martes. 19.03.2024

El momento de acordarse de los pueblos

De aquí al 26 de mayo se extiende el periodo de mayor protagonismo de las zonas rurales.

 

 Las elecciones locales obligan a los políticos a hacer la ‘tourné’ por los pueblos. Primero para rellenar las listas electorales y luego para cosechar los votos.

Con este periplo que se repite cada cuatro años,- esta vez complementado por las elecciones generales del 28 de abril-, nuestros representantes regionales y nacionales toman de nuevo conciencia de las carencias que padecemos en la España vaciada. Lo hacen con ibuprofeno, arropados por la comitiva que les traslada al salón de actos de turno, aperitivo incluido, sin ver más miserias de las relatadas por sus interlocutores en un tramo no muy largo de la mañana.

Es en este viaje a muchas partes cuando se dan cuenta de las carencias por servicios añorados. No hay buena cobertura para el móvil, la wifi no se la espera; “¡No me digas que ya han cerrado el colegio¡, pues si antes había muchos niños”; “Llamarme cuando podais que el tema de esos terrenos lo solucionamos”,…

Un tropel de promesas y previsiones a largo plazo se adueñan de la conversación de los elegidos. La lista ya está casi hecha. “Venga, ponte aquí, aunque sea de número ocho, que no sales seguro”. Y como los piratas orgullosos de su botín, salen a la velocidad del rayo,- pues han perdido diez minutos y se les van a descuadrar los horarios de las visitas aldeanas-, con el cuaderno verde bajo el brazo, orgullosos de su capacidad dialéctica para convencer al repartidor de la leña de que si se apunta en la lista hablaremos con el Consejero de Medio Ambiente para que permita una corta de pinos en el paraje de ‘El Anchurón’ y así poder llenar el almacén de cara a la venta del próximo invierno.

Y a nosotros, desgañitados contra el político de turno a la hora de los vinos en el bar Manolo, nos tiemblan las piernas cuando, a manera de tanqueta veloz, se acerca Don Luis, abogado de carrera e hijo de Don Luis,  también abogado de carrera, que vino en el verano del 84 a la caldereta, y nos da un apretón de manos, seguido de un efusivo abrazo. “Y encima se acuerda de nuestro nombre”. Y nos recuerda que bien cantábamos cuando llegó en las fiestas de San Vicente preguntando por una gasolinera, con la familia inquieta por perderse dos horas de playa y chiringuitos en Benidorm, y nuestro grupo perseguía a la charanga tras las Dianas del día grande. “Bueno, le votaremos a éste que parece majo, y se acuerda del pueblo, ya que los otros….”.

Por medio de este tiempo de  certidumbres, la manifestación del 31 de marzo en Madrid. Allí vamos todos, con Soria Ya, Teruel Existe o Repuebla. Da igual, el caso es que nos vean. “Hombre si tu eres el de Arnuelles, Pablo Luis el de la tienda, ¿no?”. “Bueno, de Valtanar, Jesús Angel, empresario del sector lácteo”. “Es verdad, en qué estaría yo pensando. Perdona. ¿Nos votarás no?”. “Si claro, ya se lo dije en el pueblo, y nunca falto a mi palabra”.

“En estas elecciones, pase, pero en las próximas no se lleva mi voto, como me llamo Jesús”. Me voy a casa que ya me estoy pasando de hora. “¿La ronda es tuya, no?.

El momento de acordarse de los pueblos