La localidad soriana de Vinuesa se prepara para celebrar una de sus festividades más arraigadas y singulares: la Pinochada. Declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, este evento no solo tiene un carácter festivo, sino que también guarda un profundo valor cultural y social.
El origen de la Pinochada es objeto de diversas interpretaciones y leyendas, pero la versión más conocida remonta la tradición a una disputa histórica entre los pueblos de Vinuesa y Covaleda por la custodia de una imagen de la Virgen del Pino. Según la leyenda, la imagen de la Virgen apareció en un árbol ubicado en la zona limítrofe entre ambos municipios, y fueron las mujeres de Vinuesa quienes, con gran valentía y determinación, lograron que la talla quedara en su pueblo, mientras que la zona del monte se asignaba a Covaleda.
En la actualidad, la Pinochada se ha consolidado como una de las festividades más esperadas de Vinuesa, atrayendo tanto a los vecinos del pueblo como a visitantes de otras localidades. Esta celebración, llena de color y simbolismo, da inicio con una serie de actividades que animan las calles del municipio durante todo el día. Dos cofradías se encargan de organizar y darle vida a la Pinochada: la Cofradía de Nuestra Señora del Pino, formada exclusivamente por casados, y la Cofradía de San Roque, integrada solo por solteros. Tras entrar en la iglesia para bendecir los pinochos, la batalla comienza.
El primer duelo enfrenta a los hombres de ambos bandos. Una vez concluida la batalla entre los hombres, es el turno de las mujeres. Las capitanas de cada bando, una por parte de los casados y otra por los solteros, toman la delantera. Tras el enfrentamiento, llega el momento de uno de los momentos más curiosos de la Pinochada: las mujeres comienzan a repartir pinochazos de forma sorpresiva y sin distinción, golpeando a los hombres con sus ramas de pino.
