Cambio climático y Transición ecológica, ¿Oportunidades para los pueblos?, por Salomón Ortega

La lucha contra el Cambio Climático y las medidas de Transición Ecológica deben ser oportunidades para la reactivación y modernización de la economía, especialmente en las zonas rurales de La España Vaciada. 

 El Gobierno, a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico debe fortalecer la cohesión territorial y la inversión que favorezca la productividad y modernización de sectores productivos y de infraestructuras de las comarcas más desfavorecidas y despobladas. Ni las grandes urbes ni los pequeños pueblos son sostenibles; solo “un nuevo modelo demográfico y territorial” equilibrado, sostenible y basado en las características de cada comarca puede garantizar la reversibilidad del injusto modelo actual. Las grandes fortunas mundiales son conscientes del nuevo paradigma socioeconómico que se está diseñando y llevan tiempo tomado posiciones. Como podéis ver en los artículos que adjunto, la energía verde, la agricultura, el aire, el agua, los montes, etc, son valores estratégicos de nuestra comarca que debemos conservar y mantener al servicio del común.


La Nación, 17 de enero de 2021
Bill Gates se convirtió en el mayor propietario de tierras cultivables en Estados Unidos

El fundador de Microsoft, Bill Gates, se convirtió en el mayor propietario de tierras agrícolas privadas en Estados Unidos.
El multimillonario norteamericano, que hace años compra terrenos de cultivo a lo largo y ancho de su país, es el propietario de unas 98.000 hectáreas, cifra que lo convierte en el hombre con más tierras para siembra en Estados Unidos, según informó el sitio The Land Report.
La cuarta persona más rica del mundo tiene tierras en 19 estados y las mayores extensiones se encuentran en Luisiana con 27.952 hectáreas, Arkansas con 19.395, Arizona con 10.420, y Nebraska con 8331.
La mayoría de estas haciendas están en manos del magnate a través de la empresa de inversiones Cascade Investments, compañía que está desarrollando varios proyectos de agricultura sostenible.
Además, la Fundación Bill y Melinda Gates, tiene una iniciativa de tierras agrícolas, llamada “Gates Ag One”, que se centra en la investigación para ayudar a “los pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático y hacer que la producción de alimentos en los países de ingresos bajos y medios sea más productiva, adaptable y sostenible”.
En 2008, Gates y su mujer, donaron 306 millones de dólares a granjeros de África y del sur de Asia para promover proyectos de agricultura sostenible. También invirtieron en la investigación de tecnologías de “súper cultivo” resistentes al calentamiento global.
Por esta razón, se cree que el interés del dueño de Microsoft en la compra de tierras para cultivo puede ser para el desarrollo de tecnologías destinadas a la producción a gran escala de alimentos, un objetivo clave para el futuro de la humanidad dónde el acceso a la comida puede estar limitado por el cambio climático.

CLIMATICA, 11 de diciembre de 2020
“A partir de ahora, hablar de agua, un derecho humano, también es hacerlo de especulación, de fondos de inversión y de mercados de futuros”.

