lunes. 04.12.2023
La opinión de
Germán Martínez Rica

Germán Martínez Rica

Periodista, escritor y emprendedor

Los "Payasos de la Tele" marcaron una época cunado la Televisión era la reina de los hogares en España

La historia de la televisión no sería lo mismo sin uno de sus grandes programas de toda la vida, “El gran circo de Televisión Española” protagonizado con enorme éxito y reconocimiento por los así llamados entonces los “Payasos de la Tele”. Fue esta una compañía artística de primer nivel  de payasos españoles que estuvo formada en un principio por Gaby (Gabriel Aragón), Fofó (Alfonso Aragón) y Miliki (Emilio Aragón). Después, con el tiempo, se unieron a la misma “Fofito” (Alfonso Aragón hijo), “Milikito (Emilio Aragón hijo) y Rody (Rodolfo Aragón, hijo de Fofó). Los integrantes iniciales comenzaron a actuar en el por entonces famosísimo Circo Price en Madrid en 1939. Siete años después, en 1946 emigraron a América para actuar en Puerto Rico, Venezuela, Argentina, México y Cuba. En Puerto Rico todavía son recordados porque protagonizaron uno de los programas más vistos, respetados y venerados de la historia de su televisión, “El Show de los 5”. Televisión Española decidió apostar por ellos en 1972 para el programa “El gran circo de TVE” en el que sustituyeron a “Los Chiripitifláuticos”. Su éxito fue brutal y en muy poco tiempo marcaron un antes y un después en televisión española siendo todo un fenómeno televisivo en la década de los años setenta. “Los Payasos de la Tele” se mantuvieron en antena hasta 1983 bajo el nombre de “El loco mundo de los payasos”. Los niños de entonces son ahora los abuelos que recuerdan a sus nietos que antes no había móviles o tabletas y mucho menos internet o redes sociales. Sólo había un canal mágico si con suerte tenías una televisión de la que disfrutaban todos los miembros de la familia. ¿Cómo están ustedes? Preguntaban para después tocar y cantar temas tan bellos como poderosos para un niño como “Había una vez un circo”, “Hola Don Pepito, Hola Don José”, “El auto nuevo”, “Como me pica la nariz”, “Feliz en tu día”, “La gallina turuleca” o el “Ratoncito Miguel”.En aquellos años setenta no había móviles 5 G, ni tabletas de colores, redes sociales, internet o inteligencia artificial. Pero si había programas inteligentes, audaces y divertidos como el de los “Payasos de la Tele”. Un formato televisivo único realizado para el público infantil que hizo reír a carcajadas a niños y niñas de una época única en la que la televisión era sin duda la reina indiscutible de los hogares en todos los rincones de España.

¿Te has parado a pensar cómo hacemos frente a aquellos problemas que no tienen solución?

Decía Neruda que en esta vida está prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo y no convertir en realidad tus sueños. Frases sencillas pero poderosas en su esencia de uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Sin embargo, te quiero hacer una pregunta importante: ¿Te has parado a pensar cómo se afrontan aquellos problemas que no tienen solución? Porque si algo define nuestras vidas son los problemas. Esas batallas diarias que enfrentamos con mejor o peor suerte y que nos hacen crecer o caer en el más oscuro de los abismos. Pero, y si esos enemigos que son los problemas no tuvieran solución. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo luchamos contra un enemigo invisible y tan poderoso? ¿Cómo enfrentamos lo que parece una derrota segura? Pues bien, el primer paso importante que debemos dar es aceptar la realidad y comprender que hay situaciones que no podemos controlar. No podemos cambiar el pasado y tampoco predecir el futuro,  pero si podemos aprender a vivir el presente de forma consciente aceptando las circunstancias tal y como son. También es importante trabajar en el autoconocimiento en la búsqueda de soluciones alternativas. Sabiendo cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades para encontrar siempre un modo de ver las cosas diferente buscando las mejores opciones, las más positivas y optimistas para seguir siempre hacia delante. Además puedes evitar el contacto con los problemas para no experimentar sus efectos emocionales o puedes aceptarlos acercándote a ellos y conectando con lo que estás viviendo. Dedica tiempo al silencio para percibir tu cuerpo junto a aquellas emociones y pensamientos incómodos que te surgen. Una estrategia que puede ser beneficiosa para establecer una conexión. Y es que ese enfrentamiento al estrés y a la tensión te puede ayudar a experimentar el problema desde una postura en la que no te opones a él. No trates de resolverlo para que puedas soltar y conectar sin retener nada. Deja que el problema venga y vaya porque es la manera adecuada de quitarle fuerza al problema ya que este siempre se alimenta de la resistencia que tu le opones. Piensa, en definitiva, que son batallas en la vida en las que no puedes vencer pero tampoco tienes por qué perder. Batallas en las que no hay vencedores ni vencidos y sin un aprendizaje vital brutal.

