sábado. 15.02.2025

Abrir puertas al futuro

Entre las varias acepciones que menciona la RAE para el significado de “puerta” figura la siguiente descripción: “Vía de acceso para entablar una pretensión u otra cosa”.

Yo interpreto esta descripción como un portón de paso en la muralla hecha a la despoblación rural. Las personas mayores, a lo largo de nuestras vidas nos hemos encontrado en disposición de conseguir alguna quimera abriendo los brazos a las diversas opciones del vivir.  Por ahí andaban las puertas abiertas hacia algún sueño que, algunos casos, se hicieron realidad. No quiero mirar a las puertas cerradas de las casas como si fueran los escudos del silencio. No se puede renunciar a obtener la última llave que abra las puertas del vivir en los pueblos a las generaciones venideras. A esos blasones de la soledad debemos dar el picaporte de llamada para ocupar las viviendas rurales sostenibles ante los precios abusivos de alquileres o compra de pisos en las urbes. Salta como primer eslabón en los informes periodísticos y en la lucha de los políticos de turno, la imposibilidad de independencia de la gente joven ante la carestía de las viviendas para su libertad de vivir. Ahora permanecen en la casa de sus padres como único lugar de subsistencia.

El pasado no puede ser cambiado y el presente supone el vacío poblacional en los pueblos. Sabemos lo que falta y sobran las palabras para describir nuestro abandono existencial. Gobernar es el arte de crear problemas y mantener a la población en vilo. Sus diatribas van en pos de la lucha personal para aspirar al mayor poder de “ordeno y mando”. Nadie se ocupa de un posible futuro mejor para la gente joven ni para la vida rural. El problema demográfico y de distribución de la población no tiene solución sencilla. Pero no nos podemos rendir. Soy persona del pasado con escaso futuro pero los mayores dejamos nuestra herencia en manos de gente de buen saber y mejor hacer. En mis elucubraciones voy a conjeturar un futuro oculto detrás de tanta tecnología que impera ya en el cosmos. No se puede hacer nada para cambiar lo que ya pasó. Nosotros, que vivimos la llegada del hombre a la luna en el año 1969 como un suceso inmerso en el milagro de los viajes espaciales, creemos que se puede hacer mucho en el mundo cibernético para que nuestros descendientes cambien el mundo. Los jóvenes pueden ser nómadas digitales que realicen teletrabajo remoto como operarios o proponer otras soluciones negociables a través del complejo mundo de la cibernética. De este modo pueden impulsar nuevas oportunidades de repoblación de los pueblos. No conozco el mundo informático, ni sé nada del mundo virtual ni de otras andanzas digitales. Pero sí sé que los cimientos de los pueblos se resquebrajan. Y el aliento de reconstrucción se desvanece. Pero hay que añadir una lista de deberes imprescindibles para dar pié a nuevas oportunidades. El futuro estará marcado por tecnologías cibernéticas con una conectividad sin precedentes. Sueño con la oportunidad de hacer regalos a los nómadas digitales: Unas maletas llenas de esperanza con la llave puesta. Y puestos de trabajo en nuestra tierra.

 

            Guadalupe Fernández de la Cuesta  

           

Abrir puertas al futuro