miércoles. 24.04.2024

MEMORIA EMPAREDADA. La Segunda República en el partido judicial de Salas de los Infantes (1), por Jesús Cámara Olalla

Se inicia una serie de 5 artículos sobre la Segunda República (1931-1936) en el partido judicial de Salas de los Infantes. Sobre este periodo histórico en el partido judicial muy poco se ha escrito.
Las siguientes entregas versarán sobre los obreros y la crisis de trabajo, los sindicatos (2), la sanidad, las escuelas, la guardia civil (3), la religión católica (4), los curas y los ayuntamientos, los partidos políticos y las elecciones generales de 1936 (5). Están documentados en archivos municipales de la comarca, Archivo Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol, Archivo Histórico Provincial de Burgos, Boletín Oficial de la Provincia de Burgos, Archivo de la Administración General del Estado de Alcalá de Henares, prensa de la época... También fueron fuentes de información la del periodista Antonio Palacios Gonzalo y el profesor Melchor Peñaranda Rubio que recorrieron la zona en la primera década de este siglo en una labor de campo entrevistando a sus habitantes.


A la Segunda República se la vilipendió objetivamente en el franquismo y posfranquismo. 

 

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14 abril de 1931. El pueblo de Madrid se echa a la calle para celebrar la proclamación de la Segunda República. (Fotografía: Luis Ramón Marín)

En los 1.500 kilómetros cuadrados del partido judicial de Salas de los Infantes, la décima parte de la provincia de Burgos, en 1930 vivían 28.484 habitantes que se distribuían en 54 municipios y 75 pueblos. 
La tensión política y social provocada por los fracasos de los gobiernos de Alfonso XIII, la guerra de Marruecos y la presión de republicanos, nacionalistas y sindicatos hicieron que, los que controlaban el poder económico y político, buscaran una solución a la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y al agotamiento del sistema político de la monarquía. Esto propició la Segunda República. Los políticos monárquicos de aquella época eran considerados como los símbolos de la ilegalidad, la corrupción, el desorden y la falta de alternativas políticas; los republicanos, como los garantes de la legalidad. Entre los republicanos habría políticos de derechas, de centro y de izquierdas. 
La Segunda República Española (1931-1936), que despertó numerosas esperanzas e ilusiones en la sociedad española, se enfrentó en 1931 con la cruda realidad de una economía mundial sumida en la Gran Depresión de 1929. Marcada por un espíritu reformista, proponía impulsar la modernización económica para lograr una más justa distribución de los recursos económicos. Perseguía la laicización de la sociedad, la alfabetización de la población, la democratización de las instituciones políticas, la transformación del ejército (en el que había un oficial por cada 13 soldados), la regulación de las relaciones laborales… Prometió que los obreros mejorarían sus condiciones de trabajo, a las mujeres que accederían al voto en las elecciones, que se acabaría el analfabetismo, que los campesinos accederían a las tierras que trabajaban… 
Suscitó grandes expectativas y se creó pronto muchos y poderosos enemigos.El pseudo-revisionismo de la Guerra Civil Española subraya que la República «fue un régimen impuesto casi por la fuerza a la sociedad española, nunca fue plenamente democrático y siempre estuvo dominado por unas izquierdas divididas pero decididas sectariamente a evitar el triunfo electoral y el gobierno de las derechas por cualquier medio (incluyendo el uso de la violencia revolucionaria y separatista en octubre de 1934)».
Elecciones municipales de 1931 
La ley electoral vigente en las elecciones de concejales celebradas el 12 de abril de 1936 era la de 1907. Sólo podían votar los varones mayores de 25 años y los candidatos debían cumplir dos condiciones: haber desempeñado el cargo de concejal o haber sido propuesto como candidato por la vigésima parte del número total de electores del distrito. Los candidatos no concurrieron bajo el amparo del paraguas de los partidos políticos. En los pueblos en que se presentaron igual o un número menor de candidatos no se realizó votación y los candidatos se proclamaron concejales automáticamente. 

