

Iván, igual que sus hermanos, estudió Derecho en la Universidad de Burgos. Su primera experiencia laboral fue en la Oficina de Caja de Burgos en la preciosa localidad de Espinosa de los Monteros. “Después, con la llegada de las integraciones y fusiones bancarias en 2008 Caja de Burgos se transformó primero en Caja Cívica y después fue adquirida por Caixa Bank. Eso me obligó a trasladarme a Barcelona y es allí donde entró a trabajar como abogado en la Asesoría Jurídica de los Servicios Centrales y de ahí doy el salto al área de tesorería de los clientes del banco, un puesto de responsabilidad en el que ya llevo diez años. Trabajo en el desarrollo de Producto en Corpotate and Institutional Banking (CIB) con funciones principales de asesoramiento legal. Un gran orgullo la verdad porque atendemos a clientes de perfil Ibex 35, clientes de enorme peso y gran relevancia a nivel nacional. Alterno el teletrabajo con la presencia física el las oficinas de Barcelona (principalmente) y en Madrid", comenta Iván.

UN HOMBRE SOLIDARIO
Maya Angelou, activista por los derechos civiles decía con acierto que dar libera el alma del que da. Y es que la solidaridad es sin duda alguna junto al amor el mejor pegamento para que los hombres alcancen sus sueños y sean felices. Y esa es precisamente una de las grandes facetas de Iván Marañón, que es, ante todo, un hombre solidario, un buen hombre.

“El voluntariado siempre ha sido importante en mi vida. En Caja de Burgos colaboré con Amicos, una asociación de familias de personas con discapacidad intelectual que vela por sus derechos y por su bienestar. Una colaboración que me permitió viajar a Nicaragua para ver de primera mano si los proyectos que había ayudado a financiar la Caja eran una realidad. También tuve la gran suerte de participar en el envío a Guinea Ecuatorial de varios contenedores y siempre trato de ayudar en la Obra Social de la Caixa”, matiza.

AMOR A PRIMERA VISTA
En Barcelona conoció al amor de su vida. Un amor instantáneo que como el mejor de los vinos se apoderó del paladar de su corazón. “Allí conocí a Laura España porque había sido trasladada desde Bilbao para trabajar en la Caixa. Lo más increíble de todo es que la primera noche que oficializamos la relación ya le pregunté si quería casarse conmigo. Después llegaron nuestros hijos Sofía, Martin y Jimena. Ellos ahora mismo viven en Munguía y yo teletrabajo. Martín que nació en 2020 en plena pandemia fue bautizado en Barbadillo.

El sacerdote nos comentó que tenía que remontarse varias décadas atrás para ver un bautizo con tres niños, el de Martín y sus primos. Jimena por su parte fue bautizada en la iglesia de Santa Cecilia de Salas porque a mi madre le hacía mucha ilusión. Sofia, la mayor, es físicamente igual que su padre y tiene la misma actitud. Le gusta mucho leer y es muy madura. Martín es casi más aficionado a los trenes que yo y Sofía, la pequeña, es un cascabel de alegría. A Laura, mi mujer, le gusta mucho ir a Burgos y pasar tiempo en Barbadillo y también en Salas. Le encanta coger cangrejos en el Arlanza y echar un pincho en los bares de la Plaza Mayor”.

AMOR POR LA HISTORIA
Iván es un gran apasionado de la historia. Desde niño tuvo una fuerte inclinación por entender el porqué de las cosas, una actitud que le ha acompañado durante toda su vida para explicar el pasado, comprender el presente y así prever el futuro. “Siempre tuve una gran pasión por conocer los lugares en los que vivía y desde luego puedo decir que conozco muy bien la zona de Pinares. Se de dónde viene la zona de Lara, como se desarrolló industrialmente la comarca, que ocurrió con la fábrica Tam, con la residencia de ancianos y que la estación más grande del Santander Mediterráneo más allá de las capitales estaba en Salas de los Infantes.

Por eso siempre estoy buscando libros o documentos de la Zona de Pinares de Burgos y de Soria para mi colección particular. Me apasiona el cine y me gusta mucho todo lo que tiene que ver con el cementerio de Sad Hill. De hecho mi padre llevó junto con Antonio Maeso portes de tierra para hacer las tumbas del cementerio durante el rodaje del Bueno, el Feo y el Malo en el paraje comprendido entre Carazo, Santo Domingo de Silos y Contreras”.

Hace apenas un mes, Iván Marañón participó en la mesa redonda organizada en Barbadillo con el título “Entre la nostalgia y el futuro incierto, 40 años del cierre del tren Santander Mediterráneo. Un evento organizado con gran éxito por la Asociación Cultural Amigos de Barbadillo del Mercado en la que también estuvieron presentes Tono Melón como presidente de la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Ferroviario, Miguel Ángel Moreno que coordina el libro “Santander-Mediterráneo, el ferrocarril que perdió el norte” y Fernán González, periodista lambrado que trabaja en Ok Diario
SU Gran SUEÑO DE NIÑO
“Mi gran sueño, desde luego, es que hubiera durado más en el tiempo el Santander Mediterráneo y haber podido montar en el tren. Es mi gran frustración de mi niñez. También quiero encontrar una foto del tren en Barbadillo. No he podido hacerlo en todos estos años de búsqueda. Afortunadamente, durante la mesa redonda celebrada en Barbadillo, alguien se me acercó y me comentó que su padre y su abuelo tienen alguna foto y que harán todo lo posible por encontrarlas".
SUS GRANDES RECUERDOS
Iván recuerda con nostalgia aquellos inviernos donde el Arlanza se congelaba y aquellas calles de Barbadillo sin asfaltar. A Tobero tirando del carro de la basura y al colchonero, los repisos, los hueveros y todos los vendedores ambulantes .“También recuerdo las matanzas con el olor a pelo quemado y las dianas en las fiestas. A Balbino, que era el panadero del pueblo y que tenía un camión Ebro Blanco que atravesaba el río cuando el caudal lo permitía. También el horno del Barrio de Costana del que me habló mi madre donde iban las familias a hacer pan dejando una masa madre para los que llegaban después. También recuerdo, sobre todo en la adolescencia, planificar con mis amigos cómo íbamos a ir a las fiestas de los pueblos vecinos durante el verano", finaliza Iván Marañón que sin duda hace gala en su vida de que la felicidad radica principalmente en el camino y no en el destino.
