domingo. 28.04.2024

Están llamando a la puerta

Suena la aldaba con un sonido intermitente y vibrantes golpes en la puerta. Uno de los moradores de la casa pregunta: ¿Quién va? Nadie responde. Se oyen voces en la calle.

 

 

 

Tras los cristales de la ventana vemos a gente que se intercalan frases a voz en grito y alguna que otra palabra injuriosa e insultante. Llevan unos “sacos” al hombro con ofertas políticas a repartir entre los ciudadanos. Y seguimos con las preguntas. ¿Qué nos vais a dar? ¿Cuáles son vuestras previsiones reales? No se oyen más que sus propias diatribas y sus prebendas. En este contexto de la metáfora urdida por mi imaginación despierto a la realidad. Y concibo los aldabonazos en la puerta con las diferentes retóricas de enfrentamiento político en las abundantes entrevistas dadas por los candidatos en los medios de comunicación más extendidos. Y con diferentes connotaciones ideológicas. Y a ello sumamos tertulias televisivas de analistas de la semántica política y del periodismo.  

Existe una puerta real que da entrada a la despoblación. Nuestros pueblos piden unas promesas políticas donde se avengan a cumplir con todos los derechos que nos debemos los seres humanos. En primer lugar nos deben una Asistencia Sanitaria “Eficiente”. Sabemos que este poder está transferido a las Comunidades Autónomas pero el Ministerio de Sanidad debe dar respuesta a tales deficiencias. Queremos hechos, no falacias. No vale nombrar “el mundo rural” como una premisa de ayuda para todo. Somos más que tierras y animales. Somos personas que habitamos en unos lugares donde ni nos ven, ni nos buscan. Entre otras promesas anunciadas con énfasis pero nunca cumplidas, están los medios de comunicación por unas carreteras transitables. Y unos procedimientos adecuados de ayuda asistencial para las personas mayores, no médica, sino humana. Y con residencia en el pueblo de los cuidadores para abrir puertas a la vida en estos parajes de ensueño.

En nuestra tierra de Pinares estalla un loable humanismo en todos nosotros ante una Naturaleza exuberante de vida que se dibuja en el cielo. En esta jerarquía humanística que me invade no puedo oír las propuestas, por parte de alguna clase política, contra ciertos logros ya consensuados internacionalmente sobre la inmigración. No es xenofobia lo que predican porque el extranjero rico es bienvenido. Es puro racismo, tanto por el color de la piel de las personas como por su pobreza. Y otro asunto que me perturba oír es la defenestración de los seres humanos con tendencias sexuales diferentes a los heterosexuales. Su vida les pertenece. No podemos consentir el odio y persecución hacia sus tendencias sexuales. Otro tema que se pretende ignorar es el la violencia machista. Las mujeres hemos vivido la exclusión para una vida igualitaria con los hombres. Se han perpetrado muchas situaciones de repudio a mujeres mayores y quizá, ignoradas por la gente joven. Existen datos de una violencia de género en abultadas cifras de asesinatos y situaciones de maltrato y acoso. La violencia “intrafamiliar” queda fuera de este estigma de crímenes machistas. Reivindicamos los derechos humanos. Para todos.

 “La mente es igual que un paracaídas. Sólo funciona si se abre”. Es lo que insta a hacer Albert Einstein, el eminente físico que estudió la evolución del universo y su cosmología. Vamos a abrir nuestra mente y leer en el libro de nuestra tierra. Vamos a votar.

 

Guadalupe Fernández de la Cuesta

 

 

Están llamando a la puerta