miércoles. 06.11.2024

La moda de saber cocinar

Ahora queremos conservar la salud siguiendo un régimen riguroso de comidas, tan estricto, que se nos trasforma en una enfermedad irritante.

“No los remedios, sino la naturaleza es la que cura, convirtiendo la virtud de aquellos en ayudar a estos”.Esta es una cita de Hipócrates, médico de la antigua Grecia, clasificado como el padre de la Medicina al que deben juramento los galenos actuales. Ahora queremos conservar la salud siguiendo un régimen riguroso de comidas, tan estricto, que se nos trasforma en una enfermedad irritante. Es como una amenaza persistente para nuestra salubridad porque debemos cumplir los preceptos obligados de una dieta sana y asignada para cada ser viviente. Sobre todo abundan las llamadas “dietas de adelgazamiento”  inventadas, la mayoría de las veces, por firmas  publicitarias sin más diagnósticos médicos. Tenemos encima la espada de Damocles, ese ciudadano de Siracusa que, según la leyenda, disfrutó de un buen banquete de su rey Dionisio al que envidiaba. En esos momentos de felicidad vio sobre su cabeza una espada afilada pendiendo de filo hilo de crin. Inmediatamente se le quitaron las ganas de perseguir los ideales del placer.

                     Existen problemas de salud y para ello los especialistas en diferentes áreas de la medicina nos dan su receta de alimentos perjudiciales que debemos evitar en nuestra dieta diaria. Como añadido a esos deberes médicos, algunos amigos o vecinos nos aconsejan soluciones que han leído en panfletos, o escuchado en la radio, o visto en la tele. Esa publicidad, además de cometer erratas en sus textos, suelen ser engañosas. Hay que escuchar que no es lo mismo que oír. Y mirar que no es lo mismo que ver.

                     Ahora, con la evolución de las nuevas tecnologías, existen otras formas de cocinar, de hacer un nuevo diseño alimenticio. Proliferan los programas de televisión con estrategias varias y cocineros de enjundia ante una puesta en escena espectacular. Los adeptos a los guisos agrandan ese espacio del conocimiento con recetas que extraen de los ordenadores, o de las redes sociales. En el programa de masterchef se prodigan, junto a los alimentos, toda una suerte de artilugios tanto manuales como electrónicos: exprimidores, licuadoras, robots, hornos y una suma de cachivaches con especias, semillas, jugos, espumas, etc… Después de un trabajo laborioso de los concursantes hay que “emplatar” Es decir pintar un diseño picasiano con los menús elaborados en recipientes varios. Este diseño lleva, a veces, un título enrevesado de difícil comprensión y una comida escasa. Esa es la doctrina para los comedores de elite.

                     En los restaurantes me atrae la perola en el centro para una distribución opcional de los cocidos y sopas. Y una presentación de los platos que excitan los jugos por su sabor, no por la presentación. En nuestra tierra tenemos varios ejemplos de ello con una cocina imperecedera y de la mejor calificación: Ajo Carretero; Caldereta; Migas de Pastores…

                     Guisar es un placer, como el amar, y mucha gente busca en ello un entretenimiento. Para mí es exitoso invitar a los amigos a unos torreznos de Soria y una morcilla de Burgos. En medio se cuela el presagio de un “colesterol malo”. El placer de estos momentos lo transforma en “bueno” y es el bien más real de la vida.  

                     Guadalupe Fdz. de la Cuesta

La moda de saber cocinar