viernes. 29.03.2024

Sobre la bioeconomía y la atracción del mundo rural

La bioeconomía está siendo más conocida en este territorio tras el desarrollo del primer Congreso en Soria, en el que se ha implicado Cesefor, y que ha contado con asistencia de representantes de empresas del sector de la transformación de la madera.

En las distintas intervenciones del programa se pudo constatar la estrecha relación que hay entre la potenciación de la bioeconomía y el desarrollo de las zonas rurales. Sin embargo,  da la impresión que esta apuesta por ensamblar el impulso económico con los pueblos se queda más en el filtro de las ponencias que en la ejecución de los programas.

Ahora, la clase política se suma a la apuesta por una ‘fiscalidad diferenciada’. Nuestros representantes dicen haberse dado cuenta que la potenciación de los territorios que hemos ayudado a despoblar se basa en una discriminación en positivo.

Hay que premiar a los médicos para que vengan a las zonas rurales; se ha de pagar más a técnicos e ingenieros que tengan que ir a trabajar a los desiertos demográficos; tienen casa t trabajo quienes se ven obligados al ‘destierro’, como muchos llaman al destino rural,… En nuestra vida cotidiana,- por suerte o por desgracia no lo sé aún-, ya estamos haciendo esta distinción, ahora solo queda asegurar que funciona.

Es triste que estemos ‘vendiendo’ los pueblos como si se tratara de lugares infernales a los que sólo se acude si tenemos una compensación monetaria. Prueba de ello está en los fracasados intentos de fijar familias en estas localidades, con el compromiso de que los hijos formen parte de la menguada comunidad de escolares. Hay de todo, pero gran parte de los casos no acaban bien. Pasan un tiempo, disfrutan de la casa que se les da gratis o a alquiler social, cuentan con un trabajo que se les ha facilitado con anterioridad, y al poco tiempo, se marchan dejando a veces un reguero de deudas económicas o compromisos incumplidos.

Mi pregunta es: ¿Por qué no volcamos esta ayuda en asentar la gente que tenemos y evitar que se nos marchen las familias?. No veo yo apuestas claras en este sentido. Lo ejecutado hasta ahora no deja de ser unas migajas, con ayudas que no se adaptan a la situación que viven las familias. No se está incidiendo en el problema, ya que ni siquiera sabemos lo que la gente necesita para emigrar de estas zonas hoy despobladas. Apostemos de verdad por la vida en los pueblos, y la bioeconomía vendrá de la mano.

Sobre la bioeconomía y la atracción del mundo rural