Famosos valientes que visibilizan como algo común y normal las enfermedades mentales

Si en algo estamos evolucionando es en la visibilización de las denominadas “enfermedades mentales”. Atrás quedaron aquellos tiempos de incomprensión social en los que el enfermo era recluido en lugares oscuros, tristes y sombríos para alejarle de una sociedad incapaz de entender sus problemas. Atrás quedaron también terapias salvajes y obsoletas incapaces de sanar almas o mentes que necesitaban, sobre todo, cariño, cercanía y comprensión. Pues bien, afortunadamente, cada vez son más los rostros públicos y conocidos que tienen el valor de confesar que sufren alguna enfermedad mental. Rostros de la música, el teatro, el cine, el arte, la política, la televisión o el periodismo que se abren en canal para decirle al mundo que sufren una enfermedad mental y que no pasa absolutamente nada. Y es que las estadísticas no fallan: prácticamente todos durante algún momento de nuestras vidas tendremos que hacerle frente a una enfermedad mental. Lucía Rivera, hija de la conocida actriz Blanca Romero, ha hablado abiertamente de sus problemas de ansiedad y depresión. Mai Maneses (la cantante Nena Daconte) ha publicado un libro sobre los duros momentos que vivió en el pico más alto de la fama tras ser la primera expulsada de OT2. “Sentía que no lo merecía”, llegó a decir. Un síndrome impostor que la llevó a recurrir a las drogas y al alcohol para así poder subir a un escenario. Mercedes Milá, la que fuera presentadora de “Gran Hermano” confesó que se alejó del reality por problemas de depresión venidos por excesos de estrés. “Yo hablo como hablo para ayudar a la gente que está enferma y necesita apoyo. La gente que te quiere, y te quiere bien, también se harta”, llegó a decir a un medio de comunicación. Lista a la que se suman entre otros muchos el Cantante Dani Martín, los periodistas Tania Llasera, Terelu Campos y Ángel Martín, Las Influencer Tamara Gorro y Larua Escanes,  el actor y presentador Javi Martín, la cantante Pastora Soler, la deportista Paula Badosa o la conocida peluquera Raquel Mosquera. Famosos valientes que se han abierto en canal en las revistas, la televisión e Internet para normalizar un tipo de enfermedades que tarde o temprano, de una manera u otra, acabarán afectándonos a todos. Así que, desde aquí, desde este pequeño y humilde rincón periodístico, sólo puedo decir que chapó por todos ellos por su enorme coraje, valentía y sinceridad.

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Koko, la Gorila más inteligente y sensible del mundo

El Premio Nobel de Literatura Anatole France afirmaba con acierto que hasta que no hemos amado a un animal de verdad, una parte de nuestro alma sigue realmente sin despertar. Por eso hoy quiero contarles la tierna y maravillosa historia de "Koko", una gorila de una simpatía única que demostró al mundo que los animales poseen una especial inteligencia emocional que los conecta y comunica de forma muy especial con los seres humanos. "Koko" nació un 4 de julio de 1971 en el zoo de la preciosa y cosmopolita ciudad de San Francisco. Fue un año después cuando la investigadora Francine Patterson comenzó a trabajar con ella cuando le enseñó el lenguaje de signos. Poco después trasladaron a la gorila a Standford y más adelante Patterson y su colaborador Ronald Cohn decidieron fundar The Gorilla Foundation. En 1979, "Koko" se mudó con el grupo para vivir en las montañas de Santa Cruz. Con el tiempo, la investigación y las miles de horas de trabajo con koko y otros gorilas revelaron que todos los grandes simios poseen especiales habilidades lingüísticas que son en gran medida muy similares a las que tienen los niños pequeños. Anne Russon, investigadora de la Universidad de York, afirmó que enseñar lenguaje de signos a "Koko" y otros animales, en lugar de intentar solo la comunicación verbal fue, sin duda alguna, un paso adelante. La conducta y la forma de ser de Koko, también reveló muchas emociones similares a las humanas. La Gorila tenía un gran sentido del humor y cierta picardía. Apareció dos veces en la portada de National Geographic y llegó a interactuar con el actor Robin Williams en un famoso vídeo en 2001 en el que jugó con él y se probó sus gafas. Koko, años después, lloró desconsoladamente al conocer la muerte del actor. Fue una celebridad internacional con un vocabulario de más de 1000 signos y la capacidad para poder entender 2000 palabras del inglés hablado. Koko falleció el 20 de junio de 2018 en Woodside, en California. Antes de morir sus cuidadores le grabaron un vídeo en el que quiso lanzarle un mensaje al mundo. Estas fueron sus sabias palabras: "Soy un gorila. Soy flores y animales. Soy naturaleza. Koko ama al hombre. Koko ama al hombre. Koko ama a la tierra. Pero el hombre es estúpido. ¡Estúpido! Koko lamenta. Koko llora y el tiempo corre. ¡Arreglen la tierra! ¡Protejan a la tierra! La naturaleza los observa. Gracias".

