jueves. 28.03.2024

Mirando al 9 de mayo: ¿Finalizamos una etapa o seguimos con otras medidas?

Miramos al 9 de mayo con la desconfianza de quien pisa un terreno movedizo. Llevamos ya meses inmersos en un Estado de Alarma que antes no queríamos, y que ahora nos resistimos a abandonar. Somos rehenes de una pandemia de la que poco sabemos, y si algo hemos aprendido es que nos puede complicar la vida de forma preocupante.

Las restricciones se han amoldado a nuestra rutina cotidiana. Ponernos la mascarilla ya lo hemos interpretado como un gesto obligatorio, y su olvido en casa nos parece imperdonable.

En esta tierra nuestra parece que la vida se termina a las diez de la noche, y si vemos un grupo de más de seis personas lo asociamos con una fiesta ilegal, un botellón o una revuelta de los negacionistas. Estar a las once por la calle es incurrir en un grave delito de consecuencias graves.

Ante este desbaratado panorama al que nos ha llevado un virus con cuernos, rabo enroscado y tamaño de dinosaurio, sólo la vacuna ha aportado dosis de sentido común. Vemos en el avance de la vacunación la solución a todos los problemas que ahora nos aquejan. Todo parece solucionarse si, al fin, nos vacunan, sea con la vacuna que sea. No nos planteamos consecuencias, reacciones, efectos adversos,…por encima de todo está la protección contra el demonio, la bomba atómica del 2021, la tercera guerra mundial…

Es esta inmunización la que nos da garantía para mirar el futuro con optimismo, - aparcando por ello las dudas que ya nos plantearemos cuando pase el positivo efluvio-, y la que nos hace olvidar los meses de confinamiento y cierre perimetral. 

Convencidos del avance en la lucha contra el covid-19 no queremos dar un paso en falso. Ayuntamientos y vecindarios de la comarca pinariega esperan instrucciones de arriba, como en las grandes batallas para avanzar, atacar, guardarse las espaldas o replegarse.

No saben desde los Consistorios si programar las fiestas o eventos del verano. Son conscientes los representantes locales de que los próximos meses no vamos a tener una absoluta normalidad, pero quieren tener la certeza de, si al menos, van a contar con la potestad de poder organizar actividades a nivel local.

Todo parece decidirse a partir del 9 de mayo, hasta el punto que el lunes 10 está lleno de incertidumbre: ¿Va a llevar la permisibilidad de una mayor movilidad a incrementar los contagios?, ¿evitará el porcentaje de vacunados afrontar una quinta ola?, ¿podremos empezar el calendario festivo primavera-verano o seguiremos sin celebraciones?...

Ante este confuso panorama sólo nos queda esperar. Esperar que esto pase, quiero decir.

Mirando al 9 de mayo: ¿Finalizamos una etapa o seguimos con otras medidas?