domingo. 28.04.2024
Imágenes de La Carerra en Alcoba de la Torre

La pequeña localidad soriana de Alcoba de la Torre recibe cada año cientos de visitantes con motivo de su peculiar representación viviente de la Pasión de Cristo, La Carrera. Una obra de fe y tradición que es ya uno de los actos más esperados de la Semana Santa soriana.

ORÍGENES DE LA CARRERA

Los orígenes se remontan a principios del siglo XX, cuando Alcoba tenía unos 300 habitantes. Fue el párroco de aquel entonces, Don Romualdo Delgado, quién realizó un guion para que se representase el Viernes Santo por los vecinos del pueblo. Y así se hizo de manera ininterrumpida hasta 1936, momento en el que comenzó la Guerra Civil.

Si bien es cierto que en 1945 se volvió a recuperar, tras varios años se perdió a causa de la despoblación y el éxodo rural en el municipio. No obstante, en 1996, gracias al esfuerzo de la Asociación Cultural El Castillo junto con la ayuda y colaboración de los vecinos, quienes se negaban a dejar que se perdiera parte de su historia, se recuperó La Carrera. Una tradición que sigue viva treinta años después.

Todo este proyecto depende en gran medida de José Luis Martín Sastre. Para facilitar la comprensión del público y de los intérpretes, el director de teatro sanestebeño, con amigos en Alcoba, se encargó de adaptar la obra a un lenguaje más moderno, ya que anteriormente se representaba en su forma tradicional. Ha sido su director desde entonces.

PREPARACIÓN

Para la representación de La Carrera participan más personas de las que a diario viven en Alcoba de Torre. Todos ellos trabajan con esfuerzo en el atuendo, el escenario y el resto de elementos que hacen que la localidad se convierta durante el viernes noche en los alrededores del Monte Gólgota.

Este año se seguirá el esquema establecido en 1908 por el párroco Don Romualdo Delgado. Una representación dividida en seis actos que tienen como escenarios el Huerto de Getsenamí, la casa de Anás, el balcón de Pilatos, el árbol donde Judas se ahorcó, el Vía Crucis y el Sepulcro. Seis actos que los actores dotan de realismo a través de la representación de los personajes bíblicos y lo que consigue que los cientos de personas que acuden cada año se emocionen con cada escena.

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