 

Una leyenda del gran Alvar Fáñez, uno de los mejores guerreros medievales y el gran lugarteniente del CID

De don Rodrigo Díaz de Vivar se han escrito decenas de libros, cientos de estudios y miles y miles de artículos a lo largo de la historia. Estamos sin duda alguna ante uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos y también ante el héroe medieval más importante que dio en toda su historia el Reino de Castilla. Sin embargo, mucho menos sabemos de el gran Álvar Fáñez, nacido seguramente en tierras palentinas y que muchos historiadores creen que fue el sobrino del Cid. Sus gestas militares y guerreras se sitúan a la altura de las del gran Rodrigo Díaz de Vivar con el que cabalgó y batalló en un gran número de contiendas contra los árabes. Se sabe también que Álvar Fáñez fue un gran capitán que comandó los ejércitos de Alfonso VI llevándolos casi siempre hasta la victoria. Por eso, porque tal vez la historia no le trató del modo en que merecía, quería dejar aquí una leyenda recogida por el Consorcio que se ocupa de dar a conocer y promocionar el Camino del Cid y que se sitúa en la provincia de Guadalajara. La tradición oral en este caso cuenta con detalle el plan que preparó a conciencia el gran estratega militar Alvar Fáñez para conquistar la ciudad de Wad-al-Hayara (Guadalajara). Uno de los cristianos que previamente se disfrazó de bereber pudo colarse a hurtadillas sin ser visto dentro de la ciudad durante una noche de San Juán del año 1085. Una vez allí de forma magistral abrió las puertas para que así pudiera entrar el gran capitán Álvar Fáñez con su gran ejército. Antes ya habían puesto las herraduras de sus corceles al revés para que así al andar los caballos dejaran las huellas sobre la arena en sentido contrario al que habían llevado. Así, a la mañana siguiente, los árabes pensaron que aquellas huellas eran de otros paisanos que habían salido de madrugada para trabajar en las tareas del campo. Aprovechando la confusión, los hombres de Álvar Fáñez consiguieron salir de sus escondrijos y con mucha astucia en muy poco tiempo pudieron apoderarse de la ciudad. La entrada a la misma la hicieron escondidos entre las sombras de una noche que les era propicia para el plan por la puerta que vigilaba el torreón del Cristo de la Feria al que con el tiempo se le llamaría de Alvar Fáñez. En la actualidad el caballero y los guerreros que están representados en el escudo de armas de Guadalajara se identifican tradicionalmente con el gran estratega militar Alvar Fáñez y con todos los magníficos soldados que formaban parte de la élite de sus tropas.

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"Si algo disfrutaba en mi niñez en los ochenta era de los dibujos animados en casa de mi abuela Tere"

FOTO ABUELA TERE GERMÁN MARTÍNEZ RICA

En los años 80 fui un niño feliz. Creo que el más feliz sobre la faz de la tierra. Recuerdo con mucho cariño aquellas tardes de crudo invierno después de clase en el maravilloso e inolvidable Colegio San José de Salas de los Infantes. Después de jugar a la guerra entre el frío, la nieve y el hielo, mis hermanos y yo regresábamos caminando hasta la acogedora casa de la abuela Tere. Llegábamos exhaustos, nerviosos y hambrientos pero felices porque la casa de la abuela era como un parque de atracciones divertido y desafiante. Después de comer, a veces con pocas ganas, la “Tere” nos soltaba como fieras salvajes en su tiendita de barrio para que eligiéramos los dulces que más nos gustaban. Teníamos ciertas limitaciones, pero en cuanto se despistaba arramplábamos como si no hubiera un mañana con varios tigretones, panteras rosas y bollicaos, que eran los pastelitos típicos del momento.  Después llegaba la sobremesa. Y no una sobremesa cualquiera porque nos sentábamos al calor del brasero para disfrutar de los dibujos animados. No había internet, ni móviles o tabletas y tampoco hacía falta. Era la 1 o la 2. Y nosotros escogíamos la 2. Y así era como aquella caja “mágica” nos transportaba viajando a través de nuestra imaginación que se empapaba de nuestros sueños e ilusiones. Adorábamos la serie japonesa “Campeones”que retrataba de forma magistral y con grandes efectos especiales la lucha futbolística entre Oliver Atton, Mark Lenders y el Portero Benji Price. Mis hermanos y yo también disfrutábamos muchísimo con “David el Gnomo” que está considerada una de las grandes series de animación de todos los tiempos. Era española y narraba las aventuras de David y su familia y su lucha contra los trolls y eran dibujos que nos enseñaron valores tan importantes como el amor, la amistad y la lucha el cuidado de la naturaleza. Y por último, porque sería imposible hablar de todos los “dibus” de la época en un solo artículo, yo me quedaría con la serie producida por Marvel de “Dragones y Mazmorras”, magnífica e inolvidable serie de animación que se basaba en el popular juego de rol Dungeons and Dragons. Se estrenó en nuestro país en 1985 y habla de varios amigos que se transforman en super héroes para luchar así contra el mal. Tras la diversión llegaba la calma. Descansábamos para después volver al cole sabiendo que al día siguiente regresaríamos a la misma hora a la casa mágica de la abuela Tere para vivir una nueva aventura en compañía de los mejores dibujos animados de los 80.

