jueves. 18.04.2024
María Luisa boletus La Razón (4)
María Luisa Banzo Amat, la gran embajadora de la micología soriana. Foto de la Razón.

El gran escritor francés Jean de Boufflers solía afirmar que el placer es la flor que florece y el recuerdo es siempre el perfume que perdura. Y es que los recuerdos son el ancla que sujeta nuestras vidas a la cordura. Porque el pasado sólo vive en la memoria del alma y del corazón. Los recuerdos son gorriones de colores que cantan y que bailan en los días amables de sol y en las tardes tristes y melancólicas de tormenta. María Luisa Banzo Amat era un niña alegre, pizpireta y muy curiosa. Sus primeros recuerdos viajan en el tiempo hasta el maravilloso pueblo soriano de Navaleno en los años sesenta. Sus padres regentaban el restaurante “El Maño”, una institución en el mundo de la gastronomía soriana en los años del primer despertar de España durante la época franquista. “Aquellos inviernos y aquel frío soriano te helaban la sangre y hasta el propio alma necesitaba un gorro, guantes y bufanda. Los Guardias Civiles llegaban al bar tiritando, con la piel roja encogida por el frío y con témpanos de hielo que colgaban de sus bigotes. Mi madre les trataba como a reyes y les ponía su cafelito caliente y sus pastitas. Era la única manera en que volvían a la vida.

También recuerdo aquellas partidas de cartas interminables, amables y reñidas que jugaban el cura, el alcalde y el médico de Navaleno. Y cómo los aromas de los guisos de mi madre y de mi abuela lo envolvían todo. Eran como nubes de sabores amables e infinitos que impregnaban la sala del bar y el restaurante. Así es como yo fui aprendiendo a cocinar recetas   de toda la vida impregnadas en sabor y tradición. El “Maño” era  muchas veces un cine improvisado. El lugar donde se veían los combates del legendario Urtáin. Navaleno era un pueblo maravilloso y con personalidad. Terminó por convertirse en uno de los ejes turísticos más importantes de Soria. Aquellos años sesenta y setenta fueron espectaculares”, comentó María Luisa.

Su madre y mentora se formó en Barcelona a las órdenes del mítico y legendario cocinero Josep Rondissoni. De origen suizo, fue discípulo de Auguste Escoffier, que se estableció en Cataluña a principios del siglo XX. Ejerció como jefe de cocina en varios hoteles y restaurantes de España y el extranjero y fue profesor en el Institut de Cultura de la Dona, fundado por Francesca Bonnemaison. En 1945 publicó Culinaria, su recetario más notable e influyente. “Lo cierto es que “El Maño” se convirtió en un restaurante muy conocido y apreciado. Logramos éxitos maravillosos. Pero por circunstancias de la vida, tuvimos que cambiar de aires y al final nos decantamos por Madrid. No comenzábamos de cero puesto que muchos de nuestros clientes nos ofrecieron su apoyo y su cariño. Aun así, en su momento, fue una aventura realmente arriesgada. Y en esta vida, sin riesgo, no hay recompensa”, matizó María Luisa.

MARAVILLOSO RINCONCITO PARA DISFRUTAR DE LA COCINA CASTELLANA

María Luisa se siente incómoda cuando la presentan como Chef. Prefiere pecar de humildad y presentarse a sí misma como cocinera. Y es que como dice Ferrán Adriá, la cocina de autor es poner tu personalidad en lo que haces y ese es el sentimiento que la convierte en algo distinto. Su restaurante, “La Cocina de María Luisa” es la catedral en Madrid de la micología y la carne de caza. Un rinconcito castellano especial y auténtico donde María Luisa ha puesto su alma y su corazón en cada detalle decorativo para acercar Soria a la capital de España. Llama la atención su decoración amable y simpática y sobre todo un delantal de 1922 remendado por su abuela que cuelga de una de las paredes. O su carta innovadora y atrevida donde ofrece platos tan renombrados como la manita de cerdo rellena de carne, la trufa de Soria o las delicias de acelgas rellenas de pato y de trufa negra. Sin embargo, antes de convertirse en una autoridad en cocina tradicional, María Luisa se dedicó de forma profesional a la política. Llegó a ocupar un escaño en el Congreso de los Diputados por Soria entre 1986 y 1989. Y es que según Tolstoi el secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace. “Primero fui concejala en el Ayuntamiento de Navaleno. Con tan sólo 26 años me convertí en la primera diputada del Partido Popular por la provincia de Soria. Fui además la diputada más joven de la Cámara hasta aquel momento”. Banzo Abat está casada y es madre de cuatro hijos. Es además diplomada en Magisterio. Le gusta disfrutar de su tiempo libre junto a su familia y siempre que puede viaja y descubre otros rincones y también otras formas de vivir y cómo no de cocinar.

