viernes. 19.04.2024
 La utilidad del mercado de divisas como instrumento de cobertura del riesgo
La utilidad del mercado de divisas como instrumento de cobertura del riesgo

El mercado de compra-venta de divisas (Foreign Exchange o, de forma simplificada, Forex) es uno de los mercados financieros más grandes del mundo (si no el mayor). En este mercado global, operan cientos de miles de inversores realizando distintas operaciones (compra spot, futuros, swaps…) alrededor del intercambio de monedas.

Tradicionalmente, las principales transacciones de este mercado involucran a las monedas con mayor relevancia internacional, como son Euro (EUR), el dólar estadounidense (USD), la libra esterlina (GBP), el yen japonés (JPY) o el franco suizo (CHF). También existen los llamados mercados secundarios o Over the Counter en los que se realiza trading de Forex en España y otros países a través de CFDs apalancados, aunque por su riesgo no se recomienda a inversores minoristas o sin experiencia.

El dólar es habitualmente la moneda de referencia para miles de transacciones comerciales en todo el mundo. Disponer de dólares siempre se ha asociado a facilidad para realizar transacciones y operaciones financieras. Algo similar pasa con el Yen japonés y con la Libra Esterlina del Reino Unido, siendo además la City Londinense uno de los principales centros financieros del mundo. Por último, la moneda nacional de Suiza, el franco suizo, suele ser una moneda muy valorada en el mercado Forex debido a la estabilidad económica del país.

Mucho más allá de agentes individuales

Es fácil pensar en inversores individuales que, con mero afán especulativo, compran monedas y las guardan esperando que aumente su cotización para posteriormente venderlas más caras y obtener así un beneficio, pero realmente, esta parte compuesta de retail traders compone una fracción muy pequeña del mercado, a pesar de que está ganando popularidad.

Al igual que en cualquier mercado financiero, existen grandes players que son los principales beneficiados en este tipo de operaciones (también los que más riesgos asumen por las cantidades que mueven) e incluso, en determinadas circunstancias, pueden llegar a influir en el propio mercado. Estamos hablando de grandes entidades financieras, fondos de inversión, gestoras de productos con gran liquidez (por ejemplo, fondos de pensiones o aseguradoras), multinacionales en menor medida e incluso bancos centrales de distintos países.

La cobertura del riesgo como idea fundamental

Dejando a un lado a los bancos centrales, que directamente tienen control sobre la cotización de sus monedas y pueden operar para incrementar o estabilizar la competitividad de la moneda en el mercado internacional, el resto de grandes agentes tienen otros intereses además del especulativo.

Estas otras entidades (al igual que los retailers) pueden realizar inversiones especulativas, pero en muchas ocasiones participan en el mercado de divisas para eliminar el riesgo asociado a la volatilidad del tipo de cambio de una moneda extranjera (o del tipo de interés) en cualquier operación comercial o financiera que estén realizando. La rentabilidad de las operaciones se ve directamente influenciada por el valor de las monedas extranjeras, y la idea es evitar el riesgo de perder rentabilidad en caso de depreciación monetaria.

Ejemplos de riesgo pueden darse si una compañía compra un producto en el mercado norteamericano para venderlo en el europeo, en el caso de que el valor de dólar aumente frente al euro verá como la rentabilidad de su operación disminuye, sin que hayan cambiado los precios de adquisición ni venta. Un fondo de inversión que tenga una cartera diversificada con valores en distintas monedas, verá influenciada su rentabilidad por el tipo de cambio, o si se da una operación de financiación en moneda extranjera, el interés real se verá afectado por el tipo de cambio.

Por este motivo muchos agentes “fijan” el tipo de cambio a través del mercado de divisas y eliminan así el riesgo de perder (y la posibilidad de ganar) dinero por este motivo.

La operación básica para fijar un tipo de cambio consiste en acordar un futuro de una moneda con una contraparte. El futuro consiste en un contrato entre dos partes para comprar o vender una determinada cantidad de una moneda en una fecha futura, a un precio que ambas partes determinen.

Por ejemplo, si una empresa tiene un flujo de caja esperado en dólares estadounidenses pero su moneda funcional es el euro, puede comprar un futuro de dólares estadounidenses. Si el tipo de cambio se mueve en contra de la empresa, el futuro actúa como un seguro contra ese movimiento, ya que la empresa ya tiene un precio fijo para el cambio y la contraparte del futuro le pagará por la diferencia entre el tipo de cambio real y el acordado.

De igual manera, pero en sentido contrario, si el tipo de cambio se mueve a favor de la empresa, el futuro compromete a que la empresa pague a la contraparte la diferencia entre el tipo de cambio real y el fijado.

De esta manera, el tipo de cambio deja de ser una variable empresarial. No obstante, es importante fijar adecuadamente el precio del futuro.

La utilidad del mercado de divisas como instrumento de cobertura del riesgo