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"Por orden del señor alcalde se hace saber"

Imaginen que yo soy el taquillero de un tren fantástico que les puede transportar a cualquier época del pasado. Imaginen que ese tren mágico ya está arrancando y que sólo quedan algunos boletos que en esta ocasión nos van a permitir viajar a la edad media para conocer cómo comenzó una de los oficios más antiguos del mundo, el del pregonero. Así que compren sus billetes, llenen sus maletas de sueños y deseos y viajemos juntos para conocer una historia que, estoy seguro, les va a parecer sumamente interesante y maravillosa. Era el pregonero un hombre y a veces una mujer que con voz fuerte y poderosa se encargaba de anunciar todo aquello que la autoridad consideraba que podía ser interesante para los vecinos del pueblo. El paso del tiempo por desgracia ha hecho que esta figura haya terminado siendo un residuo del pasado. Un recuerdo que todavía conservan vivo nuestros mayores, que no olvidemos, siguen siendo los mejores testigos de nuestra historia, de  nuestras costumbres y del modo de ser y de hacer de la gente de nuestros pueblos y ciudades. Pues bien, el pregonero siempre se acompañaba de su trompeta o corneta y en muchos lugares también aparecía ante los vecinos al toque de redoble de su tambor. ¿Quién no recuerda ese maravilloso toquecillo musical “Tarariii Tararáaaa” al que seguía la estrofa “De orden—o parte—del señor alcalde, se hace saber…” ¿Quién no recuerda a aquel hombre empoderado que se situaba en la mitad del pueblo atrayendo a vecinos, visitantes y extraños? Y no solo con pregones oficiales. El pregonero también daba a conocer pregones privados. Pregones en los que vendía productos locales o de comerciantes que se acercaban al pueblo para probar así suerte y comercializar sus productos. En muchos casos le ayudaba la alguacila, que era la mujer del alguacil y que le ayudaba a pregonar la fruta, el pescado, las telas y toda la mercancía que llegaba a los pueblos a lomos de caballerías de los recovecos o vendedores ambulantes. El pregonero además informaba si se perdía una vaca o si se extraviaba una oveja o una cabra o si alguien quería vender ganado o se realizaban subastas. Para mí el “pregonero” es una figura histórica que forma parte de mi vida, de mi mis recuerdos y sobre todo de mi infancia. Forma parte de aquellas historias mágicas y maravillosas de mis abuelas María y Teresa en los días de invierno al abrigo del brasero, del café, de las pastitas y de la manta. De historias maravillosas y mágicas que me hacen viajar a otros “tiempos”, a otras épocas, a otros momentos que poco o  nada tienen que ver con este mundo loco en el que internet lo domina todo dominándonos también a nosotros. Así que por orden del señor alcalde se hace saber...
 

¿Vivimos atrapados en una gran cortina de humo global?

LA CORTINA DE HUMO

Alfred Hitchcok, uno de los mejores directores de cine de la historia, afirmaba con infinita razón que el cine nos es un trozo de vida, sino un más que apetecible pedazo de pastel. Para mí el cine es el mejor de los regalos. Un invento maravilloso y mágico que me permite viajar en un tiempo y en un espacio que no existen. Por eso hoy quiero proponerles una peli. Una de esas que además como periodista marcó definitivamente el rumbo y la dirección que tomó mi vida personal y profesional. Se trata de la “Cortina de Humo”, una obra de arte rodada en 1997 que dirigió con mano maestra Barry Levinson con un guion espectacular escrito por David Mamet y Hilary Henkin y una sublime banda sonora compuesta por Mark Knopfler. Protagonizan la cinta actores de la talla de Dustin Hoffman, Robert de Niro, Anne Heche, Woody Harrelson o Wiliam H. Macy. Su argumento es sencillo. Tras ser pillado en una situación escandalosa unos días antes de su reelección, el presidente de los Estados Unidos decide inventarse un conflicto que desvíe la atención de la prensa. Uno de sus consejeros se pone en contacto con un productor de Hollywood para crear una cortina de humo: una guerra en Albania a la que el presidente pueda poner fin heroicamente antes las cámaras de televisión. Si, es una película. Una de las buenas además…pero… ¿Estamos tan sólo ante una película o hablamos de un argumento que se produce continuamente en nuestra realidad? Pues bien, la primera vez que se usó el término cortina de humo fue en el ámbito militar. Para ello se quemaba paja utilizando el fuego a modo de táctica para poder así obstaculizar la visión del enemigo. Su uso más evidente se produjo durante la primera Guerra Mundial. Ahí es donde entraron por primera vez los tanques precedidos por una espesa cortina de humo que los camuflaba sorprendiendo así al enemigo. En la actualidad, no sólo los gobiernos emplean esta técnica de distracción. También lo hacen las grandes empresas, corporaciones, sindicatos o instituciones públicas y privadas. Los propios medios de comunicación han sucumbido ante este arte del camuflaje ofreciendo contenidos intrascendentes para no tratar en profundidad lo que realmente importa. Y además, sobre todo la información audiovisual, se presta a ello. Es como si un gran mago global escondiera la información en una chistera negra dejándonos ver sólo lo que a él le interesa. El truco es sencillo y todos lo hacen en mayor o menor medida. Por eso te invito a dos cosas. En primer lugar a disfrutar intensamente de esta maravillosa película y en segundo lugar a que pienses con el corazón sobre esto: ¿Vives tu propia realidad o tal vez estás siendo engañado y sobrevives en una gran cortina de humo global?

