jueves. 28.03.2024
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Sede de Cáritas en Burgos.

El 28 de septiembre de 1979, falleció a los 82 años, José Blanco Ojeda, un reconocido y respetado vecino burgalés, que en el momento de su muerte contaba en su haber con una gran cantidad de bienes. Viudo y sin hijos ni herederos, decidió dejar su legado a los ‘pobres de Burgos’. 40 años después, por fin esta herencia ha encontrado beneficiarios. Cuatro asociaciones burgalesas, recibirán 22.500 euros cada una, que destinarán para diferentes proyectos o para la sostenibilidad del órgano asociativo.

Este largo proceso, llevado a cabo por una junta de calificación y distribución de la herencia, tuvo lugar el pasado martes 10 de diciembre, cuando sus miembros se reunieron con los representantes de las diferentes asociaciones para comunicarles esta decisión. Se trata de la Fundación Lesmes; Proyecto Hombre, Cáritas Diocesana y el Banco de Alimentos.

Fundación Lesmes es una institución aconfesional e independiente, sin ánimo de lucro y cuya finalidad es lograr la integración sociolaboral de personas en situación o en riesgo de exclusión social. Lleva operando en la capital burgalesa desde su constitución en 1996, llevando a cabo varios proyectos de inserción. Su presidente, Miguel Santos, afirma que para ellos fue una “sorpresa total” recibir este dinero, puesto que asegura que desconocían totalmente este proceso, que lleva cuatro décadas en curso.

Asimismo subraya que tienen muy claro en qué invertirán esta importante donación, un programa que tenían “en mente” desde hace un tiempo y para el cual estaban buscando financiación. Durante el 2020, Fundación Lesmes, en colaboración con tres concesionarios de la ciudad : Grupo Julián, Grupo Ureta y Grupo Autovicán, desarrollarán un proyecto con menores en situación de riesgo y exclusión social, con el objetivo de que aprendan un oficio y se formen, para que en el futuro puedan acceder a un puesto de trabajo. “Estamos montando un taller de formación en chapa y pintura”, señala, sector en el que sobre todo “hace falta mano de obra”.

Esta iniciativa que desarrollará durante todo el próximo año, prevén que vaya destinada a unos 30 o 40 jóvenes, “que salen de centros de menores o ex tuteledos”, y que les permitirá “hacer prácticas en estos concesionarios”, para tener después una oportunidad de inserción laboral, y que “por lo menos mejore su empleabilidad”, asegura. A través de estas prácticas, los jóvenes podrán disponer de un certificado de profesionalidad que hará “un poco más fácil o menos difícil encontrar un empleo”, añade.

Por otro lado, el presidente de Cáritas Diocesana, Jorge Simón, señala que ellos no tienen en mente desarrollar ningún proyecto específico con este dinero, sino que lo utilizarán como una “fuente de financiación más” que les permita desarrollar el conjunto de programas de los que disponen. “Tenemos varios importantes, de personas sin hogar, vivienda, acogida, empleo, infancia, drogas, servicios jurídicos, mujer...etc”, por lo que esta donación recibida de Blanco Ojeda servirá para “financiar este conjunto de actividades” .

Al respecto recordó que desde Cáritas Diocesana buscan “poner a la persona en el centro, y en concreto a la persona excluida”, puesto que para ello “la exclusión tiene varias caras”, apostilló, haciendo referencia no solo a la pobreza, sino también a la enfermedad, la soledad o la violencia. “Hay muchas formas de estar excluido en nuestra sociedad”, afirmó, “con todos los programas tratamos de cubrir un abanico de situaciones”, para lo cual se utilizará el dinero de la herencia.

El Banco de Alimentos por otro lado, destinarán estos 22.500 euros para el propio fondo de la asociación, para que si en algún momento se produce un desajuste de productos, este dinero pueda ser utilizado para reponer esta falta de productos. Sin embargo, tal y como aseguró uno de los miembros de su Junta Directiva, aún no se ha tomado ninguna decisión definitiva, al respecto, por lo que podría destinarse a alguna otra finalidad.

