viernes. 29.03.2024

"Mi proyecto de vida ahora está en Vilviestre del Pinar donde tengo mi casita y soy muy muy feliz"

Walt Disney afirmaba que envejecer es obligatorio pero crecer es opcional. Y es que la infancia no es sino un refugio eterno de recuerdos marcados por la feliz y eterna ausencia del tiempo. Patricia Arilla Mediavilla vivió su infancia y su juventud a caballo entre su Zaragoza natal y los maravillosos pueblos serranos de Vilviestre y Canicosa, en la provincia de Burgos. Su abuelo Enrique, al que todos conocían como “Treque” fue labrador y carretero en Vilviestre. En aquella época España no era precisamente la tierra de las oportunidades. Por eso decidió tomar una maleta, un billete y toda su ilusión para emigrar a Alemania, país que ya era entonces la locomotora del viejo continente. Allí trabajó en Fahr, compañía que construía y lo sigue haciendo algunos de los mejores tractores a nivel internacional. “Mi abuelo Treque era una persona que hablaba muchísimo y tenía muy buena memoria. Recuerdo que de pequeña venía gente a casa a propósito para preguntarle dudas sobre tierras, apellidos de alguien, parentescos, años de nacimiento… He oído a gente decir que mi abuelo era como una enciclopedia. Acompañarle a comprar el pan de pequeña era toda una aventura porque te parabas a hablar con todo aquel que te cruzabas y nunca sabías cuánto ibas a tardar en volver a casa. Y, por supuesto, también tengo muy buenos recuerdos de mi infancia con mi familia de Vilviestre, con mis tíos, mis primos y mi abuelo”, explica Patricia.

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Patricia Arilla Mediavilla en su pueblo, Vilviestre del Pinar

“Volvíamos al pueblo con enorme ilusión para disfrutar de las vacaciones y de los puentes festivos. Era obligatorio visitar a la familia de la abuela Narcisa en Canicosa de la Sierra. Recuerdo mucho a todas mis amigas de infancia. Nuestros juegos y escapadas y nuestras pillerías. Mi abuela falleció cuando mi madre era pequeña por lo que nunca la llegué a conocer pero siempre ha estado muy presente en casa. Siempre hemos tenido mucha relación con mi familia de Canicosa (los tíos y primos de mi madre, aunque los tíos ya han fallecido también) y tengo muy buenos recuerdos de mi infancia de las Navidades con ellos, comidas en el monte, la caldereta de Canicosa, el día del pan, el queso y el vino (no sé cuál es su nombre oficial), las tardes y días enteros que nos pasábamos en el patio de mi prima en familia, explica Patricia.

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Patricia con su abuelo "Treque" en Vilviestre del Pinar

La vida a veces nos mira de frente y nos pone a prueba. Comiendo una granada Patricia sufrió un shock anafiláctico. Es una reacción alérgica generalizada, de instauración rápida y que, en los casos más graves y si no se actúa de forma inmediata, puede ser mortal. “Me quedé tendida en el suelo. No podía respirar. Tenía la lengua y la cara hinchadas y lo único que podía hacer era esperar a que llegara la ambulancia. No veía nada y honestamente creí que iba a morir. Traté de tranquilizarme y recordé sin duda algunos de mis mejores años en Canicosa y Vilviestre del Pinar. Entendí que no había sido del todo feliz y pensé en trazar un plan para pasar más tiempo en Vilviestre. Por eso en cuanto terminaron las restricciones lo primero que hice fue salir de Zaragoza para regresar al pueblo todos los fines de semana. Comencé a buscar trabajo en Burgos y en Soria. Eché currículos pensando que si me llamaban bien y si no también. Todos insistían en que el pueblo era muy aburrido en invierno, que apenas había vida o actividades sociales o culturales. Pero a mí me dio igual. Yo me imaginaba todas las mañanas teletrabajando a pesar de ciertos temores en cuanto a la soledad”, explica Patricia.

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Patricia en Canicosa de la Sierra, el pueblo de la abuela Narcisa

En la actualidad teletrabaja desde Vilviestre del Pinar como traductora para páginas web. Realizó un máster de profesorado y se desplaza a diario a Soria para dar clases de francés en el colegio de las Escolapias. “A pesar de la distancia yo hago el viaje feliz de la vida. Es un trayecto en el que se disfruta muchísimo de la naturaleza y de las montañas todavía con algo de nieve en esta primavera. Además me apasiona conducir. En el colegio me siento muy querida e integrada. Todos se portan super bien conmigo y están pendientes de que no me falte de nada. Me gusta muchísimo enseñar y estoy encantada con los alumnos a los que tengo que dar clase en las Escolapias, matiza Patricia.