Si amigo si, Matrix es real aunque tú no quieras verlo

FOTO DE MATRIX

¿Recuerdan la película The Matrix? Estoy seguro de que sí porque estamos ante una de las mejores películas de acción y ciencia ficción de todos los tiempos. La dirigieron con maestría las hermanas Wachowski y estuvo protagonizada por Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss y Hugo Weaving. Trata sobre un futuro distópico en el que los seres humanos están atrapados dentro de una realidad simulada llamada Matrix. Pues bien, una de las escenas icónicas de tan ilustre película tiene lugar cuando el líder rebelde Morfeo ofrece al protagonista Neo la posibilidad de elegir entre la píldora roja y la píldora azul. La pastilla roja representa un futuro incierto porque le liberaría del control esclavizante de las máquinas pero para vivir la “verdad de la realidad”. La píldora azul sin embargo representa la bella y adorable prisión: le llevaría de vuelta a la ignorancia viviendo en una comodidad confinada sin necesidad de sufrimiento o miedo dentro de la realidad simulada de Matrix. Recordemos el diálogo: “Esta es tu última oportunidad. Después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en el país de las maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda que lo único que te ofrezco es la verdad, nada más dice Morfeo. La verdad nada más. Sólo esa frase justifica ver tan maravillosa película.

Sin embargo, déjame que te haga una pregunta desde el corazón. ¿Y si Matrix fuera más real de lo que piensas? ¿Y si has estado viviendo en un mundo dominado por un sistema que encarcela tu mente y que te dicta como pensar, qué elegir, cómo vivir y cómo sentir? Sí, ya lo se. Se que esta pregunta te rebela y te enciende y piensas que quién soy yo para desordenar tu vida con lo que simplemente es una película. Pero yo que soy un poquito cabrón a veces vuelvo a insistir. ¿Y si fuera así? Porque vuelvo a lo mismo: ¿Eres libre o simplemente crees ser libre? ¿Puedes decidir tu destino o sólo crees que puedes decidir tu destino? Mira a tu alrededor. ¿Te gusta realmente el mundo que ves? ¿Es un mundo justo? ¿Es democrático? ¿Es igualitario? ¿Es un mundo feliz? O tal vez es un mundo dominado por la corrupción, por la violencia, por la mentira, por el egoísmo y por la hipocresía. ¿Es tal vez un mundo deshumanizado donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres? ¿Un mundo donde el sistema es una cárcel para tu mente, tu alma y tu corazón? Si te has hecho estás preguntas y quieres responderlas estás en el camino correcto. Yo hoy tomo el testigo de Morfeo y te digo honestamente que las respuestas sólo dependen de ti. Ahora dime tú a mi…¿Al final qué pastilla vas a tomar? ¿La roja o la azul?

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¿Recuerdan cómo eran las antiguas estaciones de servicio?

