El poder de la mente
No soy experta en temas de psicología para opinar de problemas mentales. Sólo puedo hablar de la realidad vivida en el ámbito personal y social. Lo habitual es el acoso.
“Anda ya. Mira como está ese de la cabeza. Las cosas que hace…” Ese nuestro buen criterio. Orillamos a las personas que pueden ser sujetos de una enfermedad mental. Todos sabemos dar en el picaporte de abrir la puerta al río feliz de la vida. No hay otra opción. Ahora me toca hablar de mi experiencia personal. Yo comencé a sufrir trastornos emocionales a los catorce años cuando estudiaba en el pueblo para hacer el “Bachiller por libre” en clases extraescolares que daba el maestro. Tuve la suerte de encontrar en el médico titular de Neila el mejor psicólogo. Él instaló mi picaporte y dejó libre la salida al buen vivir. No obstante mi hipersensibilidad ante diferentes avatares de la vida, me ha llevado alguna vez que otra a una consulta psiquiátrica y psicológica. Sin que nadie, fuera del entorno familiar más cercano, supiera nada de estas citas médicas.
Hablo de la “Mente” por quedar obnubilada al leer los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que han salido en la prensa. Transcribo: “3.846 personas se suicidaron en España en 2024. El 73,9 % fueron hombrees y la franja de edad más golpeada: entre 55 y 59 años.” “Los suicidios en adolescentes españoles repuntan con fuerza…En 2024 se registraron 76 suicidios entre jóvenes de 15 a 19 años…” Hablo de los problemas de la mente porque no es cosa de “locos de atar”. Los trastornos que llevan a semejante duelo no son debilidades que se pueden superar con fuerza de voluntad. Requieren tratamientos a largo plazo con medicamentos y terapia psicológica. Esto último inexistente en la Seguridad Social. Es muy doloroso el dato de los trastornos mentales y suicidio en adolescentes. Detrás de estos síntomas pueden existir varias causas: Expedientes académicos negativos. Cambios hormonales y corporales. Traumas de la primera infancia. Patrones aprendidos en redes sociales con pensamientos nefastos…Y un largo etc… En la gente en edad laboral cualquiera puede hacer una larga lista de las secuelas mentales producidas en el trabajo o por ausencia del mismo. Sabemos de bajas por enfermedad. Pero se obvia decir “mental” en la mayoría de los casos. Algunos efectos sé del trabajo docente. En el ámbito educacional no resulta fácil la gestión de los problemas de algunos alumnos y de sus familias con escasos conocimientos de urbanidad. Y como añadido, los maestros se ven acosados en el estrato social y estatal. Estas edades laborales pueden entrar en agotamiento físico, depresión, ansiedad… Los mayores sufrimos la pérdida de nuestras parejas y de otros seres queridos. Se tiene miedo a todo en proporción excesiva: a la soledad, al deterioro del poder cognitivo, a la dependencia...
Las grandes mentes hablan de ideas. Las mentes medianas de eventos. Las mentes pequeñas hablan de los demás. La salud mental es como el cáncer. Necesitan cuidados sociales y sanitarios. Y mucha comprensión.
Guadalupe Fernández de la Cuesta.