UNA POLÍTICA DE RAZA

“Jamás me perdí un pleno o falté a mis obligaciones. Incluso mientras estaba embarazada. Llegué a tener una flebitis y los carpinteros del Congreso amablemente me hicieron una banqueta acolchada para que pudiera estirar y relajar la pierna. Eran otros tiempos y también otra política. Todos los martes viajaba desde Soria con mi marido y también el bebé y después debíamos regresar los viernes. A mi marido le tocaba muchas veces quedarse en casa cuidando del niño. El conserje era fantástico y me avisaba cuando llegaban los diputados. Era el momento perfecto para darle el pecho. Solía hacerlo en el despacho que compartían los diputados de Alianza Popular. Recuerdo aquel día perfectamente. El niño no dejaba de llorar y decidí ir hasta el Salón de los Pasos Perdidos para darle de comer. Estábamos en una votación y así fue como saltó a la prensa. Fue algo normal y muy natural que se aleja de los círculos mediáticos que vemos en los últimos años”. Después han llegado otros casos más recientes y mediáticos como el de Carolina Bescansa con su hijo Diego. Mónica García, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid o la senadora Iolanda Pineda también amamantaron a sus hijos en algunas de las instituciones oficiales de nuestro país.

UN RESTAURANTE CONOCIDO Y RESPETADO CON ALMA DE VERDAD

Su restaurante en Madrid es una continuación del Restaurante soriano del “El Maño”. Sigue siendo ese hogar de pueblo que calienta almas y enciende sonrisas. María Luisa se considera una persona comunicativa y que aplica siempre el sentido común. Cambiaría la actual política de enfrentamientos con unas buenas lentejas o unas patatas con costilla para darle serenidad y color al ruido y la fealdad de la política actual. A veces la nostalgia llama a su puerta y María Luisa se acerca al Congreso con su familia para paladear como si fueran postres lo dulces que fueron muchos de los momentos que vivió allí en su etapa parlamentaria.

Hay días en la vida en los que el sol nos sonríe de manera especial. María Luisa siempre recordará aquel 28 de noviembre de 2017. Fue galardonada con la “Seta de Oro”, un prestigioso premio creado por la Agrupación de Hostelería Asothur en el año 2013. Con el se quiso reconocer la labor que Banzo Amat realiza desde hace más de una década en Madrid como embajadora de la cocina soriana y por ser una de las pioneras en valorar y destacar la importancia de todo tipo de setas en la alta cocina. “Jamás podré olvidar aquel día y el cariño que sentí de mi gente y de mi tierra. Imáginate además tomar el testigo de la familia el Celler de Roca y de Merceces Molina que lo habían ganado los dos años anteriores”. Y es que por sus salones han desfilado deportistas de élite, políticos de primera línea y gente de la cultura de los cinco continentes. “Las niñas mimadas de mis fogones seguirán siendo las setas de Soria. Seguiremos apostando por una carta atrevida, innovadora y sofisticada. Y nuestros clientes, comensales y amigos seguirán disfrutando de los mejores productos sorianos: embutidos, patés, cardo rojo, verduras y mantequilla entre otros. La “Cocina de María Luisa” seguirá conservando su esencia, frescura y autenticidad”. Y es que la vida de María Luisa nos ha ofrecido hasta ahora un jardín maravilloso lleno de flores de todos los colores. Y sí, el placer es la flor que florece y el recuerdo es siempre el perfume que perdura. Y es que el alma del “Maño” descansa ahora en Madrid. Y la cocina de María Luisa sigue siendo un homenaje a la tradición y a nuestros pueblos y sabores. Porque al final el secreto de una vida exitosa es encontrar cuál es tu destino y entonces perseguirlo (Henry Ford).

Soria debería apostar mucho más por el maravilloso universo de la micología