La infancia es ese cofre de oro blanco donde guardamos nuestros recuerdos. Un lugar mágico al que acudir para revivir aquellos momentos que marcaron una época inigualable en nuestras vidas. Mi infancia sin duda alguna es una patria que siempre defiendo en cualquier batalla. Por eso, de vez en cuando, tomo un billete de primera sentado en una butaca de cuero fino para regresar en cuerpo y alma a los que fueron los mejores años de mi vida. Uno de los recuerdos que conservo más vivos eran aquellas gasolineras en las que repostábamos en mi niñez. Sobre todo cuando llegaban las vacaciones para los Martínez en el mes de septiembre y nos apiñábamos felices como chinches juguetones en aquellas latas con ruedas buscando el mejor de playa en el levante español. Si, recuerdo con mucho cariño y enorme nostalgia aquellas gasolineras como verdaderas estaciones de servicio. Y es que entonces el termino repostar tenía mucho sentido. En mi mente guardo con claridad la imagen de aquellos dos operarios amables que salían a atenderte nada más que detenías el coche para repostar y descansar. También recuerdo su amabilidad, su trato sencillo y cercano y su enorme predisposición para ayudar al cliente en todo lo que fuera necesario. Tras los saludos iniciales y a veces una breve conversación, uno de ellos siempre llenaba el depósito del combustible mientras el otro limpiaba con enorme profesionalidad los cristales delanteros y traseros del vehículo. Nosotros, los Martínez, lo único que teníamos que hacer era esperar pacientemente para después pagar en la oficina atendidos de nuevo muy cordialmente por otro trabajador. Pues bien, como no queda ninguna duda de que somos el animal más imbécil y aborregado del mundo, en vez de ir hacia delante hemos ido yendo hacia atrás. Así, ahora ya no repostamos en estaciones de servicio sino que lo hacemos en estaciones a su servicio, al servicio de las grandes corporaciones de petróleo. Ahora, salvo en contadas excepciones somos nosotros los que nos arremangamos la camisa y el orgullo y llenamos el depósito de gasolina. Tampoco hay nadie ya que limpie los parabrisas o revise las ruedas. Hablamos de manipular un material altamente inflamable y peligroso por lo que hay que preguntarse… ¿Tenemos formación para hacerlo? No, claro que no. ¿Tenemos obligación de hacerlo? Por supuesto que no. No la tenemos. ¿Lo hacemos? Sí, lo hacemos. Y lo hacemos además sin protestar, sin reclamar y sin decir absolutamente nada. ¿Por qué? Porque somos el animal más tonto y aborregado del mundo. Por eso, como se que me lo permiten, viajo a mi infancia todo lo que puedo porque en este caso cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.

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Aunque no lo creas, tú eres un auténtico super héroe

Aunque tal vez no te lo creas, los super héroes existen. Hablo de los super héroes de verdad. Y esos no poseen poderes mágicos llegados de otras galaxias lejanas. Tampoco son invisibles o pueden volar a la velocidad de la luz. No tienen una fuerza sobre humana ni trajes especiales que detengan el acero de las balas ni poseen rayos X con los que poder atravesar una pared. No, no estoy hablando de los super héroes de esos comics que devorabas cuando eras pequeño. Ni de las series fantásticas de tu adolescencia y las películas de ciencia ficción que hoy ves en tu madurez. Yo te hablo de tú a tú de los super héroes que son de verdad. De esos que están hechos de carne y hueso. Super héroes del día a día que vemos en nuestros trabajos, en el colegio de los niños, en las salas de un hospital, en los andenes del metro o en la parada del autobús. Porque yo hablo de ti que eres sin duda alguna un auténtico super héroe. Y da igual si trabajas atendiendo a clientes, o eres médico, bombero, funcionario, electricista, maestro o periodista. Da igual tu nombre, tu altura, de donde vienes o tu edad. Eso no importa en absoluto. Aquí lo único importante eres tú, el auténtico super héroe. Y es que esta sociedad podrida hasta el tuétano nos ha metido en la cabeza modelos de conducta equivocados para lograr la verdadera felicidad. El éxito nos dicen las televisiones e internet sólo se consigue siendo más que los demás. El ego, el dinero sucio, la fama sin esfuerzo, la envidia corrosiva y el egoísmo sin límites lo dominan todo. Si no eres el más guapo o la más bella no sirves para esta sociedad enferma e hipócrita. Su lema: ten más, gana más, consigue más y se más que los demás. Hazte con el coche más lujoso, la casa más grande, la prenda más cara y los viajes más “chic”. Y si para lograrlo has de pisar a los demás písalos y húndelos en su miseria. Pues bien, déjame decirte en confianza que este mundo creado por el mismísimo diablo es sólo el mundo de las apariencias. Un mundo vacío de contenido, triste, infrahumano y carente de todo sentido y valor. Un mundo, como diría el gran el gran periodista Galeano donde vivimos en plena cultura del envase. En un sistema donde el contrato de un matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios. Por eso hoy te animo más que nunca a que te reivindiques como lo que eres, un súper héroe. Uno de los de verdad. Un super héroe de carne y hueso. Uno de esos que hoy se levantó por la mañana para llevar a sus hijos al colegio, conducir un autobús, salvar vidas, apagar incendios o barrer las calles. Así que mírate al espejo y sonríe. Tienes de nuevo una gran misión: hacer que este mundo sea un lugar mejor en el que vivir. ¡Adelante!

