EL RINCÓN DE GERMÁN

SHERLOCK HOLMES, EL REFLEJO DEL ALMA DE UN ESCRITOR INMORTAL, por Germán Martínez Rica

Majestuosa, como el gran día de la coronación de un rey. Allí, elevada sobre el suelo, en Picardy Place, el corazón de Edimburgo, se yergue orgullosa desafiando al viento y a la lluvia fría del invierno la magnífica estatua que inmortaliza al gran Sherlock Holmes. Conan Doyle, el gran escritor escocés, creador del legendario personaje de la literatura universal dijo una vez que la mediocridad no conoce nada más alto que sí misma, pero el talento instantáneamente reconoce al genio. La genial cita aparece en el “Valle del Terror”, una de sus obras más importantes y conocidas. Fue pronunciada, como no podía ser de otra manera,  por Sherlock Holmes, uno de los personajes literarios más importantes de todos los tiempos.
Arthur Ignatius Conan Doyle nació un 22 de mayo de 1859 en la maravillosa, enigmática y señorial ciudad de Edimburgo. Estudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo, en esta última la carrera de medicina entre los años 1876 y 1881. En 1882 se mudó a Portsmouth en Inglaterra donde instaló con escaso éxito una clínica donde poder ejercer la medicina. Allí se dio cuenta de que quería dedicarse a la que siempre había sido su gran pasión, la literatura. Su decisión fue acertada y el éxito editorial llegó pronto. En 1887 se publicó “Estudio de Escarlata”, una de sus obras más importantes y admiradas en la que daba vida al famoso detective de ficción Sherlock Holmes. Doyle construyó al personaje basándose en la vida y en la forma de ser y de pensar de un profesor que conoció durante su etapa como estudiante universitario. Holmes, al igual que su mentor, poseía una más que ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. Del mismo modo, igual de excepcionales y curiosos fueron también el personaje de Doctor Watson, su torpe y bondadoso amigo que narra los cuentos y el del archicriminal profesor Moriarty. Otras de sus grandes obras fueron “El signo de los cuatro”, “Las aventuras de Sherlock Holmes”, “El sabueso de Baskerville” y su “Ultimo saludo en el escenario”. Conan Doyle murió un 7 de julio de 1930 a la edad de 71 años de un inesperado ataque al corazón. Su legado permanece, está vivo en la memoria colectiva y Sherlock Holmes, su gran personaje literario, sigue siendo hoy en día objeto de estudio y admiración para los amantes de la literatura y del cine. Doyle hace honor a lo que un día dijo el gran filósofo y escritor Miguel de Unamuno; “el escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.