“El agua empieza a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street junto al petróleo y el oro”. La noticia, de máxima actualidad, ha corrido con la fuerza de las aguas bravas por las redes sociales, por los informativos de televisión y entre los colectivos dedicados a la defensa del agua como un bien común y como un derecho humano. El titular es nuevo, pero el agua y su gestión lleva años siendo objeto del mercado e incluso de especulación financiera. Ahora, con la entrada en el mercado de futuros de las materias primas, se ha dado un paso más en una tendencia que lleva, al menos, dos décadas de desarrollo.
La venta de agua embotellada, la generación eléctrica a través de hidroeléctricas, la producción de alimentos, el uso por parte de las industrias, la privatización de los suministros urbanos, la desalación o los trasvases son algunos ejemplos de procesos de mercantilización del agua. Además, es un input fundamental en otros muchos sectores como, por ejemplo, el turismo.
“El agua se ha convertido en el recurso más codiciado del planeta. El mundo de las finanzas quiere imponer su revolución para salvar a la humanidad: aumentar el precio del agua y crear mercados como el del petróleo”.
En un planeta donde el agua supone el 70% de la corteza terrestre, las alternaciones climáticas, así como determinados usos abusivos y contaminantes, están provocando problemas de acceso cada vez mayores en muchas regiones. Ante esta ‘escasez’, justificación que se repite una y otra vez, los mercados financieros han decidido que la cotización en Wall Street ya no puede esperar más. Gestión de riesgos, sequía excepcional, precios, crecimiento, escasez o valor son conceptos que reiteran las crónicas que anuncian la reciente creación del Nasdaq Veles Califonia Water Index, el índice que mide la evolución de los precios del agua.
Un derecho humano convertido en negocio
Buena parte del relato periodístico se ha dejado por el camino que el agua es, desde hace diez años, un derecho humano; tampoco menciona que sin agua no se puede vivir, o que su consumo en mal estado puede provocar graves enfermedades e incluso la muerte. Las noticias obvian que las aguas son fuente de biodiversidad, vertebradoras de territorios, conformadoras de paisajes y de identidades. Que el agua es un bien común porque, en teoría, no puede ser de nadie y es de todas. Muchos olvidos mediáticos precisamente en este año pandémico, cuando la recomendación de lavarse las manos se ha convertido en uno de los pocos remedios de prevención real ante la COVID-19, y el papel del agua en la salud pública y en el bienestar social ha quedado de sobra demostrado.
“El agua tiene un conjunto de valores vitales para nuestras sociedades que la lógica del mercado no reconoce y, por tanto, no puede gestionar adecuadamente, y mucho menos en un espacio financiero tan propenso a la especulación”, afirmó ayer, Día de los Derechos Humanos, Pedro Arrojo, relator especial de Naciones Unidas para el derecho humano al agua y al saneamiento desde el pasado mes de noviembre. A través de sus redes sociales, Arrojo hizo un llamamiento de alerta y convocó a gobiernos y parlamentos de todo el mundo a iniciar un debate global sobre los valores del agua, “que no se pueden gestionar desde la lógica del mercado”, dijo a través de un vídeo.
Todo ello en un planeta con una ya desigual distribución del agua. La escasez afecta a más del 40% de la población mundial, unos 3.000 millones de personas, según los datos de Naciones Unidas, que prevé, además, que el porcentaje aumente debido a la sobreexplotación de muchas cuencas. El
uso del agua ha aumentado anualmente el 1% desde los años 80 del siglo pasado y, como recoge el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019, se espera que la demanda siga aumentando a un ritmo similar, por lo que para 2050 se podría estar usando entre un 20 y un 30% más que las cantidades actuales. La actual emergencia climática, con mayores sequías y lluvias torrenciales, ahonda esta tendencia y la distribución desigual.

La importancia de la agricultura
Entre un 70 y 80% del consumo de agua mundial está dedicado a la agricultura, así que no extraña que la entrada en el mercado de futuros de Wall Street del líquido azul esté relacionada con esta actividad económica.
“El agua irá a los frutos intensivos; no irá, por ejemplo, a regar cultivos tradicionales que tienen poca rentabilidad, poca productividad y poca competitividad en el mercado, pero que son fundamentales para determinadas sociedades, colectivos y espacios”, alerta Del Moral.
“¿Por qué aumentaron tanto los precios de los alimentos?”, se pregunta la FAO en un informe en el que analiza la entrada de los fondos especulativos en los mercados de futuros financieros de productos básicos agrícolas. “Cuando los precios mundiales comenzaron a aumentar notablemente, las respuestas de los mercados incrementaron la presión inflacionaria”. Este mismo organismo también apuntó hace una década que el alza mundial de los precios de los alimentos “pudo verse amplificado por la especulación en los mercados de futuros organizados”.
Como afirma el Banco Mundial, hablar de agua es hablar de economía: “El crecimiento económico depende del agua. El agua es un factor vital para la producción, por lo que la reducción de sus existencias puede reflejarse en una desaceleración del crecimiento económico”. A partir de ahora, hablar de agua, un derecho humano, también es hacerlo de especulación, de fondos de inversión y de mercados de futuros.