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"Soy un idealista y si de algo estoy seguro es de que estoy en el camino correcto"

Soy un idealista. No sé dónde voy pero estoy en el camino. ¿No me digan que no es una frase sencillamente maravillosa? Una de esas frases mágicas que uno guarda con papel de regalo en el corazón para desenvolverla en un día de tormenta. Pues bien, su autor fue Carl Sandburg, uno de los mejores poetas, historiadores y novelistas que ha dado Estados Unidos en toda su historia. Si, soy un idealista. Siempre lo he sido y creo que siempre lo voy a ser. Siendo muy niño recuerdo un día de primavera durante una clase de historia en el desaparecido Colegio San José de Salas de los Infantes. El profesor nos fue preguntando uno por uno que queríamos ser de mayor. Yo quiero ser futbolista dijo uno, yo médico aseveró el otro y yo astronauta murmuró el siguiente. Todos fueron comentando cuál era su gran meta en la vida. Al alcanzarme a mí, el maestro me hizo la misma pregunta: ¿qué es lo que tú quieres ser de mayor? Y yo sin dudarlo le dije, yo quiero ser un idealista y mi sueño es cambiar el mundo.  Mis compañeros comenzaron a reír. La respuesta era desde luego curiosa para una cuadrilla de mocosos y mocosas de tan sólo once años. Sin embargo, el maestro pidió silencio y la clase enmudeció. Y cómo piensas cambiar el mundo me preguntó. Y yo sin dudarlo contesté: escribiendo historias que siempre tengan un final feliz. Esta vez sí mis compañeros aplaudieron con tanta fuerza que todavía tengo grabado el sonido acompasado que hacían sus palmas al tocarse en el corazón. Si, soy un idealista. Y lo soy por convicción. En un mundo que naufraga y va a la deriva. Golpeándose con las rocas de la desilusión, el miedo, el odio y la indiferencia. Un mundo loco y vacío de sentimientos que mendiga amor y entrega indiferencia. Por eso soy un idealista, porque todavía sueño con seguir viviendo en un lugar más amable, cercano y humano. En un lugar mucho mejor. Soy un soñador. Uno de esos que vive dormido y sueña despierto. Uno de esos que cree que una acción positiva genera una reacción positiva que cambia el mundo. Poquito a poco. Muy poquito a poco. Sin hacer ruido pero de forma constante y firme. Por eso creo en mi camino. Creo en cada paso que doy, en cada huella que dejo, en cada instante, y en cada momento. Creo en mí. Creo en una sonrisa compartida de esas que iluminan de paz un instante. Creo en los abrazos eternos porque curan todas las penas. Creo en los besos sin nombre y en el amor. En ese amor eterno que lo transforma todo sin pedir nada a cambio pintando de colores nuestras vidas y forjando de esperanza nuestros sueños. Si, soy un idealista y nunca supe dónde iba y tampoco sé dónde voy. Pero eso sí, si de algo estoy seguro, es de que estoy en el camino correcto.

Ya no quedan bancos como los de antes

No soy pesimista. Creo que la vida nos da muchas más razones para reír que para llorar. Sin embargo debo admitir que las gotas de lluvia que bailan deslizándose por mi ventana me hacen reflexionar acerca de mi vida y de la vida de nuestros pueblos. El otoño a veces es como esa vieja novia que te abandonó haciéndote sufrir hasta desfallecer. El otoño  es así, una época en la que la vida se detiene en transición con el frío invierno que está al caer. Por eso nuestros pensamientos, aunque no lo queramos, se vuelven astutamente fríos y grises haciendo a veces que nuestra existencia se pierda en la oscuridad. El viento golpea el cristal dándole una musicalidad tan desconocida como interesante. Y es que en mis recuerdos de niñez, están aquellos días otoñales de frío y agua en los que acompañaba a mis padres al banco Hispano de Salas de los Infantes. En aquellos años ochenta y noventa las sucursales bancarias eran lugares animados, con vida propia donde los vecinos del pueblo aprovechaban para poder verse, hablar y contarse sus rutinas. Eran algo así como un centro social, una especie de bar de pueblo sin cafés, cervezas o pinchos. En aquel entonces no había móviles, internet o cuentas bancarias. Tampoco hacían falta. Las transacciones se basaban en la cercanía, en la profesionalidad y en la confianza. Pues bien, hoy todo ha cambiado y bajo punto de vista a peor. Nuestros mayores, y sobre todo los que viven en los pueblos, no tienen nada fácil acceder al complicado universo digital. Son la generación que cuido de nosotros dándonos todo y a la que hemos abandonado a su suerte. Además los datos que son quienes realmente visten de luto la realidad dejan bien claro que Castilla y León sigue siendo la autonomía que más sufre la exclusión financiera en el medio rural. Nuestra comunidad acapara casi uno de cada cuatro cierres de oficinas bancarias de España en aquellos municipios que tienen menos de 5000 habitantes. La cifra es para echarse a temblar porque en concreto estamos hablando del cierre de 399 sucursales entre los años 2016 y 2021 pasando de 950 a 551 oficinas. Si miramos a la provincia de Burgos en esos mismos cinco años se han cerrado un total de 55 sucursales bancarias. Estamos ante un dato que nos sitúa en cuarta posición en el conjunto de la comunidad superada en este caso por la provincia de León que ha perdido 85 oficinas en sus pueblos de menos de 5.000 habitantes. Sin servicios nuestros pueblos están condenados a desaparecer. Y sin bancos este lento proceso se está acelerando. No podemos seguir así. Debemos despertar y luchar por nuestro modelo de vida. Y debemos hacerlo ya.  Mañana puede ser tarde.