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Pueblos del partido judicial de Salas de los Infantes / J. Rubén Gómez Cámara


A pesar de las luchas políticas la tranquilidad en Salas de los Infantes en la campaña electoral fue completa, reduciéndose «todo a discusiones más o menos violentas y acaloradas». 
En Arauzo de Miel salieron elegidos 6 concejales monárquicos y 3 republicanos; en Barbadillo de Herreros, 5 monárquicos y 2 republicanos; en Barbadillo de Mercado, 1 monárquico independiente, 5 conservadores y 1 liberal; en Canicosa de la Sierra, 5 monárquicos y 2 republicanos; en Castrovido, 1 conservador, 3 liberales y 2 republicanos; en Hacinas, 5 monárquicos y 1 no monárquico; en Hontoria del Pinar 4 monárquicos (estos en 1934 dirán que eran del partido Radical) y 5 republicanos; en Huerta de Rey, 9 monárquicos; en Monterrubio de la Demanda, 6 monárquicos; en Palacios de la Sierra 2 concejales monárquicos y 7 republicanos; en Pinilla de los Barruecos, 3 republicanos y 3 monárquicos; en Quintanalara, 4 monárquicos y 2 republicanos; en Quintanar de la Sierra, 1 monárquico y 8 republicanos; en Rabanera del Pinar, 2 conservadores y 4 liberales; en Regumiel de la Sierra, 2 monárquicos independiente, 2 liberales y 2 republicanos; en Salas de los Infantes, 1 monárquico independiente, cinco republicanos de derechas y 3 socialistas; en el Valle de Valdelaguna, 8 monárquicos...
El corresponsal de Diario de Burgos en Quintanar de la Sierra escribió: «Después de tantos años sin elecciones no se les han olvidado a los ciudadanos sus deberes políticos, pues al contrario se han mostrado más instruidos dando más datos de su cultura».
Los concejales derrotados pudieron protestar y denunciar las irregularidades. Para estos casos se celebraron nuevas elecciones el 31 de mayo. Se repitieron en Pinilla de los Barruecos y en Salas de los Infantes con los mismos resultados. 
Firmaba el día 12 de abril el corresponsal de Salas de los Infantes de Diario de Burgos:   
«Conocido también el resultado de las elecciones celebradas en toda España, y muy especialmente del de las capitales de provincia se hacen mil comentarios acerca de la proclamación de la República será cosa de unos días.
Esto creemos nosotros, más lo curioso del caso es que de los que más hablan de este asunto, y al parecer muestran más vehementemente deseos de que esto suceda, son ciertos elementos a los que hasta hace bien poco tiempo, el hablar de la República les asustaba, estando desde luego en contra de ella en todas cuantas manifestaciones públicas han tenido ocasión de exteriorizarlo.
Con insistentes rumores, que consideramos ciertos, cuando escribimos estas líneas, de que la República se ha proclamado en algunas capitales de España, esperaremos a ver qué es lo que hacen los que siempre han estado al sol que más calienta, mejor dicho, trataremos de lo que convendría hacer con estos personajes analfabetos muchos de ellos, que en su deseo claro y manifiesto de procurar que España continuara en el atraso en que hasta ahora ha vivido, han estado siempre en contra de todo aquello que significara libertad y progreso, llegando incluso a decir, según nosotros mismos hemos oído, que el Diario de Burgos, que siempre se distinguió por su ecuanimidad, siquiera en todo momento haya defendido la Libertad, era un periódico ¡¡cuya lectura debía estar prohibida!!
¿Caber mayor disparate? Pues bien, ahora tenemos la seguridad que los mismos que esto decían en la época de la Dictadura, ahora han de gritar diciendo todo lo contrario, y que los que no se pueden leer son los periódicos de la extrema derecha, a los que convenía defender para continuar con su “modus vivendi” como dice uno que al fin y al cabo tiene la franqueza de confesarlo lo cual no deja de ser un gran mérito en estos tiempos».
Los concejales electos generaron esperanzas de renovación. Dirá este corresponsal que los concejales electos de Salas de los Infantes son 
«“gente nueva” y, desde luego, jamás han pertenecido al grupo de camaleones; es de presumir que su gestión al frente del ayuntamiento será fructífera tanto más cuanto, que salvo acontecimientos imprevistos; también es de suponer continúen durante bastante tiempo desempeñando los cargos para los cuales los eligió el pueblo».
La proclamación de la Segunda República
Para un sector de población la llegada de la República significaba el fin la hegemonía de la iglesia, el ejército, la corona y la oligarquía sobre el resto de los españoles. Será vista como una amenaza por los miembros más privilegiados de la sociedad. Se alimentaron unas expectativas exageradas entre los más humildes. 
En Salas de los Infantes su proclamación se celebró en un ambiente festivo con una manifestación popular y con una banda de música que tocaba el himno de Riego. 
El pleno del ayuntamiento de Huerta de Rey
«enterado con complacencia de la formación del primer gobierno de la República presidido por Niceto Alcalá Zamora acuerda consignar en acta su satisfacción y agrado por tan fausto acontecimiento, estimando sobremanera al ver la alta pericia del nuevo gobierno que con su altruismo sin igual ha llevado a feliz término el ideal nacional por cauces normales y de orden no registrados en la historia, motivo por el que entrañablemente le felicita adhiriéndose y prestando su modesta cooperación, participando del júbilo general». 
La transición de la monarquía a la república se realizó con tranquilidad en los pueblos comarcanos. Los nuevos ayuntamientos, independientemente de la opción política que representaban, concibieron a la República, en su mayoría, como un cambio en la forma de organización política y administrativa del país. No adoptaron una actitud hostil al nacimiento de la misma. Despertó numerosas esperanzas e ilusiones en la sociedad en los pueblos de Pinares, Salas de los Infantes, Huerta de Rey, Arauzo de Miel... pues en los 14 de abril, declarado fiesta nacional, hubo grandes celebraciones. Pudiera ser que en otros pueblos pasara desapercibido el cambio de régimen. En las actas del ayuntamiento de Quintanarraya, de tendencia conservadora, en todo el periodo republicano hasta la llegada de la comisión gestora de 1936 no se reseñó ni una sola vez el vocablo “república”. 

