"Mi amor y pasión por la cocina se la debo sin duda a mi abuela Dolores"

FOTO DE ALFONSO CAMARERO

Quien cree en sus sueños termina por hacerlos realidad. Quien cree en sí mismo convierte su vida en un camino hacia el éxito. Un camino no exento de problemas y dificultades que el chef de Salas de los Infantes Alfonso Camarero siempre solvento con mucha determinación, constancia, trabajo y esfuerzo. La Sastrería en Burgos es ahora mismo su sueño hecho realidad. Antes, durante muchos años, ya dejó maravillosos destellos de su calidad como cocinero en el histórico restaurante Mudarra de la Ciudad Milenaria.

“Buscaba un local cómodo y pequeño. La Sastrería es un lugar ideal para acoger a 40 comensales. Tengo la enorme fortuna de contar con la misma plantilla que tuve en el Mudarra y eso,  desde luego, hace las que todo sea mucho más sencillo. Desde el principio tuve claro que quería una clientela que me buscara a mí, mis platos y que viniera por mi forma de cocinar y por el producto. El balance hasta ahora no puede ser mejor. Hemos cambiado la carta hace apenas unos días y ahora estamos experimentando con una cocina mucho más clásica con toques de vanguardia. Es, en definitiva, una cocina de autor. Contamos con un menú Gourmet de 21 euros que cambiamos cada semana. Estoy convencido de que la carta va a funcionar muy bien. Creo que es una cocina alternativa que no ves en casa. Te puedo decir que los callos por ejemplo era uno de esos platos que me parecían poco agradecidos hasta que comencé a trabajarlos. Ahora es uno de nuestros platos estrella y nos comparan incluso con otros restaurantes de fama en Burgos. Así que ahora cocino varios platos como callos carbonata, callos con boletus o con trufa de verano, comenta.

UNO DE SUS PLATOS TOP ES EL DE CALLOS

Alfonso siempre tuvo clara la dirección de su vida personal y también profesional. Su sueño siempre fue cocinar y hacerlo en un restaurante pequeño pero de gran corazón que le diera tiempo para vivir y para disfrutar de su familia y de sus aficiones. “Intente dejar la hostelería pero no pude. Llevo la cocina en la sangre. Creo que gran parte de la culpa de mi pasión por la gastronomía es de mi abuela Dolores.

LA SASTRERÍA ES UN LOCAL PEQUEÑO PERO CON ENCANTO MUY ESPECIAL

Gran parte de lo que se y de lo que soy como cocinero y también como persona se lo debo a ella. Fue una maestra ejemplar en todos los sentidos, desde que era muy pequeño. Me enseñó muchísimas grandes lecciones de vida y también me enseñó a amar la cocina con todo mi corazón. También le estoy muy agradecido a mi familia por su apoyo incondicional en todo momento para iniciar esta nueva etapa en mi vida. Mi mujer ha sido sin duda alguna también un apoyo imprescindible para que hoy yo esté donde quería estar”, finaliza.