muchos, se abre el recuerdo a familiares que ya no están, y que les han visto participar este día todos los años. Quienes no pueden estar todo el año en Quintanar gozan de este rato intenso y entrañable.

A SAN CRISTOBALITO

Un día después de la celebración de San Cristobal, el 11 de julio, se dedica la jornada a los conductores
quintanaros. Coches, motos y muchos camiones pasan cada año por el paraje de los Trampalitos -donde se celebra la misa para, posteriormente,el párroco José Álvarez pueda bendecir los vehículos.Los días 10y 11, ya por la tarde, tienen lugar los partidos de pelota y la gran chorizada.
Durante los últimos años, se ha conectado con un gran elenco de actos, el tiempo que separa al día 11 con la caldereta del sábado siguiente.

CALDERETA JUNTO AL ARLANZA

Es la tradicional caldereta uno de los actos más sabrosos, además de suponer la reunión de grupos, cuadrillas y peñas en la zona del Campamento. Un día que refleja el espíritu comunal de estos festejos para culminar con la Gymkana, baile-verbena, bingo, chocolatada y entierro de la Cuba.
“La caldereta la tenían que haberla hecho este año”, dice uno de los vecinos que se encarga todos los años de serrvir la carne. “Ahí si que podemos guardar bien la distancia de seguridad, y no  haría falta ni decirlo”. Es
sorprendente el roden que se lleva a la hora de acudir a por la carne todos los años. Es destino, la pradera, entre el camping y el campamento, de los grupos, familias y visitantes que integran el gran comedor para probar un exquisito guiso, ya tradicional por estas fechas y, con ingredientes y modo  de preparación que coincide con el utilizado en otros pueblos del entorno al finalizar sus fiestas más grandes del año.

Quintanar vive la jornada de San Cristobal 'más extraña' de los últimos ochenta años