sábado. 27.04.2024

Citas médicas

He pasado tiempo sin mirar la hoja del calendario donde estaban signadas las fechas de citas médicas en Madrid. Nada menos.

 

Son de variada índole pues somos dos “usufructuarios” de tales revisiones. Es como pasar dos coches, a cual más viejo y usado, por la ITV, (Inspección Técnica de Vehículos). Y tampoco se pueden posponer las fechas de atención a las solicitudes médicas. Las citas van para largo y entonces no serían oportunas unas demandas prescritas o solicitadas. Iniciamos la salida con una despedida al estallido de la floración de la primavera en nuestra tierra. Unas aguas caídas del cielo han sido una gloriosa levadura que ha fermentado y enriquecido el color de las escobas, aliagas, retamas, espinos… Y por entre el pinar se escribe el verde de las hayas con pinceles de las pinturas de Sorolla con la mejor maestría y solemnidad. Y llegamos sin otra elección que vivir el presente en medio de un calor aplastante y un agobio de gentes y tráfico desmedido.

      He conectado con alguna de mis compañeras y gente conocida del barrio. Se sorprenden de no vernos por estos lares capitalinos. Cuánto tiempo sin veros por aquí. Es que no salís del pueblo. Como podéis “aguantar” en los pueblos casi vacios de gente. Una amiga, a la que quiero mucho y respeto sus decisiones, me cuenta que jamás ha visitado un pueblo. Le gusta mucho viajar pero a las grandes capitales: París, Londres, Roma… Allí hay mucho que ver, mucha cultura. Y en mi respuesta hablo de la otra cultura rural ignota y despreciada. No conoce, ni le interesa saber, las diferentes plantas que ornan nuestra tierra, ni los bosques de pinos, ni lagunas, ni arroyos, ni montes rocosos. ¿Y eso que cuentas de la tala de pinos qué es? Y lo de la trashumancia? Y la siega de la hierba de los prados? 

Por supuesto que serían necesarias unas cuantas clases en una Universidad Rural para saber, por ejemplo, de dónde viene la harina con la que se amasa el pan. Y el acarreo de la madera y su trasiego para demanda de muebles, leña, u otros enseres. Y las setas en el campo… Ignora el vuelo de los buitres y aguiluchos; la existencia de los ciervos y corzos; las ovejas y vacas sueltas por el campo. Le hablo de la sublime contemplación de una ardilla que trepa por el tronco y las ramas de los árboles… Eso no es cultura. La Cultura se paga con una entrada a los Museos. O recorrer en manada una ciudad tras un guía turístico. O visitar las iglesias. U otros programas refrendados por la propaganda periodística y correspondientes anuncios televisivos. Este error debemos subsanarlo los vecinos de los pueblos aireando a los cuatro vientos todo este acervo de conocimientos que poseemos. Mis mejores recuerdos, y creo que lo mismo les pasa a mis paisanos de Pinares, pertenecen al pueblo, y en definitiva a la naturaleza, tan llena de historia, belleza y de misterio. Pero nos falta algo fundamental: Un Centro Sanitario Comarcal para las atenciones de pruebas médicas y consultas en el primer tramo asistencial antes de llegar de peregrinaje a las ciudades.

“Los pueblos son libros. Las ciudades, periódicos mentirosos”. Lorca.

            Guadalupe Fernández de la Cuesta

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