Los problemas con la cobertura persisten, y tras la gente que se va estos días, nos queda de nuevo el silencio
La llegada de los habitantes de verano a los pueblos de este territorio está llena siempre de ilusión y ganas de compartir. Les encanta hablar con los habitantes permanentes de estos lugares, se implican en las actividades que se desarrollan estos días llegando incluso a dar forma a completos programas, y se indignan sobre las carencias que seguimos teniendo en estos sitios y que, lejos de solucionarse, van cada vez peor como el estado de los montes o la telefonía móvil, entre otras.
Extendido como tenemos el servicio telefónico no fijo a nivel general, quienes nos visitan ahora se quedan perplejos al comprobar la pésima cobertura que tenemos en los pueblos, pendientes siempre de si aparece o no la rayita de turno, y manteniendo conversaciones entrecortadas, inconcebibles en la actualidad.
Esta carencia básica se está reivindicando de nuevo con fuerza en Moncalvillo de la Sierra, donde incluso sacaban las pancartas a la carretera para hacerlas visibles con el paso de los ciclistas en la cuarta etapa de la Vuelta a Burgos el 8 de agosto. Lo manifestaba el alcalde de Monasterio de la Sierra, se lamenta en Rabanera del Pinar y ha sido en varias ocasiones motivo de protestas organizadas en Muriel de la Fuente con el lema de ‘Sin médico y sin cobertura: muerte segura’.
El actual presidente de Hispasat y ex ministro Pedro Duque aseguraba a los micrófonos de TVP en la última feria de Presura, que todos los municipios de España, tienen la posibilidad de disponer de Internet a través de la conexión por satélite. Sin embargo, este sistema no nos garantiza que podamos disfrutar de la telefonía móvil en estos espacios, cuando uno se aleja de la plaza del Ayuntamiento.
Estos días recibíamos una buena noticia, y es la instalación de una estación, en Calatañazor, propuesta por Telefónica Móviles, y que va a permitir solucionar parte de los problemas en el municipio y en la zona de Muriel de la Fuente, donde está ubicado el Cañón de La Fuentona, una de las zonas más visitadas de este territorio.
Son las operadoras de telefonía móvil quienes se desentienden de los pueblos. Pese a las convocatoria de ayudas impulsadas desde Diputaciones provinciales, estas empresas optan por dejarlas desiertas para no comprometerse a dar el servicio. Desde Cataluña, se ha dado un paso más, y gobierno autonómico, operadoras de telecomunicaciones y las entidades municipalistas han acordado acabar con la falta de cobertura de móvil en la Cataluña rural poniendo en funcionamiento un protocolo que, además de gestionar incidencias, obliga a las empresas de telefonía a rendir cuentas tanto a la Generalitat como a los ayuntamientos de los municipios afectados por cortes en el suministro. El protocolo obliga, además, a desplegar la red de fibra óptica y telefonía móvil para intentar que el 100% de la población tenga total conectividad.
Una fórmula similar podría adoptarse en Castilla y León y La Rioja, comunidades en las que, en sus vertientes montañosas, todavía más incidencia tiene el problema de la falta de cobertura. Esta carencia, que estas semanas sufren también los más urbanitas, precisa de un planteamiento más generalista, global,…que huya de parches y remiendos. Se ha de atornillar a estas operadoras que sólo invierten donde saben que ganan mucho, y exigir que reviertan en terrenos más despoblados parte de lo que obtienen en las grandes urbes. De lo contrario, las consecuencias es que la gente reduzca sus estancias en las áreas rurales, puesto que está comprobado que, sin el teléfono móvil en marcha, no sabemos ni queremos estar.