jueves. 28.03.2024
La creación de Jaime en 2014.

Apreciado en el pueblo y querido en la zona, entre Soria y Burgos, a Jaime no se le pone nada por delante. “Como éste no hay otro en el planeta”, comenta un vecino de una localidad próxima a Espejón.
Este año ha sido un descapotable de época, un vehículo que parecía sacado de una película del primer cuarto del siglo XX. La carrocería, los asientos, las alfombras, el parabrisas,…todo está puesto al detalle, preparado para el mejor desfile, luciendo en la romería de la Virgen de Brezales. No falta un detalle, hasta la matrícula: “Jaime 2013”.
Dedicado desde hace años al sector de la madera, Jaime utilizó el mecanismo de un motosierra para la base del motor del descapotable, estrella de estos días de atrás.
“Este año Jaime, no lo puedes tirar al río, no fastidies lo tienes que conservar”, comenta uno de los vecinos mientras se esfuerza en dar a la manivela para poderlo arrancar. “¡Al río¡”, afirma con rotundidad, “no queman las fallas cuando pasa el día San José, pues esto al río va a ir”.
Hoy el pueblo podría tener un museo con las distintas creaciones de estos años atrás, pero quienes conocen a Jaime saben que sus llamativos trabajos tienen fecha de caducidad, y no repiten para años consecutivos.
La constancia que demuestra en preparar los artilugios se moldea con su forma de pensar, a veces tozuda y poco permeable a las opiniones de los otros. Este tesón le ha forjado un trabajo en solitario que tiene la meta puesta en mayo y la romería de Brezales.  “Es un artista y da mucha vida a estas fiestas, es incansable”, dice Angel, mientras ríe sus gracias espontáneas.
Víspera de las fiestas de Brezales, un miércoles de mayo. El vehículo no funciona, algo le pasa, y ese problema no puede ser solucionado por Jaime. El inventor entra en “shock profundo”, ni habla, ni comenta, ni ríe. “Parecía como si el pueblo estuviera de luto”, comenta uno de los vecinos, junto a la ermita de la Virgen de Brezales.
Algo pasa con la manivela. Cuando preguntamos por ello, todos ríen. “Dale, dale a la manivela para arrancar el coche”. Y venga a dar, y dar, y no hay manera. Cambio de manos, mientras Jaime se ríe jocosamente desde el asiento del conductor y el hacedor se resiente del brazo. El número dos lo ha logrado arrancar a la primera. “Ah canalla, pero si le das tú al botón sin bajarse del coche”. Todos ríen, mientras Jaime escudriña para encontrar una nueva víctima.

Moto y yate

Según se van acercando las fechas de las fiestas patronales, vecinos e hijos del pueblo esperan con inquietud el invento del año.
En 2009 fue una moto, que tiraba de una coqueta estructura con dos asientos y toldo incluido. Llegó incluso a transportar a la protagonista de una boda un 15 de agoto, quien se casó en la ermita y  se mostró muy agradecida con el gesto de Jaime. Y en la matrícula “Dejaime la moto”.
El 2010 fue el año de “Jaime yate vale”. Un vehículo amarillo servía de base y conductor para un yate azúl claro, con cinco metros de eslora, y a pesar de acercarlo al río no hubo manera de navegar con él. Y Jaime, de punta en blanco, vestido de capitán marino.
En el 2011 Jaime nos sorprendió con diez bicicletas “de época”, unidas de dos en dos, y con “toldo de cañizo” para evitar el sol de plano. Grandes y pequeños se lo pasaron a lo grande viendo el espectáculo a pedales.
No es el primer creador que encuentra en Espejón su inspiración. Ya en el siglo XVIII, Diego Marín, el inventor de la denominada máquina-pájaro, entendido como el primer artilugio que consiguió volar imitando el vuelo de los pájaros, ideó un mecanismo especial para la extracción de mármol en las canteras de la población. Marín quiso hacer en 1793 el vuelo de Coruña del Conde (Burgos) a El Burgo de Osma (Soria) y consiguió recorrer unos 360 metros.
Al igual que Marín, sus creaciones no tienen un fin material. “Son para lo que son”, dice un familiar de Jaime, “y luego cuando se termina las fiestas, pues a otra cosa”.
Todos resaltan la participación del público una vez terminada su creación. La gente se monta, lo registra, se comenta…y eso hace del artilugio algo vivo y entretenido.
En las fiestas de este año, Jaime se vio obligado a cubrir con una lona el vehículo para evitar que el agua amenazara la carrocería, que parecía sacada poco tiempo atrás del concesionario.
“¿Y al año que viene qué, Jaime?”. “¡A ti te lo voy a decir¡, déjanos acabar este año, y ya veremos”. Seguro que tendremos una nueva simpática creación con la que dar más alegría a las fiestas.

Los 'inventos' de Jaime Alcalde, de Espejón, a 'España Directo' de TVE