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Certificación de escrutinio de las elecciones municipales de 1931 de Palacios de la Sierra

El ayuntamiento de Vilviestre del Pinar con motivo de la toma de posesión del primer presidente de la República el día 11 de diciembre de 1931 lo declaró día festivo e invitó a los escolares a una recepción donde se les repartió dulces y frutas e inició una suscripción con 25 pesetas a un monumento en Jaca (Huesca) en honor de los soldados que se levantaron a favor de la República y que fueron condenados a muerte; también el ayuntamiento de Salas de los Infantes concedió 25 pesetas para el citado monumento.
Los ayuntamientos de Regumiel de la Sierra, Canicosa de la Sierra, Palacios de la Sierra, y Salas de los Infantes se adhirieron a los ideales republicanos y aprobaron gastos de dulzaineros para amenizar en años posteriores la fiesta de la República que se celebraba el 14 de abril. 
En Quintanar de la Sierra, la víspera del citado día los pasacalles de una banda de música anunciaron la fiesta. Al día siguiente los sones del himno de Riego y del pasodoble República Española acompañaron a una manifestación que recorrió el pueblo; por la tarde-noche hubo un animado baile amenizado con la música de la Sociedad la Cultural. En marzo de 1933 subvenciona la entrada para ver el drama “España Libre o los fusilamientos de Jaca” con el fin de que los niños la vean «ya que se trata de un hecho patrio e histórico que debe quedar grabado en la conciencia infantil».
El de Huerta de Rey, aunque muy conservador, en el primer aniversario de la proclamación de la República costeó bailes públicos y obsequió a los niños con naranjas y dulces. En el tercer aniversario el alcalde congregó en el amplio coliseo municipal al pueblo para escuchar radiofónicamente las palabras del Presidente de la República. El de Salas de los Infantes animó a los maestros para que los niños concurriesen a la manifestación con recepción de autoridades y reparto de caramelos a los niños.
En Arauzo de Miel en el tercer aniversario de la fiesta de la República se adornaron con colgaduras. Una procesión cívica recorrió las calles del pueblo y en el ayuntamiento se desarrolló un acto cultural donde dirigieron unas palabras al pueblo el maestro (Importancia y misión de la escuela y el maestro dentro de la República), el párroco (La moral y acatamiento al régimen), el médico (La constitución española), el farmacéutico (Diferencia entre monarquía y república), el radiotelegrafista y el alcalde. 
Como en todo cambio de régimen hubo un renombramiento de calles, sobre todo en 1936.  Así en Moncalvillo la que se llamaba calle San Pedro se sustituyó por Miguel de Unamuno, la de Santa María por María Pineda… En Quintanar de la Sierra con motivo del 5º aniversario de la República se renombraron varias calles: 14 de abril, Blasco Ibáñez, Pablo Iglesias, Miguel Hernández… En Salas de los infantes: La Avenida de la República, la de Galán y García Hernández, la de Alcalá Zamora...


