jueves. 25.04.2024
En el último año hicieron 78 salidas activadas por el 112. Este 2022, el suceso más difícil al que se han tenido que enfrentar ha sido un rescate en las lagunas de Neila.

Bomberos voluntarios de Quintanar: ‘Los Guardianes de la Sierra’ que nos cuidan sin descanso

Son los guardianes de la Sierra. Personas que sin pedir nada a cambio vigilan (las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, todos los días del año) que todo esté en calma en los pueblos de Quintanar, Neila, Palacios, Regumiel, Vilviestre y Canicosa. Esta es la zona de actuación de estos ocho serranos que sobreponen el bienestar de la comunidad por encima del suyo propio. Sus nombres son Alberto González, Juan Carlos Pascual, Luis Leandro Pascual, Faustino Ureta, Jesús Pérez, Ángel Peñaranda, Sergio Santamaría y Alberto González Segura: los ocho voluntarios del Parque de Bomberos de Quintanar. Un lugar en el que se respiran muchas de las experiencias vividas que han ido curtiendo a estos pinariegos en un trabajo que llevan en la sangre.
Seis de los ocho bomberos voluntarios del Parque de Quintanar.

Los más veteranos son Alberto González (jefe del equipo), Juan Carlos y Luis Leandro que llevan nada más y nada menos que 23 años. Le siguen muy de cerca Faustino, con 18 años de trayectoria y Jesús con en torno a 12 años. Mucho tiempo como para haber visto situaciones muy extremas que han forjado sus personalidades y cambiado su manera de ver la vida. A los veteranos le siguen los otros tres bomberos que completan el equipo: Ángel y Sergio, ambos con unos 5 años de trayectoria, y el más joven de todos: Alberto, que con tan solo 20 años lleva ya dos en el equipo. Todos ellos son de Quintanar a excepción de Ángel, de Vilviestre, y Jesús de Palacios. 

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Ellos son el actual equipo, pero  este parque se creó en Quintanar a principios de la década de los 2000. Se apuntó un grupo de hombres convencidos de la importancia vital de este servicio. De aquel grupo primero quedan tres bomberos, que recuerdan con afecto a los compañeros que por motivos personales o laborales tuvieron que dejarlo, como Arensio, Maxi, David, Gaudencio, Urbano, Juan, Zacarías o Iván.

Un total de 78 fueron las intervenciones activadas por el 112 durante el año pasado, pero hay que sumar muchas más operaciones que solicitan los ayuntamientos o particulares. En lo que llevamos de 2022, el suceso más difícil al que se han tenido que enfrentar ha sido un rescate en las lagunas de Neila, “con unas condiciones climatológicas malísimas: nevando y con una niebla tan densa que el helicóptero que se tenía que llevar a la persona herida no podía aterrizar; tuvimos que llevarla montada en la camilla y bajarla a pulso por el circo glaciar hasta donde el helicóptero tenía visibilidad. La persona tenía una rotura en la tibia muy grave, no podíamos proporcionarle atención médica y teníamos que andar con mucha precaución porque el firme allí arriba es irregular y era muy fácil desorientarse por la niebla. La situación fue muy extrema” cuentan todavía tensos.

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Es sólo una de muchas de las situaciones vividas en este medio año, donde también se han realizado otras. “Chimeneas que se prenden, intrusivos nidos de avispas, entradas forzosas a domicilios para que los sanitarios puedan entrar a salvar la vida a personas mayores que viven solas, colaboración en eventos de ocio masivos para hacerlos más seguros, retirada de nieve de las calles, colaboración en la localización de personas que se extravían en el monte… con el objetivo siempre en mente de ayudar y minimizar los daños todo lo que se pueda”, explican.

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Independientemente de su ocupación profesional o experiencia, todos son formados específicamente en la extinción de incendios de forma permanente. Cuando entran a formar parte del Parque tienen que hacer los cursos básicos que les capacitan para intervenir mínimamente con seguridad y gradualmente tienen que ir especializándose en intervenciones concretas: incendios por causa eléctrica, incendios en altura, sustancias peligrosas, excarcelación, rescate en ascensores, primeros auxilios, cerrajería… y refrescar los conocimientos adquiridos periódicamente. “Hasta el momento no ha ocurrido ningún siniestro en el que por falta de formación no hayamos podido intervenir” explican. 

