jueves. 25.04.2024
Entrevistas

Una nueva empresa en La Revilla que nace del profundo amor por los pueblos y por las antiguedades

Es muy cierto y sabio lo que afirmaba el gran escritor Gabriel García Márquez. No es verdad que la gente deje de perseguir sus sueños porque sean mayores. La verdad es que se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños. Agustín Martín, natural de Salamanca, conserva intacta ese alma de niño que le hace ver la vida con optimismo y alegría. Es un tío honesto, sincero, agradable y muy conocido en la Sierra de la Demanda porque gestiona con pasión el Bar del precioso pueblo de Vizcaínos. Pero Agustín además siempre ha sido un apasionado del arte y de todo lo relacionado con el mágico universo de las antigüedades. Y así, desde el pasado mes de junio, ha convertido su pasión en su propia empresa creando “Arte, Antiguedades y Más”. Un lugar único situado a la altura del cruce con el pueblo de la Revilla en la Nacional 234 a tan sólo dos kilómetros de Salas de los Infantes y cinco kilómetros de Barbadillo del Mercado.

“El Bar de Vizcaínos funciona muy bien en verano pero da para vivir con un sueldo medio. Por eso pensé que era muy importante que pudiera tener otra actividad y estar ocupado sobre todo durante los meses de invierno. La verdad es que siempre me ha gustado el mundo de las antigüedades. He ido a multitud de mercadillos y podemos decir en cierto modo que siempre me he dedicado un poco a ello. De momento hago algo que me apasiona y no me puedo quejar. No tengo una competencia directa porque en la comarca no hay nadie que se dedique a este tema de las antigüedades. Además tengo muchos contactos, amigos y material y una nave enorme con muchísimas antigüedades que ya están a la venta. Tuve la idea durante la pandemia pero ha sido hace apenas dos meses cuando me he decidido a dar el paso y estoy bastante contento la verdad”.

La ilusión al igual que las estrellas, ilumina el firmamento haciendo que nuestros deseos sean reconocibles en cualquier lugar. Agustín ama los pueblos y la vida de los pueblos y su ilusión es poder mostrarle al mundo la belleza de los mismos a través de las antigüedades. “Tengo mucha experiencia en todo lo que tiene que ver con los recuerdos de nuestros abuelos y bisabuelos. Conservo mucho mobiliario de aquella época. Sobre todo cacharros aperos de labranza y carros. También hay cuadros, piezas antiguas, armarios, butacas, sillas, mesas, pianos y multitud de objetos maravillosos de otras muchas épocas. Mi deseo además es que este espacio sirva para realizar exposiciones de quince días o un mes para artistas locales. Ahora mismo llaman mucho la atención los ocho carros que tengo en la finca. Son parte de nuestra historia y creo que es bonito recuperar la suya. En general las nuevas generaciones no conocen el uso de muchos de los aperos que se usaban antiguamente. Por eso creo que cualquiera que todavía conserve estos objetos y quiera darles una vida útil debería de sacarlos a la luz y venderlos. Eso es precisamente lo que estoy tratando de hacer. También me voy a encargar de llevar a cabo su restauración, actividad que dejaré para el otoño y el invierno que es precisamente cuando dispongo de más tiempo, finaliza Agustín.

 

 

 

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