Río Duero Soria se reafirma en su rendimiento en casa después de sumar la segunda victoria consecutiva por 3-0 en Los Pajaritos. En esta ocasión la víctima celeste fue un Ibiza Ushuaia Volley que fue creciendo paulatinamente en el partido, pero sin ser capaz de impedir el triunfo local (25-17, 25-21, 25-21). Si el primer parcial fue claramente para el lado soriano, en el segundo y el tercer parcial la igualdad obligó a Río Duero Soria a apretar el pie en el acelerador, logrando una velocidad de crucero en su juego que no pudo neutralizar el cuadro pitiuso a pesar de su mejoría.
La primera manga no tuvo mucha historia merced a la clara superioridad soriana. Los de Toribio salían más intensos y metidos en el encuentro, mientras el equipo de Olmedo no se encontraba cómodo en la cancha. El buen saque celeste sembraba dudas en la recepción balear (7-1). El set se había roto muy pronto y mientras Ibiza trataba de entrar en el partido, Río Duero Soria se encontraba lo suficientemente cómodo para cerrar el parcial sin dar pie a ninguna complicación (25-17).
Las inercias y dinámicas de la primera manga se trasladaron al comienzo del segundo asalto. De nuevo, Río Duero Soria lograba una ventaja inicial en el marcador de lo más tranquilizadora (10-5). Los cambios introducidos anteriormente por Alejandro Olmedo empezaban a encontrar su sitio en la cancha, lo que hacía mejorar el rendimiento ibicenco, que lograba acercarse en el marcador hasta acabar equilibrando la contienda (17-17). En los compases finales, una decisión arbitral por una red en contra de los visitantes, muy protestada por el conjunto ibicenco, cayó de lado soriano. A partir de esa acción Río Duero Soria no dio tregua a su rival, mientras que al otro lado de la red no hubo capacidad de reacción (25-21).
A diferencia de los anteriores inicios de cada manga, en la tercera Ibiza salió logrando el primer tanto, pero fue una anécdota, porque de nuevo los sorianos se pusieron por delante con cierto margen (5-2). Claro que el guión, el escenario, y el rendimiento de Ibiza era otro muy distinto, y la reacción no tardó en llegar (5-5). A partir de entonces y por primera vez en el encuentro, llegó el intercambio de golpes, la igualdad y un escenario competido que obligaba a los dos equipos a pelear cada pelota. De hecho, Ibiza, con el mono de trabajo, comenzó a mejorar su defensa con un Elvis estelar y omnipresente, lo que elevaba su nivel de juego y obligaba a Soria a aumentar su paciencia e insistencia. En este nuevo escenario, el equipo de Toribio supo adaptarse, pues a pesar de la igualdad (15-15), era siempre el equipo de casa el que llevaba la iniciativa en el marcador a pesar de no lograr despegarse. Ese desgaste de ir por detrás acabó pasando factura a Ibiza, que vio como a final de set Soria jugaba sus cartas con brillo para cerrar la victoria (25-21).
