viernes. 29.03.2024

FERPAL

Es curioso cómo la desaparición de un local puede hacernos sentir tanta tristeza

Los minirrelatos de Patty
Los minirrelatos de Patty

El otro día me enteré de que va a cerrar Ferpal, una tienda y cafetería en la Calle Arenal, a escasos metros de la Puerta del Sol. Ferpal conservaba ese aire setentero de su inauguración, con una zona de tienda donde se podían adquirir embutidos y quesos, y sus deliciosos sándwiches; también algunos dulces, como sus famosas rocas de chocolate y sus bombones de licor. En el otro lado, había una zona de cafetería, donde podías degustarlos con una bebida. Recuerdo perfectamente cuando entraba con mi madre y mi hermana, nos tomábamos una cocacola fría en aquellos vasos, con dibujos de cuadraditos en la parte de abajo, que le daban un sabor especial, sentadas en la barra y comentando las compras o las tareas que nos habían llevado al centro. Después pasábamos a la parte de la tienda, y nos llevábamos unos cuantos para comer en casa con mi padre.

Trabajaba allí un señor de pelo cano, que sonreía siempre al vernos entrar. Nos comentaba que conocía a nuestra madre desde hacía muchos años, pues ella, de joven, trabajaba por la zona, y ya frecuentaba el local en sus ratos de descanso. Nos contaba los años que llevaba allí trabajando, cómo había empezado a coincidir con mi madre, y después la había ido viendo llegar con nosotras, muchas veces, muchos años. Reconozco que a veces fantaseaba con la idea de que yo, llegado el momento, llevaría también a Ferpal a mis hijos, y nos comeríamos un sándwich de ensaladilla mientras descansábamos en sus taburetes negros de un buen día de compras en el centro. Pero ahora ya no podrá ser.

Es curioso cómo la desaparición de un local puede hacernos sentir tanta tristeza. Un local unido a bonitos recuerdos de mi infancia y de mi juventud, a días felices sin preocupaciones, a días de ir al centro y disfrutar de Madrid, de sus calles, de su gente, de su vida. No me imagino ir de compras al Corte Inglés de Sol, como solíamos hacer, y no pasar, agotadas después de recorrer sus siete plantas, a por un sándwich de Ferpal.

Se va una parte de mi infancia con su cierre, y un puñado de recuerdos. Desde aquí, mi homenaje y mi agradecimiento por estos 50 años en que hicieron felices a tantas personas desde su rinconcito, a solo unos metros de la Puerta del Sol.

FERPAL