La pandemia silenciada y olvidada

Verónica Forqué era la sonrisa más cautivadora, sincera y tierna del cine español. El pasado 13 de diciembre, después de luchar contra dos depresiones agravadas por el confinamiento durante la pandemia decidió quitarse la vida y darnos su último adiós. Verónica fue una mujer y una actriz con mayúsculas. Inteligente, decidida, innovadora y sobre todo muy valiente. Jamás le dio la espalda a su enfermedad mental ofreciéndose siempre para contar con pelos y señales su problema en los medios de comunicación. El objetivo: visibilizar la depresión para así poder ayudar a otros enfermos. Pues bien,  ahora apunten este sorprendente y significativo dato: los trastornos mentales se cobraron en 2020 más vidas de personas menores de 50 años que el coronavirus. Si atendemos al Instituto Nacional de Estadística se suicidaron un total de 3.941 personas (270 más que en 2019), casi 11 al día, uno cada dos horas y cuarto. A la espera de los datos de 2021 estamos ante la mayor cifra de suicidios desde que hay datos y la principal causa de muerte de nuestro país. Triplica a los accidentes de tráfico, supera 13 veces el número de homicidios dolosos y asesinatos y multiplica por 85 los fallecimientos por violencia de género. Se estima que en España se producen 80.000 tentativas al año y al menos dos millones de españoles han sopesado la idea alguna vez. Los expertos advierten de que la pandemia y las medidas para combatirla están teniendo efectos psicológicos profundos y demoledores. Un estudio realizado en marzo de 2020 mostró que el 25% de los españoles sufrieron ansiedad, el 41% estrés y otro 41% síntomas de depresión durante el confinamiento. La ansiedad y el estrés suelen generarse ante situaciones impredecibles e incontrolables y que se prolongan en el tiempo. Y por otro lado, la tristeza y la depresión aparecen cuando perdemos algo. Y es fácil observar que durante esta pandemia hemos perdido nuestra libertad, vida social, ingresos, empresas y en el peor de los casos familiares y seres queridos. El gobierno hace meses que trabaja en un plan para abandonar paulatinamente la vigilancia universal de la Covid y pasar a otra fase llamada “centinela”. Sería tratar la covid como se trata la gripe: sin contar cada caso, sin hacer pruebas ante el menor síntoma observándola como una enfermedad respiratoria más. Los médicos de familia están a favor. La OMS se opone. De nuevo les dejo el dato: Los trastornos mentales se cobraron en 2020 más vidas de personas menores de 50 años que el coronavirus. Y con este dato les invito a la reflexión: ¿Debemos luchar ya contra el covid aplicando los criterios sanitarios que empleamos para combatir la gripe?  Esta es la  pregunta del momento. Ahí queda. El debate está servido.

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