jueves. 28.03.2024

La educación de los más pequeños: epicentro para la despoblación

Ha empezado un nuevo curso escolar. En los pueblos de Pinares, en sintonía con el resto de zonas rurales, la pérdida de población infantil sigue siendo muy preocupante, hasta el punto que cuestiona el futuro a corto plazo del servicio educativo, indispensable para que la comarca siga viva.

 

Se ha convertido la educación en uno de los argumentos más esgrimidos para dejar esta tierra. Parejas que no cuentan con descendencia están dispuestas a seguir viviendo en los pueblos, mientras que quienes tienen vástagos a su cargo, creen que la mejor educación está en las ciudades.

Creo que es un error no valorar suficientemente las ventajas de los colegios rurales. Es una educación más personalizada, un seguimiento continuado, una mayor conexión entre el profesor y el alumno.  Estas ventajas deberán ser complementadas con un programa de socialización adecuado, con mayor acercamiento entre alumnos de la zona. Los Centros Rurales Agrupados están ayudando a mejorar el conocimiento entre chavales de distintas localidades que comparten edad, motivaciones y preferencias.

A este dilema rural-urbano, se está sumando en estas fechas el de partidarios o apáticos en el funcionamiento del colegio con muy pocos alumnos, como los tres de Vilviestre del Pinar, o el caso del colegio de Hontoria del Pinar, que todavía no ha abierto sus puertas en este curso. Hay madres y padres que prefieren trasladar a sus hijos a pueblos de la zona en colegios con más chavales., y su decisión pone en jaque la existencia misma del colegio en la población en la que residen. Entiendo los argumentos que esgrimen, pues optan por aulas en las que estudien con alumnos de su misma edad, pero no vería aceptable que quisieran llevarse a los chavales para evitar su convivencia en el colegio con alumnos de familias que vienen de otros lugares y que, gracias a su presencia aquí, están manteniendo abiertos muchos de los servicios rurales.

Sí se puede. Revertir esta situación de progresiva pérdida del alumnado más joven es posible. Ahí está el caso de Molinos de Duero, con un nuevo módulo en un colegio ampliado. Mantengamos a la población que tenemos aquí. Apoyemos a las familias, para que no se tengan que marchar, y si es posible, atraigamos a nuevos escolares. Es un tema prioritario. Bastante más que las pistas de pádel.

La educación de los más pequeños: epicentro para la despoblación