jueves. 25.04.2024
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Saturnino Santamaría, 'Nino', en su laboratorio.

Saturnino Santamaría  Rodríguez, ‘Nino’, llegó desde Burgos a Quintanar de la Sierra en 1984, “para entonces no distinguía un pino de un roble”. Comenzó a ver las setas, a dibujarlas, se aficionó a la microscopía. “Estuve unos dos años por mi cuenta hasta que conocí a José Cuesta, a ‘Chepe”, y a principios de los noventa comenzaron juntos a hacer de su afición una proyección del conocimiento de las setas a la comarca. Hoy, su trabajo está en el Instituto Alvargonzález de Quintanar y su pasión que ocupa su tiempo libre siguen siendo las setas. 
-    De iniciarse en la micología a la microscopía se avista un gran salto, ¿Hay que tener algo especial?.
-    No. Se puede iniciar cualquiera. Hay muchos que han entrado por el mundo de las setas, y carecen de otra formación. Es como la fotografía, igual hasta es más complicado hacer buenas fotos que usar un microscopio. 
-    ¿Te ha ayudado tu tarea de docente?.
-    En lo que me ha ayudado es en la divulgación para charlas, cursillos o cursos, pues ya tienes tablas para poder hacer algo. La manera en la que yo entré a la micología no es la habitual, que es la de ir a coger setas para comer. La mía es un poco peculiar. Empecé dibujando, consultando libros, con reactivos químicos, con bibliografía más específica y profunda, y fue un punto crucial el acceso a internet con foros de micología y entablar contactos con gente que tiene tu misma afición.
-    ¿Has vivido una evolución de los microscopios?.
-    Sí, yo he tenido microscopio desde pequeñito. En su momento, era una inversión, hoy ya no. Nosotros, el primero que compramos con Chepe era de 80.000 pesetas de las de entonces. Ahora tengo cinco o seis, y yo meto muchas horas con la microscopía.
-    ¿Debería de incorporarse la micología a los planes de estudio en colegios e institutos?.
-    Forma parte de las ciencias naturales. Lo que sí me he dado cuenta que muchas de las habilidades que se necesitan para la micología, no se han adquirido en la infancia. Un estudiante debería de saber manejar un microscopio, y la realidad es que no lo han hecho. En otros países, esto no es así. Aquí es un fallo de la formación, sin esa práctica que pudiese servir para hacer cosas propias. Lo que no has aprendido en un momento determinado, luego es difícil que lo practiques.
-    ¿Qué opinas cuando hablamos de ‘setas buenas’ y ‘setas malas’?
-    Pues que es una manera incorrecta de hablar. El papel fundamental de los hongos no está en la gastronomía, si no en destruir toda la materia orgánica muerta. Algunos facilitan el crecimiento de las plantas. La visión de si se come o no se come es muy parcial, yo muchas veces ni lo sé si son comestibles. Son todas interesantes, y hay cosas alucinantes del comportamiento de las setas. No logramos identificar la mitad de las setas, es un mundo cambiante. 
-    Algunos que llevan ya años con la micología cuentan que, pasado el tiempo, ya no les motiva, pues consideran que ya el conocimiento puede quedar muy manido…
-    A mí me pasa al revés. Cada vez tengo la impresión de que conozco menos. La micología tiene muchas facetas: la recolección, la fotografía, la microscopía, la investigación que es como una especie de búsqueda del asesino, la gastronomía y el cocinar las setas. Es una afición que es difícil de agotar.
-    ¿Has pensado en recopilar los trabajos y publicar algún volumen o compendio?.
-    En dibujos, tengo colección y la he llevado a muchos sitios. Ahora, las láminas van a estar en Logroño en una exposición sobre el mundo de las setas, y también fotos. Con Caja Burgos participamos en el trabajo ‘Los otros burgaleses’. A mí me gustaría seguir poder haciendo lo que estamos haciendo. Me da la sensación que cada vez hay más problemas para la investigación de las setas.
-    ¿Regulamos o no regulamos?.
-    Yo creo que hay que regular de alguna manera. No veo normal que cada municipio tenga su regulación, y que los propietarios de las setas no sean capaces de ponerse de acuerdo. Creo que hay que regular pero no sé cómo no somos capaces de regular de la manera adecuada para contentar a los propietarios, a los recolectores, a la Administración y a quienes nos dedicamos a la investigación.

"Muchas de las habilidades para investigar las setas, no se han adquirido en la infancia"