José Luis Miguel, 'El Basauri', De la plumilla a la acuarela

José Luis ante parte de sus obras en la casa de Navaleno.
Desde Navaleno, el arquitecto jubilado, nos enseña sus obras en un nuevo reto, la mayor parte de ellas creadas durante el tiempo del confinamiento.

Hay personas que ya nacen con dones especiales. A José Luis Miguel de Blas la naturaleza le ha otorgado un gran privilegio: plasmar en láminas, papeles o retazos, casas, palacios, calles, plazas e iglesias con una providencial precisión. La plumilla se le da más que bien, y guarda un elenco de láminas que son verdaderas obras de arte, capaces de sortear ese difícil equilibrio entre tamaños, perspectivas, punteado y rigurosidad, en unos trabajos que brotan de una continuada contemplación del entorno

Desde su domicilio veraniego en Navaleno, ‘El Basauri’, como se le conoce en la población, ha plasmado en una exposición la obra de estos meses de confinamiento. Son 28 trabajos que han supuesto todo un reto para él: abordar el complejo mundo de la acuarela dominando la fluidez y adecuado espesor de la pintura, la pincelada y los rasgados, o batallando con la permanente dificultad en la luz y las formas.

Ese don natural de José Luis le hace coger papel,- mientras descansa en la terraza de un hotel o viendo por la ventana del restaurante de turno-, preparar un borrado, y sobre él plasmar la obra, aportando las tonalidades adecuadas. “Me ha pasado en varias ocasiones que el propio boceto me ha servido definitivamente”, comenta ‘El Basauri’, mientras nos enseña copia de trabajos que se han convertido en regalos como el de la calle Barrio Antiguo de Navaleno.

“No estoy muy satisfecho de cómo me ha quedado la roca sobre la que se ha construido la ermita de San Saturio de Soria”, comenta el arquitecto ya jubilado, a quien la afición por el dibujo le viene desde que tuvo uso de razón, “y sin embargo la entrada de la planta baja, los árboles junto al camino y la propia ermita del Santo, sí están más logrados”.

Entre sus obras hay también rincones de El País Vasco donde reside José Luis,- en Basauri, de ahí el apodo local-, e incluso en plumilla se ha atrevido con uno de los puertos de mar, “a pesar de que plasmar el paisaje de montes, el mar o la naturaleza en sí es muy difícil en esta técnica y, al carecer de colores, muy poco agradecido.

Confía en continuar lápiz en mano, y ahora con la acuarela como descubrimiento. No gusta de acudir a grandes salas de centros culturales o pinacotecas, y ya ha realizado varias muestras en Navaleno y la zona. Inspirado en lo que encuentra a su alrededor, nos permite disfrutar del arte de contemplar, entre trazados, carboncillo, cielos, nubes y piedra.