
El pleno de la corporación municipal de San Leonardo de Yagüe solicita la declaración de interés turístico regional para las Danzas del Paloteo, que todos los años se escenifican por las fiestas de Las Candelas y San Blas.
La petición a la institución autonómica se lleva a cabo en el marco de la sesión plenaria convocada para este viernes 19 de septiembre a partir de las 13:00.
Teodoro de Miguel, fallecido investigador local, que fue danzante y de familia de danzantes, nos recordaba que "Durante la Reconquista ,efectuada a mediados del siglo VIII por el Rey Alfonso I (el Asturiano) a los "musulmanes", la tierra de la Sierra de la Demanda, no quedó desierta -como algunos historiadores indican-, sino que fue habitada y recorrida por pequeños grupos de pastores y cazadores que posibilitaron la continuidad de los usos y costumbres de sus antepasados celtíberos, pudiendo llegar sus ritos hasta nuestros días a través de nuestras queridas danzas".
No todas las que actualmente se representas San Leonardo y en los mencionados lugares son de origen celtibéricos, ya que muchas de ellas fueron importadas por los carreteros en sus viajes Duero abajo por las provincias de Palencia, Valladolid, León, Zamora y Salamanca, de donde -en un cambio cultural-, importaron versiones de la toponimia, música y letrillas de dichos lugares.

En el año 1730, Don Pedro Muño Manuel Florentino Colon de Portugal y Ayala, Fonseca, Toledo y Ulloa; gran almirante de las Indias y Adelantado Mayor de ellas;cambió la vestimenta pastoril con que originalmente usaban los danzantes de todos las villas y pueblos citados, por la actual vestimenta goyesca con el fin de asimilarla a "corte", como gala y vasallaje de dicha casa.
El traje actual consta de chaquetilla o chambra adamascada, chaleco rameado, faja de seda, pantalón rojo de paño, camisa blanca con remates, pechera y puño de puntilla, medias blancas y zapatillas negras con hebillas de plata, para la cabeza, un pañuelo de colores.
Se sabe que antiguamente las danzas de San Leonardo se ejecutaban en el campo, cantadas por las bellas mozas serranas y también al son de la dulzaina y tamboril, para posteriormente hacerlo en el interior de la iglesia de la villa. Inicialmente se ofrecían en honor de la Virgen del Rosario -siete de Octubre-, pero como en dicha fecha todavía no habían regresado algunos de los carreteros de su trajino con la carretería, fueron trasladadas a los días 2 y 3 de Febrero, siendo dedicadas desde entonces a la Virgen de las Candelas y San Blas.
Cada una de las once danzas dispone de su propia letra y música. Se diferencian entre si, no solo por el ritmo, pasos, entrelazados, variante de los danzantes, constitución de sus calles, giros, acosos, huidas y ataques, terminados siempre con rapidez y en seco; sino, por los mismos objetos que utilizan y entrechocan.
Las danzas se recuperaron al final de los años veinte del pasado siglo y desde entonces se siguen escenificando en la iglesia durante estas fechas de febrero.