Elecciones municipales de 1933 


En 1933 el gobierno aprobó una nueva ley electoral para que todos los ayuntamientos poseyeran un consistorio elegido por los ciudadanos mediante votación. El motivo era porque en las elecciones municipales de 1931 en algunos pueblos sus concejales habían sido designados sin elección pues los candidatos eran igual o menor número a los que se tenían que elegir. Se celebraron el 23 de abril de 1933 para subsanar esa circunstancia. 
Por primera vez se permitió votar a las mujeres en las mismas condiciones que a los hombres y los candidatos acudieron con una adscripción a un partido político que les diferenciaba de sus rivales. La politización llegaba al mundo rural a través de estas elecciones. Desaparecieron los candidatos monárquicos y hubo una polarización entre republicanos y derechas. La campaña no fue especialmente intensa y sus ecos apenas llegaron a la prensa. Diario de Burgos solo se hizo eco de los comicios al publicar los resultados en los dos días siguientes de su celebración, quizás porque en Burgos capital no hubo en este día elecciones. 
Solo se realizaron votaciones en Arauzo de Salce (2 radicales socialistas, 1 socialista, 1 republicano conservador y 2 agrarios), Campolara (6 radicales socialistas), Carazo (4 de Acción Republicana y 2 radicales socialistas), Hoyuelos de la Sierra, Jurisdicción de Lara, Mambrillas de Lara (1 socialista, 5 agrarios y 1 indefinido), Peñalba de Castro (6 de Acción Republicana), Pinilla de los Moros (2 de Acción Republicana, 3 agrarios y 1 indefinido), Santo Domingo de Silos (6 radicales y 3 indefinidos), Torrelara (seis agrarios), Vilviestre del Pinar (4 socialistas y 3 adictos), Villaespasa (5 de Acción Republicana y 1 radical socialista) y Villoruebo (2 socialistas, 2 republicanos conservadores y 2 agrarios). 
Acaso algunos de estos concejales electos fueran los mismos que anteriormente se llamaban monárquicos, liberales, conservadores... Por primera vez se descubrió en un plebiscito que los pueblos no eran mundos aislados ajenos a la política nacional.
En abril de 1936 se habrían tenido que celebrar elecciones municipales, pero el gobierno las aplazó en vista de que las condiciones inestables que atravesaba el país.  Las fuerzas políticas «no fueron capaces de realizar elecciones municipales independientes del gobierno de turno, como se debía haber hecho. De modo que cada vez que se cambiaba de Gobierno central —y lo hizo en 1933 y en 1936 con signos opuestos—, cambiaban los concejales de muchos ayuntamientos, entrometiéndose en particular los gobernadores civiles, que intervenían de continuo en los ayuntamientos».

