Nace un nuevo deporte durante el confinamiento y las prohibiciones sanitarias

Perfil de Córdoba

Dos estudiantes cordobeses del profesorado de Educación Física lo presentaron en una materia y tuvo tanta repercusión que terminaron exponiendo en un Congreso Internacional

Los cordobeses Mansilla y Marcón idearon el juego mientras cursaban el profesorado en Educación Física. Nigbol, así se llama este deporte alternativo jugado en la provincia de Córdoba y que ya traspasó fronteras. Un juego que nació para pasar el tiempo y hoy hace que cientos de jóvenes lo jueguen en medio de la cuarentena, apadrinados por el jugador de la Selección argentina de fútbol Emanuel Mammana. El Nigbol surgió en el campus del profesorado de Educación Física del Colegio Alexis Farrell, en la ciudad de Río Tercero. Los alumnos Juan Ignacio Mansilla y Matías Marcon tenían un impedimento físico para hacer una actividad en una materia, el profesor les dio la posibilidad de usar el espacio para otra tarea. Fueron al campus, donde previo a la llegada de ambos un curso había estado usando los aros de cestoboll. Los dos alumnos se pusieron a jugar con la pelota intentando meterla en el aro, y le empezaron a poner puntos a cada acción, le agregaron reglas, a ponerle dificultad, y vieron que se estaban divirtiendo. Sintieron que algo había. A la semana en la materia “Juego motor” tenían que presentar un juego y ellos propusieron aquello que habían estado jugando días atrás, con un marco y nuevas reglas. Y se quedaron con esa idea. Esto ocurrió en el 2018. El año pasado, Mansilla y Marcon, oriundos de Embalse y santa Rosa de Calamuchita respectivamente, estaban en tercer año y estaban cursando la materia “Historia de la Educación Física”, donde la profesora les narraba sobre Romero Brest y el surgimiento del Cestoboll. “Mientras ella nos contaba de Romero Brest, en modo de chiste le digo que nosotros también habíamos hecho un juego. Ella se interesó, se los mostramos y le gustó tanto que pidió hablar con los representantes en Córdoba de la Federación Internacional de Educación Física”, contó Mansilla. Y desde ese momento el vértigo de lo novedoso. Es que a las semanas recibieron la invitación para el Congreso internacional Educación Física que se celebró entre septiembre y octubre del año pasado en Termas de Río Hondo. Allí fueron, con los nervios y emociones de algo inesperado. Y, entonces, Mansilla relató: “Sabíamos que teníamos que ir al Congreso, pero no sabíamos qué iba a pasar. Para nuestra sorpresa, llegamos y al registrarnos, nos dan el calendario y nos encontramos que teníamos un espacio, con el nombre de la profesora Adriana Rincón y decía que sus alumnos iban a presentar un deporte alternativo. Quedamos sorprendidos, estábamos en el cronograma oficial. Los presentamos el segundo día y tuvo tanta repercusión entre la gente, les había interesado y nos invitaron para que al otro día lo volviéramos a presentar en la plaza central. Fue una mezcla de emociones... Y ahí es donde empieza el Nigbol como deporte alternativo, con audiencia, que no fuera solo el de la profesora”.

¿De qué se trata el juego?

El Nigbol es un deporte alternativo que toma ideas del voley, cestoboll y básquet. Se juega en una cancha en forma de octógono y en la modalidad de tres contra tres. Dentro de la cancha, parte central hay una base, donde está el aro en el centro, que se llama “zona de amenaza”. Se debe embocar la pelota en ese aro. Desde la “zona de amenaza” los puntos valen doble y también se le puede pegar al piso con la pelota para complicar al equipo rival. En el resto de la zona, la pelota va por arriba. Cualquier jugador del equipo le puede pegar cuando es el turno del equipo. Golpea equipo A, responde equipo B. Se juega en dos tiempos de 20 minutos, con 5 de descanso. En caso de empate se juega un tiebreak a 7 puntos.

 El juego se está popularizando. A propósito, Matías Marcón: “Para mi ver a chicos y chicas que lo juegan es una gran emoción, y ver la emoción de los que lo practican a través de las risas, las expresiones. Es un honor y orgullo, y a veces me cuesta entender que eso haya salido de nosotros dos”. Al mismo tiempo, Ignacio Mansilla afirma: “Me pasa lo mismo, nos da mucha alegría saber que algo que hicimos en forma de juego para reírnos, logre que otras personas lo jueguen y también se rían, que disfruten con algo que creamos”.