
“Comencé en septiembre de 2015 y aprobé las oposiciones el año pasado. Mentiría si no dijera que el hecho de que mi padre sea notario no ha influido. En mi familia además ya había notarios y supongo que a mi padre le pasó lo mismo porque mi abuelo era oficial de notarías. Tengo además una prima que es notaria y un primo que es registrador de la propiedad, hijos del hermano mayor de mi padre, Constantino, ya fallecido, que también fue notario. Por parte de mi madre también tengo una prima que es registradora de la propiedad y que fue un gran apoyo durante los exámenes. Esos factores familiares han influido, pero la verdad es que siempre tuve claro que quería ser notario. Creo que en cierto modo sentía el deber moral de devolverle a la vida aquello que me había dado. Yo siempre me he sentido muy afortunado por los padres que tengo y sentía que tenía el deber moral de alcanzar a mi padre y devolver aquello que me habían dado. Siendo niño, cuando visitaba a mi padre en su despacho, ya podía ver que era una persona muy diferente a cómo era en casa. Un profesional que causaba respeto y admiración. Es algo que yo también quiero conseguir”, comenta Fermín.

Para Fermín está es una nueva etapa de su vida que adopta con la ilusión de un niño al que le han traído su gran juguete los reyes magos que es dedicarse a lo que más le gusta. “La verdad es que no sabía que terminaría trabajando como notario en San Leonardo. Si que es verdad que yo quería lograr una notaría en un pueblo y que esta fuera única para poder yo atender en exclusiva a los vecinos. Mientras estudiaba siempre me vi viviendo en un sitio así, paseándome y que la gente me reconociera y me saludara por la calle. No conocía San Leonardo y tampoco la provincia de Soria, pero el balance hasta ahora es muy positivo. El pueblo es precioso, cuenta con todos los servicios y está rodeado de naturaleza. Hay mucho silencio, tranquilidad y seguridad, algo que valoro muchísimo después de haber vivido en ciudades tan bulliciosas y ruidosas como pueden ser Benidorm o Madrid”, matiza.

El amor es la brújula de nuestra vida. Donde reina el amor, sobran las leyes decía Platón. Y Fermín lo sabe. Es un joven que cumple el sueño de su vida y que además lo hará en compañía de Cristina, su novia y la mujer de su vida. “Ella es alicantina. Está trabajando allí. Cuando termine se vendrá a vivir conmigo a San Leonardo. Vino conmigo en la primera visita y el pueblo le gustó muchísimo la verdad. Yo creo que somos muy afortunados. El fin de semana pasado bajé a Madrid y en sentido contrario había un atasco enorme de gente que trataba de salir en manada para escaparse a sitios tan maravillosos como San Leonardo. Creo que hay que reivindicar los pueblos porque viendo el alto coste de vid de las grandes ciudades se convierten en lugares en los que vivir con mucha más calidad de vida”.

A Fermín le gusta mucho salir, socializar y pasar tiempo con su pareja, amigos y familia. Le gustan mucho deportes como la natación o el esquí y es un gran aficionado al fútbol y seguidor del Real Madrid. “En San Leonardo estoy dando grandes paseos con mi perra Sakura, Una Akita Inu que llama mucho la atención aquí. “Otra de mis pasiones es comer. Casi todos los días como fuera y voy rotando los restaurantes. La comida es casera y deliciosa y tienes una variedad impresionante de carnes, setas, platos de guiso y cuchara. Platazos que bordan con precios que ya no se ven en las ciudades. La verdad es que, desde niño, me gustó cocinar. Aun así en casa siempre me dijeron que una vez que aprobara las oposiciones podría dar rienda suelta a mis aficiones gracias al tiempo y a la calidad de vida que tendría”.

Un notario autoriza una serie de actos y contratos porque tiene competencia para hacerlo. También es alguien que resuelve dudas jurídicas a sus clientes ofreciendo a sus clientes diferentes alternativas. “Sobre todo si es una persona mayor que no tiene excesivos conocimientos jurídicos. Al final es brutal la confianza que la gente deposita en un notario para muchas cosas igual que las personas confían en un médico para sus temas de salud”.
La inflación, el aumento vertiginoso del precio de la vivienda y la inseguridad de las grandes ciudades está empujando a muchos jóvenes y no tan jóvenes a plantearse su presente y su futuro en el mundo rural. “Muchas de las grandes ciudades ya no son el mejor lugar para vivir. Es una pena que la gente más joven tenga que enfrentarse a estas adversidades y no es porque no quieran estudiar, trabajar o esforzarse. Para nada, porque están más preparados que nunca. Por eso si esta situación fuerza a la gente a volver a los pueblos y la España rural yo creo que no se van a estar arrepintiendo el día de mañana”.

Fermín ha pasado más de ocho años de su vida opositando, algo que le ha ayudado a valorar lo que es realmente importante en la vida. “He madurado muchísimo porque durante este tiempo en el que derramas salud y lágrimas he terminado conociéndome muy bien a mi mismo. Aprobar las oposiciones me permite ser dueño de mi vida, y más ahora que en general apenas hay tiempo para la conciliación personal y familiar. Llegar a lograr la plaza cuesta horrores. Muchos no lo consiguen. Es un camino arriesgado que yo tomé sabiendo que debía lograrlo porque no había un plan b.
Por eso desde aquí quiero acordarme de todos mis preparadores porque sin ellos jamás hubiera alcanzado mi sueño de ser notario. Quiero especialmente recordar a Ignacio Pérez-Olivares, uno de mis grandes preparadores y un gran amigo que falleció por causas repentinas cuando sólo tenía 39 años. Su muerte se produjo a tan sólo dos semanas de mi segundo ejercicio y fue realmente duro. El día que fui al tanatorio a despedirme no pude ni quedarme al la misa porque tuve que estudiar. También quiero mencionar aquí a Mónica Castro y Jesús Lleonart, mis primeros preparadores y a Isolda Vilches, registradora de la propiedad en la población alicantina de Monovar que estuvo conmigo en la última etapa de las oposiciones. Estoy aquí y he conseguido mi sueño gracias a ellos y se que Nacho me ha acompañado y me sigue acompañando en mi camino desde el cielo. Al final tus preparadores en una oposición tan exigente como esta terminan siendo algo así como hermanos mayores. Tengo una gran tristeza en el corazón porque una de mis ilusiones siempre fue aprobar para sentarme con Nacho, mi preparador y hablar simplemente de temas mundanos de la vida que no tuvieran nada que ver con la oposiciones. Por desgracia es algo que no podré hacer, pero le tengo presente y me acuerdo de él cada día de mi vida”.