La historia de un robo surrealista en Barbadillo del Mercado, un pueblo de la Comarca de Pinares
Dicen que muchas veces la realidad supera a la ficción y cuando les cuente esta historia se van a dar cuenta de que es verdad. Vamos a situar los hechos. Todo sucedió el pasado día de octubre. El lugar, el bar de Agustín en Barbadillo del Mercado. La hora aproximada, entre las seis y las siete. María José Llorente Guevara, de Salas, estaba tomando un aperitivo con Viriato, su pareja y un amigo en la mesa que hay en la derecha en la calle. Durante apenas cinco minutos entran al establecimiento dejando ella el bolso encima de la mesa con la total confianza de que no ocurriría nada. Al volver ya no estaba. Ninguno lo podía creer pero si, le habían robado el bolso. Dentro toda la documentación, doscientos euros en metálico, tres juegos muy importantes de llaves, cuatro décimos de lotería, el móvil y lo más delicado, una dentadura valorada en más de tres mil quinientos euros. Tras el hurto, María José junto con sus acompañantes tratan de hacer cábalas para atrapar al culpable. Los tres recuerdan a dos varones sentados en una mesa cercana justo antes de que se produjera el robo. Sin embargo, una vez dentro del establecimiento no vieron nada. Tras el hurto, María José y su pareja acuden rápidamente al cuartel de la Guardia Civil de Salas de los Infantes a poner la denuncia y es aquí cuando pasamos de una historia normal a un relato surrealista más propio de una película de Ciencia Ficción. Y es que al llegar al cuartel aparece un hombre relativamente mayor en bicicleta alegando haber encontrado varios documentos robados en la localidad vecina de Pinilla de los Moros. Hasta allí se desplazan junto a la Guardia Civil para buscar el lugar en el que han aparecido esos documentos. Sin embargo, el relato aquí comienza a separarse de la realidad para adentrarse en un terreno que pertenece sin duda alguna a la antes mencionada ciencia ficción. Y es que los tiempos no cuadran. Según este relato los ladrones sin apenas tiempo habrían escapado por Pinilla de los Moros tirando allí parte de la documentación. Y en la misma línea, en apenas una hora, un vecino de pueblo habría bajado en bici hasta Salas para devolverlos. No cuadra la historia, no cuadran los tiempos y nada se sabe de este hombre porque la Guardia Civil en vez de interrogarle le dio las gracias por un gesto que parece imposible realizar de esa manera. Mari José recuerda a dos tipos antes del robo. El resto es un relato tan extraño como inverosímil. Piensen un poco y saquen sus propias conclusiones.