Yo tenía Facebook en los 80, por German Martínez Rica

A los seis años ya tenía Facebook. ¿Suena raro verdad?.Pues deberían de creerme. 

 

Y es que Neruda ya advirtió que el niño que no juega no es niño y el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. Y sí, yo tenía Facebook y jugaba a comunicarme con los demás. Y era además una red social divertida y genuina. Consistía en dos latas viejas y oxidadas y una cuerda larga bastante fina y muy resistente. Y el resto, lo hacía nuestra imaginación. Estábamos conectados. Podíamos extender la cuerda y enviar mensajes con mayor distancia. Podíamos compartir nuestra red social. Nuestro Facebook en los ochenta era simplemente genial. Hoy ya no soy tan niño, aunque reconozco que me gustaría volver a serlo. Facebook existe, e Instagram, Twitter, Blogovin, Linkedin y un sinfín más de redes sociales. Tantas, que nos hemos vuelo adictos al móvil y a Internet. Y al final, todos seguimos un mismo patrón. Compartimos nuestras vidas, con fotos, vídeos, comentarios o infografías que se parecen. Yo diría que demasiado. Y todo se repite una y otra vez hasta llegar a aburrir. Por eso, hoy quiero hablaros de Silberius de Ura. El no se llama así, pero si quiere que le llamen así. Tiene algo que ver con su familia y por supuesto con la maravillosa aldea de Ura, en tierras burgalesas. Silberius es un artista integral que decidió que Covarrubias era el mejor lugar en el que vivir. Allí ha encontrado paz y también su voz interior. Y eso se nota. Silberius de Ura sabe quién es y lo más importante es que también sabe quién quiere ser. Y ese deseo de crecimiento personal y artístico es el motor de su vida. Y lo cierto es que, como me ocurría a mí en los ochenta, Silberius también tiene Facebook y lo sabe emplear. No repite patrones. Y siempre busca la originalidad. Es consciente de el mensaje que desea transmitir y lo hace a la perfección. Y así, tan pronto graba un vídeo de presentación en una cueva, como le vemos sumergido en un río buscando la esencia misma de la vida. Y además es generoso. Comparte su mundo y lo hace con una sonrisa. Le gusta alardear diciendo qué es feliz. ¿Qué mas se puede decir? Tal vez que hay algo que no conocemos de él. Y es que seguramente Silberius, de niño, también tenía Facebook. Seguramente también le habló a las estrellas empleando dos latas viejas y una cuerda. Y lo hizo elevando una voz única y diferente. Porque nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz (Tim Robbins).