viernes. 29.03.2024
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La el trabajo de la Unidad Militar de Emergencias ha sido esencial en todos los pueblos de pinares. En la fotografía San Leonardo de Yagüe)

Las crisis nos ponen frente a la tormenta al mando de un pequeño y frágil barquito perdido en la oscuridad. Las crisis consiguen que el ser humano redescubra lugares en su corazón y su alma que tenía olvidados. Baúles infinitos que guardaban sentimientos tan profundos como el amor, la esperanza, la fortaleza y la solidaridad. La crisis sanitaria y económica provocada por el Coronavirus nos obliga ahora a llevar a buen puerto ese barquito a merced de las olas, el viento, la noche y la soledad. Y es que el gran escritor y periodista uruguayo Galeano ya advertía de que la utopía siempre está en el horizonte. Y es que caminas dos pasos ella se aleja dos pasos y el horizonte se mueve diez pasos más allá. Y por eso debemos preguntarnos: ¿Entonces para qué sirve la utopía? Pues sirve precisamente para eso, para no detener nuestros pasos y seguir caminando a pesar de las tormentas. Todos durante estos largos y tediosos días de confinamiento hemos oído hablar de la Operación Balmis. Ese es el nombre del dispositivo de despliegue militar que ha habilitado el Ministerio de Defensa para luchar contra el temible y despiadado Covid 19. Estamos ante un nombre que responde a una cita histórica maravillosa de nuestro país injustamente olvidada por el paso del tiempo y la memoria de los españoles. 

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La vacuna contra la viruela
Habla de la impresionante expedición humanitaria que lideró el médico militar Francisco Javier Balmis. Y todo para transportar con éxito la vacuna de la viruela a los territorios que tenía el imperio español en América y Filipinas entre 1803 y 1806. El objetivo era terminar con la mortalidad infantil que ese virus estaba causando en los territorios de ultramar.  Desde el puerto de La Coruña, la Real Expedición Filantrópica de Balmis inmunizó en su viaje a las poblaciones de Canarias, América, Filipinas, Macao, Cantón y la isla Santa Elena. Toda una proeza humanitaria que lideró este alicantino junto a otro militar, el catalán José Salvany.  Balmis era entonces el médico oficial en la corte y contó con todo el apoyo financiero, estratégico y económico del Rey Carlos IV. También con la ayuda inestimable de Isabel Zendal, considerada como la primera enfermera de la historia. Al final, y eso debe llenarnos de esperanza, la vacuna contra la viruela consiguió salvar la vida de aproximadamente 250.000 niños que habían sido condenados a morir.  El gran general chino Sun Tzu solía decir que el arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar. Ahora, el coronavirus, es nuestro gran enemigo. Una amenaza invisible y certera que ataca al hombre más allá de su país, de su raza, de su religión o de su forma de ser y de vivir. Por eso estamos inmersos en una batalla global. Un enfrentamiento directo en el que someteremos al virus pero esta vez tendremos que luchar. 

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Papel decisivo de la UME
Y en esa lucha continua y despiadada, la respetada y querida Unidad Militar de Emergencias juega un papel primordial. Hablamos de una unidad especial de ejército español que vio la luz en el año 2005 durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. La UME en la actualidad depende directamente del Ministerio de Defensa. Todas sus actuaciones quedan bajo la dirección del Ministro del Interior. Además, las operaciones militares quedan subordinadas al Jefe del Estado Mayor de la Defensa. En la Operación Balmis se han desplegado más de 2500 soldados pertenecientes a los tres ejércitos, la UME y la Guardia Real. Todo en una operación que comenzó su despliegue el pasado 15 de marzo. Omar Álvarez Martínez es un leonés de 38 años y teniente de la Unidad Militar de Emergencias. Pertenece al quinto batallón situado en Ferral de Bernesga. 
“Se trata de un batallón que tiene su zona de responsabilidad situada en Galicia, Asturias, León y Cantabria. Lo que hace el batallón es asignar unidades llamadas de subgrupo táctico en las distintas zonas. Tiene uno en Burgos que se encarga también de Cantabria y Soria de forma permanente. Nosotros hemos trabajado como sección de intervención. Somos 140 militares que se dividen en equipos de seis personas. Y hemos intervenido sobre todo en los pueblos de pinares de Burgos y de Soria. Entre ellos, Covaleda, Duruelo de la Sierra, Salas de los Infantes o San Leonardo de Yagüe”.  

