viernes. 19.04.2024
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Uno de los primeros objetivos es recuperar el garbanzo Lareño.

 

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Que el Covid 19 está poniendo en jaque el sistema sanitario y económico mundial no es ninguna novedad. Sin embargo, también nos está mostrando el camino a seguir si queremos una vida en el futuro en el planeta. Y lo está haciendo dejando claro que la ruta la marcan los pueblos y el tipo de sistema productivo y económico del que hace gala el mundo rural. El histórico Alfoz de Lara comprende más de una cincuentena de pueblos agrupados con el corazón en la Tierra de Lara. Una de las zonas europeas con menor índice de población. Sin embargo, también estamos ante un territorio que se resiste a morir demográficamente hablando. Agrolara, con algo más de doce socios, nace para fomentar prácticas agroambientales relacionadas con la agricultura y la ganadería. También lo hace para fomentar otras relacionadas con aprovechamientos tradicionales de recursos naturales. Eso sí, fuera de su alcance quedan las actividades cinegéticas y piscícolas en cualquiera de sus modalidades. Forman parte del proyecto el arqueólogo Javier Jiménez Echavarría y Carmen Heras, alcaldesa pedánea de Cubillo del César. Ambos se sienten muy orgullosos de una iniciativa con la que quieren conseguir productos ecológicos de kilómetro cero. La idea no es otra que la de recuperar semillas con las que volver a sembrar variedades de frutas y hortalizas que ya cultivaban los más mayores en la comarca. Ese es precisamente el ADN y el corazón de esta iniciativa. Porque para los miembros de la asociación la tierra siempre ha contado historias a las que hay que seguir prestando atención. Esas historias son nada más y nada menos que la guía que debe marcar el presente y el futuro.

Razas autóctonas - Gallina negra castellana

Agrolara es un proyecto agroambiental y social que busca implicar a toda la comarca. El primer paso es recuperar parcelas abandonadas que sirvan para poner en marcha huertos ecológicos, siempre pensando en la sostenibilidad alimentaria. Serían espacios cedidos por los pueblos o por particulares abandonados en su día que volverían así a tener unos usos y ser productivos. La primera experiencia piloto será en los Ausines en colaboración con el Ayuntamiento que va a ceder una extensión de unos 2000 metros cuadrados.

El objetivo para el año 2021 es poner en valor el garbanzo lareño, una variedad que corre peligro de desaparecer. En principio ya hay un stock y productores que quieran comenzar a cultivarlo. La gallina castellana será otra de las especies que se tratarán de preservar y difundir. Al igual que la alubia garbanzada y la esclava de Moncalvillo, pueblo considerado como la “huerta de la sierra”. La judía pinta de Jaramillo de la Fuente o la lechuga morada de Revilla del Campo también están entre las especies a recuperarr junto con los perucos de San Roque y Santiago o las peras esquilonas. Para ello ya se han empezado a injertar árboles con los que conseguir patrones de esas variedades. Y del mismo modo también se recuperarán frutales abandonados.

Se pretende así la creación de una plataforma social de ayuda, aprendizaje e intercambio de experiencias agroambientales. Plataforma que debe servir para cohesionar el medio rural y revitalizar las economías locales y el afianzamiento de población. En este sentido Francia es un ejemplo como país que organiza ferias locales en el ámbito rural para dar a conocer productos autóctonos. Por eso la normativa debe propiciar que los productores puedan vender directamente sus productos, algo que ayudaría a crear tejido social y un beneficio económico para todos los implicados.

Nace Agrolara, una asociación para fomentar las prácticas agroambientales sostenibles y...