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Patricia teletrabajando desde Vilviestre del Pinar

Patricia es natural de la preciosa ciudad de Zaragoza, una de las capitales más importantes de España. Allí se encuentra la basílica barroca de Nuestra Señora del Pilar, orientada al majestuoso río Ebro. La ciudad también cuenta con monumentos emblemáticos de estilo mudéjar como la Aljafería, un palacio del siglo XI y la catedral de San Salvador, que se empezó a construir en el siglo XII. “Zaragoza es una ciudad muy muy bonita y un lugar fantástico en el que vivir. Antonio, mi padre, siempre ha estado muy ligado al mundo de la jota aragonesa como cantante y también como compositor. Por eso, desde muy pequeñita comencé a ir a clases de folclore. Sin embargo, durante el día de la mujer que celebramos en Vilviestre me di cuenta de que no era capaz de bailar una jota castellana. Averigüé que los sábados había clases de jota y me apunté con una amiga. Lo estamos pasando genial y creo que he aprendido un montón, explica Patricia.

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Patricia junto a su madre Mariví

Francia ha sido durante los últimos años el primer destino turístico del mundo. Un honor que quiere volver a ostentar en este año 2022. París, su maravillosa y cosmopolita capital, es conocida como la ciudad del amor, de la luz y de la moda. Es además una urbe coqueta y moderna a la que llegan desde todos los rincones del planeta escritores, filósofos, pintores y todo tipo de artistas. “Estudie en un instituto bilingüe en francés en Zaragoza. Fue así como comencé a interesarme por el idioma y también por su cultura. Nos propusieron realizar un año en un cole del pirineo francés y estudie Cuarto de la Eso en el  Lycée Climatique René Billères, en Argelès-Gazost, un lugar precioso rodeado de montañas. Tras ese fantástico año me di cuenta de que quería dedicar mi vida al idioma francés y a su cultura.

Patricia junto a las niñas que cuidó en la preciosa ciudad de París

Por eso estudie Traducción e Interpretación en la Universidad Autónoma de Barcelona. La carrera me sirvió también para aprender mejor inglés y francés metiéndome de lleno en su cultura. Trabajé de au pair en Mullingar en Irlanda con una familia estupenda que me acogió como un miembro más. También estuve de Erasmus en París y para meterme de lleno en la cultura francesa lo compaginé con ser au pair en una familia que vivía muy cerca de la Torre Eifel. Por mis ganas de vivir experiencias nuevas y vivir en otros lugares hice un año de Séneca en Madrid y estuve ese verano de au pair en Bélgica. Volví a Barcelona para terminar la carrera y comencé un máster en Traducción y Nuevas Tecnologías (sobre traducción de páginas web, videojuegos y software) a distancia. Realicé las prácticas en  una agencia de Traducción en Rennes y al terminar me propusieron darme de alta como autónoma para ser traductora y comenzar a trabajar para ellos y otros clientes que fue ganando con el tiempo. Después hice otro Máster en Traducción Técnica. Actualmente realizo traducciones del inglés y el francés al español para diferentes agencias de traducción y clientes directos, matiza Patricia.

RECORTADA

Hemingway solía afirmar que quien ha empezado a vivir seriamente por dentro empieza a vivir más sencillamente por fuera. Vivir es sentir, amar y respirar y hacerlo además con pasión y entrega en el momento presente. Vivir es un regalo que hemos de desenvolver todos los días. “Ahora disfruto mucho más del tiempo y de la naturaleza. Se podría decir que saboreo con mayor intensidad todas las cosas buenas de vivir en un pueblo. Me he comprado mi casita en Vilviestre del PInar. Es super entrañable poder saludar y conversar todos los días con mis vecinos. Además, entre semana voy a Palacios para hacer spinning y batucada y también colaboro con la Asociación de Mujeres de Vilviestre del Pinar. Mi proyecto de vida está aquí y puedo decir que soy muy muy feliz. 

Y es que cierto que la felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía. Mahatma Gandhi.

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