Localidades pinariegas homenajean su historia gastronómica con el Ajo Carretero

Goyo, vecino de Molinos de Duero, en la preparación de la comida
Molinos, Duruelo y Navaleno celebraron en la jornada del 2 de agosto una jornada en torno a la comida típica serrana

El pasado 2 de agosto, el Ajo Carretero volvió a ser el protagonista gastronómico en la comarca de Pinares, y es que diferentes grupos de amigos y vecinos de Molinos de Duero, Navaleno y Duruelo, se reunían para disfrutar de uno de los platos más arraigados y con más historia de nuestra zona. 

En el caso de Molinos de Duero, celebraban 'El día del niño', el fin de semana después de sus fiestas grandes, con un concurso de Ajo Carretero en el parque y que supuso una jornada muy participada.

En el caso de Navaleno, era la Asociación Micológica la encargada de organizar la actividad, dentro del ciclo de verano. Un grupo de unas 40 personas se reunían en la 'Fuente del Botón' y disfrutaban de este manjar serrano.

Y en la localidad de Duruelo, también un grupo reducido de amigos quedaban en esa jornada, en el paraje 'Las Peñitas'para preparar y recordar lo que fue uno de los platos estrella en las casas años atrás.

Y es que se trata de un plato de gran contundencia, que ha sido siempre el sustento de aquellos que trabajaban en los duros oficios del monte, como los carreteros que viajaban largas distancias cargados de productos, o los serranos que, día tras día, trabajaban en los pinares.

Por ello, más que una receta, es un símbolo de la historia y la cultura de la comarca, transmitido de generación en generación a través de las cocinas de los hogares serranos.

UN PLATO CON HISTORIA
Es conocido por ser un guiso sencillo pero muy sabroso, de carne preferiblemente de oveja machorra, aunque en algunas localidades prefieren optar por el cordero para suavizar el sabor, acompañado este por tomates, cebollas, pimientos y, por supuesto, ajos, el ingrediente esencial.

La mezcla se sazona con pimentón, un toque picante y se cubre de agua, dejando que se cueza lentamente durante varias horas sobre el fuego de leña.

Este proceso lento, a baja temperatura, es clave para que la carne quede tierna y sabrosa, absorbiendo todos los sabores de los ingredientes. El ajo carretero se sirve en dos tiempos: primero se disfruta de la carne, y luego, como broche final, se sirven las sopas, acompañadas de pan de hogaza del día anterior, un complemento indispensable para saborear completamente el plato.

A lo largo de los años, este guiso ha sido el único alimento de aquellos que se pasaban el día en los montes de la comarca, donde se cocinaba a fuego lento en el mismo lugar de trabajo, utilizando leña de los propios pinares. Con el paso del tiempo, el ajo carretero ha sabido adaptarse a las nuevas generaciones, manteniendo siempre su sabor y esencia, y perviviendo en los hogares de los vecinos pinariegos, que no olvidan sus raíces y el origen del mismo.