sábado. 20.04.2024

Libros y literatura

Aparecen en esta primavera esquiva y timorata las primeras ferias del Libro en diferentes ciudades de nuestro país. 

Se ha inaugurado la de Madrid con numerosa presencia de gentes que, además de observar la presencia de la Reina, han deambulado por entre el enredo de casetas para descubrir la filigrana de colores hecha de libros con aroma de papel.

             Los libros, libreros y librerías subsisten bajo las sombras funestas de una crisis económica que azota a la cultura y, como un añadido a su infortunio, se enfrentan a una nueva forma de leer: el libro digital, “las tabletas”.  Lo importante es leer, reflexiono ante la pérdida de valor del papel impreso, pero no puedo eludir un halo de tristeza en mis sentimientos. El tiempo ha cosido en mi piel las arrugas a la vez que he ido poblando de libros añejos los rincones de mi casa. Las historias han quedado encerradas ahí entre el diseño de la cubierta y la contraportada. En mi recuerdo guardo el placer o la indiferencia o, a veces, la contradicción de su lectura. También el contexto: ese libro que compré, que me regalaron, aquellos libros de mi adolescencia no aptos, aquellos otros que me abrieron los ojos a otras realidades... Van envejeciendo conmigo y sus hojas amarillentas y magulladas dibujan las palabras apagadas y remotas pero llenas de sabiduría. Repaso los títulos, los autores y la memoria se hace terca para recordar las historias de algunos. Pero ahí quedan. Para recuperarlos aunque estén enfermos. No puedo pecar de adulterio tras los amores del libro digital. De momento.

            Leer es como aliviar la pesadumbre del vivir rutinario. Viaja la imaginación a ese lugar ubicado en el espacio y en el tiempo no vividos pero sí soñados. O te lleva a ser testigo de un acontecimiento histórico. O te diluye en la poesía de un sonoro lenguaje hecho de palabras atravesando la corriente de la vida. Esas palabras son las piedras que te permiten acceder a otros márgenes, a otras vidas. Eso es lo que importa. Además lo pasamos bien.

            “El que lee mucho y anda mucho, va mucho y sabe mucho” (Cervantes)

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