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Cada uno de ellos tiene un perfil profesional distinto: Alberto, el jefe del parque, trabaja en una fábrica de piedra; Juan Carlos es el propietario de un almacén de materiales de construcción; Luis Leandro dirige su propia empresa constructora; Fausti realiza trabajos forestales; Jesús y Sergio trabajan realizando funciones de mantenimiento industrial, Ángel es carpintero y Alberto estudia oposiciones. El caso de este último es destacable: con solo 4 años empezó a acudir con su padre, (Alberto) al parque todas las semanas. A esa edad tan temprana ya participaba en las actividades de mantenimiento y coordinación que el resto de voluntarios realizaba, obviamente, en la medida de sus posibilidades.

LOS PEORES SUCESOS

Uno de los sucesos más recordados de los últimos años sucedido en 2011 en la Presa de Castrovido, donde cuatro personas perdieron la vida.  “Cuando vives cosas así te cuesta mucho recuperarte, pero hay que seguir adelante” recalcan. También les resulta duro ser testigos, en primera línea, de la pérdida de la casa y pertenencias personales de sus propios vecinos. Como ocurrió en 2016 en Quintanar, cuando un incendio calcinó seis viviendas de la localidad. Durante toda aquella fatídica noche de octubre estuvieron luchando contra el voraz fuego que amenazaba con extenderse a las casas colindantes. 

De cómo actúan los quintanaros destaca la rapidez con la que llegan a cada suceso. “El 112 llama a Alberto y en seis-siete minutos estamos aquí en el almacén, a cualquier hora de la noche venimos con pijama y nos cambiamos rápidamente sin vestuario siquiera, y con menos diez grados en invierno. Salimos pitando para estar lo más pronto posible en el suceso. El tiempo es vida”, subrayan.

LO QUE TIENEN Y LO QUE FALTA

Sobre los recursos de los que disponen, estos ocho bomberos voluntarios aseguran estar satisfechos “con los equipos de intervención y respiración que utilizan, también con la formación continua que solicitamos a la Diputación de Burgos y, por supuesto, ha resultado de mucha utilidad el quad para las intervenciones en el monte”, explican. 

Pero, necesitan de forma urgente que se cubran algunas de las carencias que han detectado en el Parque y que han puesto reiteradamente en conocimiento de los responsables de Diputación y por alguna razón, que no entienden, no se resuelven. La reclamación más importante es la habilitación de vestuarios. “Hay un proyecto aprobado desde hace 3 años y no entendemos por qué no se ha materializado.”

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EL EQUIPO DE FAUSTI

Otro problema es el de los equipos. Fausti lleva casi veinte años como bombero voluntario, pero nunca ha conseguido que la Diputación le traiga un equipo para él. El problema es que dicen no tener su talla en el traje de intervención: una XS. “Tengo que trabajar con el buzo, porque no tengo traje. Dicen que no hay. Llevo un montón de años con ropa de un compañero que se fue”, explica Fausti. “También hay otras cosas que no llegan. La cámara térmica que pedimos hace dos años y dicen que está en Diputación, pero aquí nunca llega como el equipo de escalada que también está prometido”, comenta el jefe de parque.

EL PODER DE LA CONFIANZA

Sin duda estos ocho pinariegos son toda una familia. “Confiamos los unos en los otros al máximo. Tú solo no haces nada. Nadie echaría a correr para atrás si a un compañero le ocurre algo en un incendio. Es vital tener esos vínculos para afrontar una situación extrema”, manifiestan con emoción, puntualizando que lo más importante de todo es que “hay un interés en estar por todos estos pueblos, son nuestros vecinos a los que estamos ayudando”, concluyen los pinariegos.

¿QUÉ PASARÍA SI NO ESTUVIERAN?

Todo esto, una vez más, nos hace reflexionar sobre qué pasaría si no estuviesen ellos u otros parques voluntarios similares como el de Salas de los Infantes. ¿En qué situación de desamparo se quedaría esta comarca? ¿Cuánto tardarían en acudir a un incendio los bomberos más cercanos? Mejor no pensarlo y exigir a las administraciones que no sólo se mantengan estos parques, sino que se les den las mejores condiciones para su continuidad.

 

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