jueves. 25.04.2024
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En la fotogografia Zeltia Montes, Duch, Diego Montero, Guillermo de Oliveira, Luisa Cowell, Joseba del Valle Barrio, David Alba y Sergio García en la entrega de los premios Goya.

El gran director de cine Federico Fellini solía decir que un buen vino es como una película. Apenas dura un instante, pero te deja en la boca un sabor a gloria. Además, es nuevo en cada sorbo y como ocurre con las películas, nace y renace en todas las personas que lo prueban. A Guillermo de Oliveira le gustan los buenos vinos y por supuesto el maravilloso universo que envuelve al cine. Nació en Vigo un 6 de diciembre de 1986. Ciudad orgullosa de su pasado histórico y de su presente prometedor. Urbe linda y cosmopolita que todos los años se viste de gala al llegar la Navidad. Aquel mismo año se estrenaban “Los Inmortales”, “Cobra” o los “Critters”, filmes de culto que hacían las delicias de los amantes del séptimo arte.

Guillermo de Oliveira junto a James Hetfiel, el cantante del grupo Metálllica.

Aquel niño curioso, inquieto y desgarvado pronto comenzó a jugar y a imaginar mundos posibles de la mano del sargento de artillería Hartman. Guillermo creció jugando con su poderosa imaginación. Creando escenas y situaciones que le permitían volar y viajar en el tiempo y en el espacio. A los quince, Oliveira ya sabía que en el futuro sería un gran director de cine. Tal vez por eso llamó a algunos de sus mejores amigos para cavar una trinchera en la playa. El objetivo era grabar la escena en plena operación Overlod. “Yo creo que de forma inconsciente, el cine siempre fue mi gran pasión. Peregrinaba al videoclub, un santuario en el que podía encontrar cientos de películas que me llevaban a otros lugares, momentos y tiempos. En la adolescencia disfrutaba sobre todo con el cine de acción. Stallone, Van Damme o Schwarzenegger eran mis héroes, el espejo en el que quería verme reflejado. Por eso un día me armé de valor y decidí hablar con mis padres. Quería dedicarme al cine, a ese universo que envolvía por completo mi vida y me hacía feliz. Alejandro, mi padre, es médico y le costó asimilarlo. Mi madre María Dolores se dio cuenta de que esa sería mi vida. Por eso si me animaron a estudiar un bachiller exigente y con salidas. Después sería yo quien tomaría la decisión de dedicarme al cine.

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El gran periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano solía decir que la utopía siempre está en el horizonte. Porque cuando caminas dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se aleja también diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para seguir caminando. Y es que los sueños son como las estrellas, infinitos. Puedes ver su luz, pero nunca llegas a alcanzarlos, a menos que comiences a caminar. Guillermo llega a Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual, Periodismo y un máster en cinematografía. “Madrid era mi sueño. Una ciudad volcada de lleno en la cultura y envuelta en un ambiente de cine maravilloso. Durante la carrera tocábamos todos los palos. Aprendí a escribir guiones originales y también las claves para dirigir películas. También estudie producción, una de las materias más interesantes e importantes en este universo del cine. Al terminar, viajé a Cuba para estudiar Guión en la EICTV. También estuve viviendo en los Ángeles para aprender a realizar mis primeras “peliculitas”.

Los niños aprenden cayéndose. Una y otra vez. Y se levantan, sonríen y se vuelven a caer. Así, hasta que comienzan primero a caminar y después a correr. Con veinte años, Guillermo era un torbellino de conocimientos que necesitaban ponerse en práctica. El diario ABC en aquel momento estaba trabajando para implementar un Departamento Multimedia innovador y competitivo. “Confiaron en mí. Tuve esa gran suerte. Y terminé por dirigir un departamento multimedia que producía hasta seis programas semanales. Entre ellos, un show de cine que yo mismo presentaba”.

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Trabajábamos en un departamento pequeño pero ambicioso. Eso nos dio muchísima libertad creativa y nos permitió crecer muy rápido. En 2011 di un salto gratificante y pasé del periodismo a la publicidad. Entré a formar parte del Cañonazo Transmedia. Ahí pude colaborar como realizador y edite campañas publicitarias para clientes realmente importantes. Entre ellos, Iberia, ING, Sony, Tag Heuer, Infojobs o Nivea”. En el año 2013 Guillermo decide formar su propia compañía de producción de cine y publicidad. Porque como diría Woody Allen, no conocemos bien la clave del éxito, pero si sabemos que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo.

Nace así Zarpruder Pictures, un bebé juguetón, sonriente y de ojos verdes que colma el sueño de un niño vigués por dedicarse en cuerpo y alma al cine. “En poco tiempo más de una docena de empresas de enorme prestigio confiaron en nosotros para la producción y el desarrollo del contenido para las RRSS. Entre ellas, IF Bussiness School, J LL Pepsico, Telva, Joma, Port Aventura, Meetic, Moviestar o Renault. Zarpruder Pictures es una compañía innovadora especializada en la producción de toda clase de contenidos para Internet.

“En Zarpruder LABS desarrollamos contenido original para Youtube. Es un auténtico laboratorio creativo en el que el universo del cine y de los videojuegos se dan la mano. Zarpruder Corp vendría a ser su brazo corporativo. Creemos que es una empresa con los objetivos muy claros que juega con unos precios muy competitivos y una calidad realmente incomparable”. Tras el vendaval personal y profesional que ha supuesto reconocido y premiado documental “Desenterrando Sad Hill”, Guillermo de Oliveira ha cumplido uno de sus sueños, comenzar con buen pie su primera película.

El guión ya está terminado. Se titulará “Bury me not”, un western basado en la adaptación de algunos relatos de Jack London, uno de sus escritores favoritos. “Es una idea moldeada durante mucho tiempo. Será un largometraje ambicioso en todos los sentidos. Son tres historias que transcurren por tres localizaciones diferentes. En el desierto, en la nieve y también en trópico. Queremos rodarlo íntegramente en España. Primero porque contamos con localizaciones únicas y segundo porque nos va a ayudar a financiarlo y también a darlo a conocer”.

En la actualidad, el reconstruido cementerio de Sad Hill en Silos, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes del cine. El documental “Desenterrando Sad Hil” ha colocado este maravilloso rincón burgalés en el plano internacional. “Tuve la inmensa fortuna de cruzarme en el camino vital de Joseba del Valle, Sergio García, Diego Montero y David Alba. Cuatro locos maravillosos que persiguieron un sueño imposible al que yo también me sumé. Ese lugar mágico y único en el que se rodó “El Bueno, el Feo y el Malo” siempre va a formar parte de mi vida y de mi corazón”. Los sueños existen, pero hay que dibujarlos en el alma y dejar, simplemente, que esta sonría.

Mi próxima película "Bury me not" será un Wéstern y se rodará integramente en España