Del Monasterio de Cardeña a Valpuesta: 185 km que honran el nacimiento del castellano
La salida neutralizada abandonará el claustro cardeñense —donde el «Becerro gótico» recoge los primeros balbuceos del castellano— para encaminar la carrera hacia Riocerezo y Carcedo de Bureba. Tras surcar las huellas salineras de Poza de la Sal, el pelotón llegará a Oña, punto de arranque del primer Gran Premio de la Montaña: el Alto de Barcina (3.ª cat.), siete kilómetros al 3,5 % que, con rampas iniciales al 6 %, pondrán a prueba las piernas tempranas de los corredores.
Superada la cota en La Aldea, la ruta desciende hasta Tobera y la ciudad medieval de Frías, donde el puente gótico sobre el Ebro brindará una imagen icónica. El trazado se interna luego en Pedrosa de Tobalina y encadena repechos hasta San Llorente, escenario del único sprint intermedio de la jornada. La velocidad se atemperará brevemente antes de afrontar el sinuoso Puerto de Ozeka (3.ª cat.): apenas 2,7 kilómetros, pero con una pendiente media del 8,9 % y rampas máximas que superan el 11 %, terreno propicio para ataques de media distancia.
Tras coronar, el descenso conduce a Arespalditza y al irregular Alto de las Campas (3.ª cat.), paso de 6,2 kilómetros con zonas de descanso que alternan picos al 9 % y descensos al –5%. Al alcanzar Orduña, los corredores se encontrarán con las paredes del Puerto homónimo, calificado de primera categoría: ocho kilómetros con pendiente media del 7,6 % y tramos sostenidos al 9 %, culminados a 900 metros de altitud. Este puerto, habitual juez de la Itzulia, promete seleccionar la etapa y modificar la clasificación general.
La rápida bajada a Berberana invitará a formarse grupos perseguidores que, tras cruzar Villanueva de Valdegovia, buscarán la victoria en Valpuesta, lugar donde los cartularios conservan las primeras palabras escritas en castellano. La meta estará instalada junto a la colegiata, enclave que simboliza la evolución de la lengua.
Al unir Cardeña y Valpuesta, la Diputación de Burgos refuerza su compromiso con la difusión de los orígenes del castellano y el desarrollo del medio rural. Esta etapa acerca el patrimonio lingüístico a la esfera deportiva internacional, proyectando la provincia como destino cultural y natural.