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En este sentido, la zona de Pinares de Burgos y de Soria ha luchado contra el virus con resultados dispares. El Covid 19 ha tenido una repercusión menor en Salas de los Infantes y sus pueblos aledaños. Covaleda y Duruerlo sin embargo, han visto como el coronavirus se extendía con mayor rapidez contagiando a un número también mayor de personas. Hablamos de una zona con una población muy envejecida y que cuenta en esta lucha con medios médicos y sanitarios humildes y precarios. 

Los voluntarios son una pieza clave
Por eso, la labor de limpieza emprendida por los Ayuntamientos a través de cuerpos de voluntarios ha sido esencial. “En Salas movilizamos rápido al cuerpo de bomberos para que comenzar la limpieza y desinfección de todo tipo de edificios. Entre ellos las fruterías, pescaderías, carnicerías, los bancos y lógicamente también las dos residencias. Nos hemos anticipado y esa anticipación ha salvado vidas”, explicó el concejal de Cultura Constantino Ruiz. 
Además, la UME ha movilizado también a sus equipos de intervención que han trabajado incansablemente limpiando y desinfectando un gran número de pueblos en Pinares. Su trabajo se ha concentrado en los centros e Salud, los hospitales, los centros penitenciarios, los colegios y las zonas públicas. Los militares además se han encontrado con la sorpresa de que muchos de los pueblos contaban con ropa y material sanitario. Y es que al conocerse que la escasez en España era prácticamente total, muchos voluntarios y voluntarias se pusieron a trabajar confeccionando EPIS, mascarillas, batas e incluso geles desinfectantes. 
“Ese trabajo anterior de los Ayuntamientos en la limpieza ha sido muy importante. Nosotros hemos servido de complemento. Para desinfectar hemos usado hipoclorito de sodio. Se le conoce como lejía, cloro o lavandina cuando se disuelve en agua. Para dispersarlo hemos usado cisternas en las autobombas y también rociadores de manos”. 

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Medidas y ropa especiales
“Hemos recurrido además a mangueras para limpiar las zonas exteriores. Un trabajo duro y muy exigente que tenemos que realizar con gafas, mascarillas y guantes homologados. En interiores, ante el riesgo extremo de contagio también usamos botas especiales y mascarillas con una protección especial. Además, al regresar a la base de Castrillo, tenemos  que quitarnos los Equipos de Protección Individual correctamente. Luego llega la desinfección de los mismos para tratar de irnos a descansar guardando siempre todas las medidas de seguridad”, explicó el teniente de la UME. Omar tiene dos niños pequeños que son el motor de su vida. Belén, su mujer, conoce muy bien su trabajo y sabe que su marido tiene que estar a veces lejos de casa. “Mis niños lo llevan regular. No dejan de ser niños que necesitan jugar y que su padre esté con ellos. Si que es verdad que se dan cuenta de que paso mucho tiempo fuera y saben en cierto modo que tiene que ser así”, explicó el teniente leones de la UME.

El papel decisivo del rey
Lo cierto es que la UME coordinanda por la Ministra Margarita Robles y dirigida por el rey Felipe VI como jefe supremo de los ejércitos y jefe del estado está realizando una labor realmente encomiable y valorada muy positivamente por una gran mayoría de los ciudadanos de España. 
No es suficiente ganar la guerra, es más importante organizar la paz (Aristóteles). 

Es maravilloso ver el cariño que nos tienen en todos los lugares a los que llega la UME