Estabilidad en los ayuntamientos

En el periodo republicano la composición de los ayuntamientos fue estable en Canicosa de la Sierra, Moncalvillo, Hacinas, Quintanarraya, Quintanar de la Sierra, Monterrubio de la Demanda... pues los ediles elegidos en 1931 permanecieron hasta 1936. En otros pueblos se produjeron tres cambios de alcaldes, lo que indica afloramiento de tensiones políticas. Si algún concejal renunciaba al cargo, el gobernador de turno nombraba interinamente otro del signo político del gobierno central. En 1933 renunciaron al cargo 4 concejales de Palacios de la Sierra y el gobernador civil nombró interinamente otros tantos de tendencia izquierdista; con la llegada de la CEDA al gobierno a finales de 1933, el gobernador civil cesó a los concejales interinos y nombró a otros derechistas y el propio alcalde en 1934 presentó su dimisión, que no de concejal. Con motivo de la huelga general revolucionaria convocada en toda España el 5 de octubre de 1934, que dio origen a la Revolución de Asturias, el gobernador civil suspendió en octubre de este año a cuatro concejales socialistas del ayuntamiento de Burgos como «presuntos autores, directores o inductores en esta ciudad de la rebelión producida por elementos afiliados a la UGT». Suspendería al alcalde y a los concejales de Salas de los Infantes Pedro Regalado Martínez, Adalberto Bengoechea, Valentín Vicente “Repiso” y Federico Martínez, por expediente gubernativo tras los sucesos de Asturias «por ser personas propicias a toda intentona sediciosa, ya que así lo han demostrado en la pasada huelga revolucionaria [octubre de 1934], según informes del comandante del puesto de la guardia civil». Y el día 18 de octubre de 1934 cesó al alcalde y cinco concejales de Hontoria del Pinar como incursos en una causa grave «por su actuación durante la huelga general revolucionaria iniciada el día 6 de octubre».
Entre febrero y marzo de 1936 el gobernador civil disolvió los ayuntamientos de Arauzo de Miel, Castrillo de la Reina, Canicosa de la Sierra, Hinojar del Rey, Huerta de Rey, Monasterio de la Sierra, Palacios de la Sierra, Quintanar de la Sierra, Quintanarraya, Regumiel de la Sierra, Salas de los Infantes, Santo Domingo de Silos, Vilviestre del Pinar… y nombró concejales afines al Frente Popular para formar las comisiones gestoras municipales. En los nuevos nombramientos fueron consultados por el gobernador civil Arsenio Martínez y Julio Mazuelas, presidente y secretario respectivamente de Izquierda Republicana en Salas de los Infantes, miembros de la Junta Comarcal del Frente Popular y de gran prestigio entre la izquierda. 
La inestabilidad nacional en política durante la República se manifestó también en los pueblos. Una muestra puede verse en Regumiel de la Sierra. En las elecciones municipales de 1931 el candidato con mayor número de los votos de los seis concejales fue el republicano Sotero Chicote Ruiz. En la votación de los concejales electos para nombrar alcalde se produjo un empate a tres votos entre Sotero y Domingo Ibáñez; se resolvió el empate con un sorteo en el que salió agraciado Domingo. En junio de 1933 Domingo renunció a la alcaldía siendo elegido Sotero. En agosto de 1934 este cedió a la alcaldía recayendo en Marcelino Lázaro Martínez que había sido nombrado concejal por el gobernador. En noviembre de 1934 el delegado gubernativo (gobierno de Lerroux) suspendió a tres concejales interinos y cesó al alcalde; nombró otros cuatro de tendencia derechista y alcalde a Alejandro Ruiz Abad. El día 23 de febrero de 1936 a propuesta del gobernador civil tomó posesión la comisión gestora del ayuntamiento de tendencia izquierdista siendo nombrado alcalde Marcelino Lázaro. 
Hasta la llegada de la República los caciques municipales, con más capacidad económica que el resto, detentaban el gobierno local en algunos pueblos, del que se sentían propietarios, y vieron a los de la izquierda como unos advenedizos. En Palacios de la Sierra el poder municipal se repartía entre las familias pudientes. Un cacique instruía a así a sus hijos: «Aunque entre los hermanos os llevéis mal, que al menos uno se encuentre en la “casa grande” [Ayuntamiento]». La lucha entre caciques estaba presente. El cura de Canicosa de la Sierra al inicio de la Guerra civil denuncia que Quintanar de la Sierra tiene como norma hacer de la política una profesión 
«y las luchas locales y las banderías y personalismos han estado siempre a la orden del día... que ya en tiempos de la primera y feliz dictadura del malogrado Primo de Rivera hubo de haber quejas, inspecciones y visitas de delegados gubernativos, gobernadores, etc.; que son muchas las personas que siempre han ambicionado los cargos concejiles y que propiamente las personas verdaderamente de derechas son contadas, como se puede comprobar por el reducido número de personas que en los últimos sufragios favorecieron a las derechas, netas; por el pésimo cumplimiento pascual, asistencia a actos religiosos, protección a los párrocos, descanso dominical etc., auge de las sociedades del Frente Popular, número de afiliados a sociedades obreras izquierdistas, chaqueteo político según los que mandaban o podían mandar etc.». 
