
Con 92 años recién cumplidos, Justo Herrero, artista del metal natural de Covaleda, aún tiene como costumbre pasar por el taller a crear nuevas obras. Lo hace casi a diario, mostrando que la vitalidad no es cuestión de edad sino de carácter.
Más allá del taller de Covaleda, donde Justo tiene expuestas de forma permanente distintas creaciones realizadas a lo largo de su vida, en estos últimos años ha querido dar a conocer al mundo sus distintas esculturas mediante la realización de exposiciones. La más reciente se puede visitar en la planta baja del Hospital Universitario de Burgos (HUBU).
La muestra, que contiene un repaso a su trayectoria, fue inaugurada por Justo Herrero en la tarde del jueves 19 con gran expectación. Hasta allí asistieron amigos y artistas de distintas ramas para apoyar a Justo en su presentación. Pese a haberse inaugurado el día 19, la muestra lleva abierta al público desde inicios del mes de diciembre y se prolongará hasta que finalicen las fechas navideñas.

Durante los primeros días "la exposición está teniendo muchísima acogida", comenta su organizadora María Cantero. Aunque bien es cierto que la muestra está situada en un sitio de gran tránsito como el Hospital de la ciudad burgalesa, está recibiendo una gran crítica que la cataloga como "una de las exposiciones más bonitas que ha pasado por ahí".
TODO ES AMOR
'Todo es amor' es el nombre que define la muestra artísitca de Herrero en el HUBU. No es casual ni fortuito sino que responde a una máxima que mueve a Justo y una reflexión que no pasará desapercibida en un sitio frío como el hospital durante estas fechas navideñas.
Además 'Todo es amor' es una de las obras que se exponen a lo largo de esta muestra. Se trata de una pieza que destaca en la exposición por su movimiento atípico. Y es que, según nos aclara la propia María, "Justo tiene una obsesión por la búsqueda del movimiento en sus obras pese a ser un material duro y rudo", una cualidad que potencia al material y que únicamente se puede hacer cuando se tiene un gran conocimiento del oficio.
Otra de las grandes obsesiones que se ven en la obra del herrero de Covaleda es la reutilización de materiales para darles una segunda vida. Una idea que Justo siempre ha tenido clara y que lleva practicando mucho ante de que el reciclajes estuviera estandarizado en nuestra sociedad.
UNA VIDA EN LA FORJA
Justo Herrero nació en 1932 en la localidad de Covaleda y, como muchos de los jóvenes de aquella época, su oficio vendría marcado por la ocupación de su padre: herrero, haciendo honor a su apellido. No obstante, Justo supo tomar esta profesión como suya desde que muy joven atendiese a los consejos de su padre en la fragua.
Sin embargo, Justo no quiso quedarse solamente en la técnica de la herrería o la realización de habituales encargos de forja para puertas, ventanas y distintos objetos de mobiliario urbano sino que añadió la rama artística; encontrando en el hierro y la fragua un lienzo en blanco para dar forma a su imaginación y creatividad.
En la vida de Justo, como la de todo artista, han existido varias fases creativas tanto en lo referido a temas como a estilos. María Cantero, comisaria de las exposiciones de Justo y una de las mayores conocedoras de su obra nos explica cómo las piezas del artista de Covaleda han evolucionado desde una primera etapa más abstracta que tornó hacia creaciones "más figurativas" inspiradas en formas más reconocibles.

De su amplia obra de más de 300 piezas de todo tipo destacan temáticamente los motivos naturales, con las plantas y los animales como protagonistas. Algunas son de grandes dimensiones; alcanzando la más grande los 3 metros de altura. La inspiración a Justo siempre le ha venido de la naturaleza, como no podía ser de otra forma en un paisaje tan rico y accesible como el que dibuja la Comarca de Pinares y de la Demanda. De hecho, parte de la obra de Justo ha sido inspirada o dedicada a la cultura pinariega. una de sus últimas creaciones fue 'Sol, luna y estrellas', una escultura donada a la Cabaña Real de Carreteros que se puede visitar junto a la Ermita de la Virgen de la Guía de Quintanar de la Sierra.
A día de hoy, Justo no acude solo a la fragua sino que lo hace en compañía de uno de sus nietos, que al igual que lo hiciese el propio Justo ocho décadas antes, ahora se empapa el oficio de la herrería. Una dedicación que hoy en día languidece de profesionales por la falta de relevo generacional.
Para Justo, estos últimos años están siendo especialmente emotivos, ya que está recibiendo el reconocimiento como artista que décadas atrás no tuvo al ser catalogado como un artista local. Ahora, "en el momento en el que su obra sale y se difunde al público, tiene una acogida estupenda"