'Cosquillas en la Planta de los Pies', el libro de Mª Eugenia Sanz con Navaleno como escenario

El relato cuenta la vida de Alicia, una de las muchas jóvenes que crecieron en los años 40

Pese a ser aragonesa y residir habitualmente en la ciudad de Zaragoza, la novelista María Eugenia Sanz Sada tiene un especial cariño con las tierras sorianas y, en específico, con Navaleno. Y eso se nota en su última obra 'Cosquillas en la planta de los pies'.

Se trata de una novela que no es biográfica pero resulta muy influenciada por las vivencias y sentimientos de la autora. Protagonizada por el personaje ficticio de Alicia, narra la vida de la joven que comienza a conocer el mundo que le rodea durante las décadas de los cuarenta y cincuenta “cuando las cosas no se podían decir por el miedo al qué dirán”.

La historia de Alicia, cuya autora ya advierte al inicio del relato "su país no es el de las maravillas", está inspirada en la vida de muchas mujeres de la época. María Eugenia asegura que “Hay cosas que son reales, pero otras no porque hay que meter asuntos de novela para ayudar al lector a pasar página”.

MARÍA EUGENIA, LIBROS Y NAVALENO
María Eugenia Sanz estuvo muchos años en el papel de lectora. Sus primeros pasos en la escritura los dio tras separarse de su marido, como una forma de desahogo “notaba un alivio tremendo“, reconoce.  La zaragozana comenzó escribiendo en el taller del escritor de novela negra Juan Bolea. Allí realizó una antología compartiendo autoría con otras dos alumnas del taller.

Mª Eugenia dio el salto a la novela en solitario tras redactar un pequeño relato que su mentor consideró se podría llegar a plasmar en un libro. Así fue, el texto se ha publicado con la editorial 'La Fragua del Trovador' y se presentó en Zaragoza pudiéndose adquirir en librerías. En su idea está presentar el relato en Navaleno en fechas veraniegas pudiendo dedicarle el espacio que merece la localidad en la que transcurre parte de la novela y con la que mantiene un fuerte vínculo.

Aunque no nombre la localidad de Navaleno, por los escenarios descritos se intuye la importancia de esta localidad en la novela. Sí menciona directamente a Soria y sus mantequerías. Y es que la autora, pese a haber nacido y vivido en Zaragoza, es una gran amante de los pueblos sorianos. Ella recuerda con gran emotividad la primera vez que estuvo en Navaleno; durante la inauguración de su piscina olímpica en 1956. Desde entonces raro ha sido el año que no ha veraneado en la localidad. “Para mi Soria es mi segunda casa”

Ahora, la autora se reconoce como una gran lectora. Sin embargo, advierte que los años le pasan factura, teniendo en muchas ocasiones que volever a releer páginas pues en ocasiones se olvida de detalles.