Proyecto Hombre, la última asociación benefactora de los bienes de José Blanco Ojeda también destinará estos ingresos a una “aplicación generalista”, para la propia fundación. “Aquí las necesidades son muchas”, afirma su director, Manuel Fuentes, “trabajamos con jóvenes y adultos, y muchas de esas personas necesitan un apoyo a todos los niveles”. En este sentido, explicó que el dinero de la herencia se destinará a cubrir las necesidades que tenga la propia fundación, y para llevar a cabo los diferentes programas con los que dan respuesta a las necesidades sociales detectadas en el ámbito de las adicciones.

Además, uno de los proyectos en los que tienen pensado invertir este dinero, es en el Centro Residencial para el tratamiento de adicciones, el cual se encuentra dirigido a personas que sufren algún tipo de dependencia, y donde, desde la Fundación tratan de ayudarles a superar su problemática, ofreciéndoles un espacio residencial que permita un tratamiento educativo-terapéurico. “Cuesta mucho dinero”, afirma Fuentes, puesto que este programa necesita de una “atención 24 horas al día, todos los días del año”. Sin embargo, subraya que se trata de un esfuerzo que la Fundación mantiene porque es “necesario” y además “merece mucho la pena”.

Predicar con el ejemplo

Blanco Ojeda era un devoto burgalés, feligrés de la parroquia de San Gil Abad, “una persona respetada”, recuerda el párroco de esta iglesia, Fernando Arce, quien pese a no haber conocido personalmente a Don José –como le recuerdan todos-, sí que ha oído hablar de él en varias ocasiones en la parroquia. “No le conocían mucho”, señala, “recuerdan cosas muy básicas de él”, aunque destacan sobre todo su “generosidad”, tras conocerse el contenido de la herencia y a quienes fue legada.

Tal y como recogió su albacea, a voluntad de José Blanco, tres cuartas partes de esta herencia fueron a parar al Arzobispado, a las Hermanitas de los Pobres y a obras en sufragio de su alma. Una acción que desde su parroquia aplauden, deseando que ojalá toda la gente fuera “así de generosa”.

Asimismo, Arce considera que se está haciendo un buen uso de este dinero, puesto que “ayuda a la gente necesitada”, a través de instituciones que se encargarán de ofrecer este servicio.

Un generoso gesto que aunque no es único, puesto que cada año una gran parte de la sociedad destina parte de sus ingresos o de sus pertenencias a los más desfavorecidos, si que ha llamado la atención entre la sociedad burgalesa por la cuantía del mismo. “Es un caso singular, extremo”, destaca Jorge Simón, “una persona con unas características muy concretas, muy religiosa y que no tenía familia”. En este punto defiende que todas las personas pueden llevar a cabo este tipo de acciones, aunque igual de una forma más reducida. “Siempre tenemos la opción cuando hacemos el testamento de recurrir al legado solidario”, recuerda, “es una forma, en pequeñas dosis, de hacer lo mismo que hizo José Blanco”.

Asimismo, afirmá que este hecho puede ser también una “llamada de atención” para la sociedad, aunque este caso es muy “llamativo”, se puede “traducir” y pensar que algo similar, en “pequeños tamaños” se puede llevar a cabo.

Por su parte, Manuel Fuentes de Proyecto Hombre afirma que tal vez el oír hablar sobre esta acción, puede generar en otras personas ese deseo de donar, y desea que ojalá este acto anime a la sociedad a colaborar más con las asociaciones. “Es una cosa muy bonita y enriquecedora para la sociedad en su conjunto”, defiende, “y sobre todo para las personas que están en una situación realmente vulnerable”.

Cuatro asociaciones burgalesas reciben fondos de la herencia de José Blanco Ojeda para...