
Un nuevo verano la Sierra Alta de Pinares volverá a atraer el interés arqueológico de investigadores y excavadores. Supone la undécima campaña en la que un grupo de profesores y alumnos continúen las excavaciones en los dos principales yacimeintos conocidos hasta la fecha.
Los primeros movimientos llegarán en Rinieblas, junto a la localidad de Canicosa de la Sierra, comenzando durante la tercera semana de julio. Avanzado el verano, la expedición se traslada hasta la campa del comunero, donde se prevé su presencia hasta el 12 de agosto.
Este verano, nos asegura la responsable de las investigaciones Karen Álvaro, se prevé una campaña continuista, en la misma línea que en el curso anterior. No obstante, la investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona es consciente de que las excavaciones no se pueden planificar: "la excavación, hasta que no se hace no se sabe por dónde va a salir".
Sin embargo, sí tienen claro que las intervenciones de éste y los años venideros "serán en extensión", dejando de un lado las catas. "Vamos a ir lentos" aseguraba la investigadora catalana durante la presentación ante los vecinos de Canicosa el pasado mes de enero
REPASO A LA CERCA
La mayor novedad para esta nueva temporada de excavaciones es una limpieza en el yacimiento anexo de 'La cerca', junto a la campa de Revenga. Aun así, desde el equipo investigador no depositan muchas esperanzas en torno a estos restos. En palabras de la propia Karen Álvaro: "es un yacimiento que está muy tocado", por lo tanto los trabajos servirán para descartar -o no- su posible utilidad.
En Revenga, los trabajos continuarán donde lo dejaron el año anterior. En un espacio muy prometedor gracias al hallazgo de la planta de una especie de cabaña. "No se sabe exactamente lo que es", pero de la que los investigadores destacan el buen estado de conservación de sus cuatro paredes e incluso las puertas.
La mencionada edificación se ha datado en torno a los siglos IX o X, lo que supone un avance importante que muestra a Revenga como un poblado que se mantuvo habitado de forma "contínua" entre los siglos III y XIII, sin sufrir variaciones por las conquistas musulmanas, al contrario que ocurre en la mayoría de yacimientos españoles.
Bajo esta cabaña también se han encontrado indicios de posibles asentamientos; siendo ésta una nueva línea de investigación pero, al mismo tiempo, un problema ya que no está en los planes de los investigadores el desmontar un resto tan valioso como la cabaña. "Siempre hay que preservar lo más que se pueda", aseguró Esther Travé, otra de las investigadoras, el pasado año en nuestros micrófonos. Mediante la datación de piezas cerámicas y otros elementos, se sabe que la ribera alta del río Arlanza estaba muy poblada durante esos siglos.
Estaremos atentos a los nuevos hallazgos que puedan darse en estas tres excavaciones en torno a la vida de la edad media. Unas investigaciones que para una docena de jóvenes suponen sus primeras prácticas arqueológicas en un proyecto coordinado por la Universidad Autónoma de Barcelona y en el que colaboran los ayuntamientos del entorno, la Junta de Castilla y León y la Diputación de Burgos.