Avanzadilla política de ayuntamientos republicanos
Castilla se mostró en contra a los intentos autonómicos de Cataluña, sin embargo, se planteó una propuesta por parte del pueblo burgalés de La Horra que incitaba al ayuntamiento de Burgos a convocar una asamblea para desarrollar un Estatuto Castellano. Fue la respuesta a los regionalismos periféricos. A mediados de mayo de 1931 los ayuntamientos de Villafruela, Aranda de Duero, Lerma, Castrojeriz y Villadiego envían sendos escritos a la Diputación Provincial «solicitando una Asamblea de Municipios castellanos para que se realice el Estatuto de Castilla que deba regular la autonomía federativa ante la República Española». El ayuntamiento de Palacios de la Sierra en mayo de 1931 acuerda 
«se eleve respetuosa instancia a la Excma. Diputación para que convoque una asamblea de municipios burgaleses y aún más factible a toda la región Castellana para regular la Autonomía que por derecho se nos debe conceder». 
Además, el ayuntamiento palanciano solicitó «al gobierno de la República la supresión de la Diputación por ser una rémora para los Municipios». Ante la sentencia a la pena capital de los implicados en la muerte de cuatro guardias civiles 1936 propone «se eleve respetuosa instancia al gobierno en súplica de que sean indultados los reos sentenciados por los sucesos de Castilblanco (Badajoz)». Y tras las elecciones de 1936, ganadas por el Frente Popular, saludó a los presos políticos y sociales amnistiados de la Revolución de Asturias.
El ayuntamiento de Salas de los Infantes se adhirió al escrito del alcalde de Barbastro (Huesca) para la supresión de las diputaciones. 
Deficiente administración municipal
Los ayuntamientos revisaron las cuentas de sus predecesores; otros solicitaron al gobernador un delegado para que las inspeccionase. Esto debió irritar a quienes habían monopolizado los cargos municipales o porque se les acusase de ineficaces o porque se ponía en duda su honestidad. ¿Había corrupción? ¿Fue algo que estaba en los programas electorales? Así el de Monasterio de la Sierra examinó las del ejercicio 1929 y fueron aprobadas en todas sus partes. El de Regumiel de la Sierra a finales de mayo de 1936 aprobó en sesión revisar la gestión económica del ayuntamiento entre los años 1931-36 dada la anarquía que existía en ellas. El de Quintanarraya en 1932 se revisaron las cuentas del ayuntamiento desde 1922 a 1929. El de Pinilla de los Barruecos revisó las cuentas desde 1924 a 1930 porque aparecían sin contabilidad y era creencia que estaban distraídas algunas partidas y otras sin la justificación debida e incluso con pagos indebidos. El delegado del gobernador en 1934 da a conocer a los concejales de Espinosa de Cervera «el desastre que existe en la administración municipal, pues no se llevan libros de contabilidad de ningún género ni se han confeccionado las cuentas municipales desde el año 1926» y en enero de 1935 el delegado gubernativo cesó al ayuntamiento y concejales por «negligencia en la administración»; el secretario renunció a su cargo.
Fueron inspeccionadas las cuentas del ayuntamiento de Salas de los Infantes de los años 1930 a 1934; estaba presente la denuncia de malversación de fondos en 1930 del depositario. El de Quintanar de la Sierra supervisó la contabilidad municipal en los años de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930); no pudo comprobarse la apreciación de haberse cometido algún delito. Procedimientos análogos siguieron los pueblos de Castrillo de la Reina, Santo Domingo de Silos… 
En ningún pueblo se pudo demostrar corrupción en los ayuntamientos. 
 

DOCUMENTOS CONSULTADOS
BENGOECHEA, Alberto. Historia de Salas II. Acta de sesiones de los ayuntamientos de Huerta de Rey, Hontoria del Pinar, Palacios de la Sierra y Espinosa de Cervera. Diario de Burgos y El Castellano. MORADIELLOS, Enrique; Revisión histórica crítica y pseudo-revisionismo político presentista: el caso de la Guerra Civil Española. PALACIOS GONZALO, Antonio; Exterminio y represión en el sur de la provincia de Burgos; inédito. Sumarísimo militar del teniente de la guardia civil Julio Martínez Hernaiz; Archivo Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol (La Coruña). GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo [et al.]; La Segunda República. Barcelona, 2015. CASTRO BERROJO, Luis; Capital de la Cruzada: Burgos durante la Guerra Civil. Editorial Crítica, 2006.

MEMORIA EMPAREDADA. La Segunda República en el partido judicial de Salas de los...