martes. 19.03.2024
JCO 1980 A
Jesús Cámara en 1981 en su despacho de las escuelas de Canicosa de la Sierra.

 

Si pudiéramos preguntarles, nos daríamos cuenta de que los pueblos tienen vida propia. Son capaces de amar, odiar, llorar, sonreír, vivir, soñar y también morir. Y es que los pueblos son como los niños. Pequeños seres que viven sorprendiéndose con cada paso, con cada descubrimiento. Y así van creciendo mientras desafían al pasado, al presente y al futuro buscando siempre la auténtica felicidad. Jesús Cámara nació en 1951 en la preciosa e histórica localidad castellana de Hacinas. En aquellos años de posguerra el hambre pintaba de gris la mayor parte de los hogares en España. “Las condiciones de calefacción eran mínimas con aquellas chimeneas de campana.

Al terminar la escuela teníamos que ayudar a nuestros padres con el ganado. Aquellas casas adustas no disponían de agua corriente y teníamos que ir a la fuente a recoger agua o conducir a los corderos hasta los prados. También dedicábamos mucho tiempo a picar leña. Recuerdo perfectamente regresar después del pastoreo empapado de agua en un día de perros y cómo mi madre tenía preparada la ropa limpia y seca y el plato de comida caliente. El genial ilustrador y escritor Jonathan Hennessey suele decir que la ignorancia es el peor enemigo de un pueblo que aspirar a ser libre. Y esa ignorancia siempre se ha combatido en los colegios y en la familia.

En aquellos años en blanco y negro, la escuela unitaria de Hacinas tenía al menos 45 alumnos entre niños y niñas. Los maestros daban clases particulares y también clases de adultos para sanear su economía. “Éramos una familia humilde de cuatro hermanos. Dependíamos de una beca para poder estudiar. A mi me apasionaban las matemáticas, pero al final tuve que inclinarme por la carrera de magisterio. Mis padres no podían hacer frente a los gastos de una carrera superior con tres hermanos estudiando a la vez”.

Jesús Cámara da sus primeros pasos como maestro en la escuela unitaria de niños de Moradillo de Roa. Un pequeño pueblo en el límite de la provincia de Burgos con Segovia, en una clase de 21 niños y siete cursos. En 1973 le conceden una interinidad en Regumiel de la Sierra. Un año después, se convocan elecciones y Jesús consigue aprobarlas logrando así otra interinidad en el pueblo serrano. Entre 1975 y 1978 es destinado a Neila, un pueblo amable y muy “acogedor” que vivía del aprovechamiento forestal y de la ganadería. “Daba todas las asignatura, incluso francés, a los 26 alumnos de sexto, séptimo y octavo de la E.G.B. Gracias a la inestimable ayuda del médico y del cura llegamos a dar también varias clases de Educación Sexual. En la actualidad, mis alumnos Nielenses, ya con cincuenta años, me siguen recordando con cariño y parando en la calle para saludarme efusivamente. En 1978 Jesús Cámara Olalla por concurso llega a Canicosa de la Sierra donde ha estado impartiendo clase durante 39 años. Su lema, intentar que los alumnos comprendan lo que se les enseña porque lo aprendido sólo de memoria pronto se olvida. “He sido nombrado “Profesor honorífico por tercer año consecutivo por la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León. Implica que tengo que colaborar con el C.R.A. Sierra de Pinares en Canicosa, sobre todo en el área de Ciencias Naturales. Al final son dos o tres horas semanales que dedico de forma altruista”.

El gran escritor y orador romano Cicerón ya advertía de que no conocer lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. Tal vez fue ese amor por recuperar la historia lo que le ha llevado a Jesús Cámara a investigar desde 2013 la represión sufrida en el partido Judicial de Salas de los Infantes durante la Guerra Civil Española. Y es que Jesús desea que esa investigación plagada de archivos y datos se convierta en una publicación exhaustiva sobre aquel momento histórico. El Archivo Histórico Provincial de Burgos, los archivos municipales de los ayuntamientos del partido judicial, los expedientes de la cárcel de Burgos y de la Guardia Civil y el Archivo Militar Intermedio de El Ferrol han sido sus principales fuentes de documentación.

Igualmente, ha consultado la base de datos de todos los represaliados de la provincia que Luis Castro le cedió altruistamente, así como el trabajo inédito “Exterminio y represión en el sur de la provincia de Burgos”, de Antonio Palacios Gonzalo, y los apuntes de Melchor Peñaranda. Cámara ha conocido la vida de esos hombres serranos que intentaron esquivar la represión y se acuerda de cada detalle de la misma como si hubiera sido un testigo directo. En realidad, su investigación supone una mirada en profundidad a aquella época. Conoce los entresijos de aquellos 29 vecinos de Quintanar de la Sierra que en los días inmediatos al levantamiento huyeron al pinar temerosos de ser encarcelados por su pasado ligado a los partidos de izquierdas o sindicatos o los de aquellos 10 vecinos de Palacios de la Sierra que no quisieron incorporarse al ejército. Cámara explica que la represión, el encarcelamiento y los asesinatos tuvieron su momento álgido en los primeros meses del levantamiento, de julio a noviembre de 1936. En total, ha contabilizado en el partido judicial de Salas de los Infantes 286 encarcelados, 14 asesinados por paseo, 96 asesinados por sacas, 8 muertos en otras circunstancias y 6 fusilados tras consejo de guerra.

El lenguaje es el vestido de los pensamientos. Samuel Johnson

El lenguaje es el vestido de los pensamientos decía el gran poeta Samuel Johnson. Tal vez por eso Jesús Cámara ha recogido 4971 palabras en el Diccionario Tradicional del siglo XX de un pueblo serrano burgalés. Vocablos ahora en desuso relacionados con la agricultura, la ganadería y los usos y costumbres en la  bella e histórica localidad de Hacinas. Palabras como estremijo, ciratao, badanas o piugo que prácticamente hoy no se usan. El libro está editado por la Asociación de Amigos de Hacinas. Estamos ante un diccionario que recoge además 2276 expresiones, de las cuales 1296 no figuran en la edición vigésimo segunda del Diccionario de la Real Academia Española. “El objetivo de este diccionario es parte de la memoria histórica del siglo de un pueblo que es el mío y cuyo modo de vida de sus habitantes cambió drásticamente, a mejor en el último tercio del siglo XX, pero con menos población. De esta forma desaparecieron la agricultura y la ganadería tradicionales, que eran su sustento y con ellas los usos, las herramientas y los vocablos que las describían. Pero esa parte de la historia no se desvanecerá, quedarán sus palabras en este diccionario”.

La revista “Amigos de Hacinas”, que edita trimestralmente la asociación con el mismo nombre está muy relacionada con este diccionario. Es en ella donde Jesús Cámara comenzó a desarrollar la labor de recopilación de vocablos en desuso. En el año 2002 colaboré con los doctores de la Escuela Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica, Luis García Esteban y Paloma de Palacios, en la recogida de muestras de los árboles fósiles en el término municipal de Hacinas”Serían identificados en el año 2006 unos como Protodocarpoxylon haciniensis y otros como Agathoxylon sp., especies hoy desaparecidas. Los árboles que más se asemejarían serían los podocarpos y los agathis, los dos en el hemisferio sur. Estamos ante una vida apasionante de una persona realmente apasionante que ha vivido por y para el desarrollo cultural y educativo de los pueblos de la zona de Pinares de Burgos. 

Sigo viviendo en Canicosa con mi mujer porque somos muy felices