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Los "heavys" de los ochenta en Salas de los Infantes

Los años ochenta fueron la ostia. Sobre todo para un niño pequeño de un pueblecito como Salas en la comarca de pinares. De aquellos años tan intensos como inolvidables guardo muchos y maravillosos recuerdos. Uno de los más nítidos e intensos en mi memoria es el de los grupos de heavy metal. En aquella década maravillosa sonaban canciones tan potentes como inolvidables de Barón Rojo, Obús, Ángeles del Infierno, Banzai, Nú o Muro. Formaciones fantásticas que se podían escuchar en todas las emisoras de radio y verse casi semanalmente en Televisión Española. Eran años de absoluta libertad y experimentación. Años en los que España trataba de reinventarse a través de la cultura y en este caso de la música. Las letras de sus canciones eran como balas que penetraban sin piedad el alma para que ésta buscara su espacio en un mundo sin rumbo o dirección. Letras que reivindicaban la búsqueda sin descanso de libertad dentro de un sistema esclavista y opresor. Letras de sudor y sangre que reescribían la historia en canciones llevaban a cientos de miles de jóvenes melenudos de concierto en concierto por toda la geografía nacional e incluso europea. Pinares no fue una excepción. En Salas se formaron muchos grupos de chavales adolescentes orgullosos maqueados con sus chupas de cuero, sus pantalones ajustados y sus botas de batalla. Grupos que recorrían las calles en manada escuchando en sus radios los mejores temas del momento. Fue en aquellos años inolvidables cuando Barón Rojo ofreció un recital de lo mejor de su música en la que hoy es la Plaza de Toros de la ciudad milenaria. El concierto fue estelar en un recinto abarrotado al que se acercaron grupos de amigos amantes del heavy de toda la comarca y de otros muchos puntos de España. Yo no era más que un niño. Quise entrar pero por desgracia me descubrieron. Así que no me quedó más remedio que sentarme fuera para escuchar aquellas canciones que iluminaban musicalmente el firmamento. Creo que fue allí cuando me enamoré por primera vez. Y no fue de una bella dama, sino de aquella música gloriosa e infernal al mismo tiempo que hacía que mi corazón latiera más rápido sintiendo de algún modo la verdadera libertad. Tal vez por eso ayer, recordando también a todos aquellos heavies que nos dejaron muy pronto, volví a escuchar allí algunos de los mejores temas de aquel momento. Me quedo sin duda alguna con un grupo como es Barón Rojo y con uno de sus grandes temas como es “Vivimos en un campo de concentración”. Os recomiendo escucharla para así entender que ellos ya vieron lo que sucedería hace nada más y nada menos que cuarenta años. Sin más amigos, larga vida al heavy metal. Larga vida al Rock and Roll.

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¿A qué o a quién estamos esperando para convocar ya una huelga General?

HUELGA GENERAL

Decía el gran historiador ateniense Tucídides que la historia es siempre un incesante volver a empezar. Y es que los humanos somos más tontos de lo que creemos porque siempre tropezamos en la misma piedra. El caso es que las huellas que dejamos permanecen. Para bien o para mal. Por eso quiero recordarles un episodio muy importante de nuestra historia reciente. Los más jóvenes, por desgracia, no pudieron vivirlo pero si podrán leer estas líneas para entender qué es lo que sucedió en aquella España tan diferente desgraciadamente a la actual. Pues bien, el 14 de diciembre de 1988 nuestro país vivió la huelga general más importante de su historia. El silencio se apoderó de fábricas, comercios, tiendas y  calles de todo nuestro territorio nacional. Tuvo un noventa por ciento de seguimiento y pararon casi ocho millones de trabajadores. Fue convocada, como era lógico, por las agrupaciones sindicales Comisiones Obreras y UGT. Comenzó a media noche. TVE apagaba su emisión en un programa dirigido entonces por Pilar Miró, una icónica imagen que se convertía en el símbolo del paro general. Con la huelga en contra del entonces gobierno socialista de Felipe González se denunciaban unas políticas económicas que iban en contra del empleo de calidad para los más jóvenes y en contra del mercado laboral. Pues bien, a día de hoy, tras una pandemia terrorífica donde se comieron con patatas nuestros derechos más elementales, vivimos sumidos en la más absoluta de las pobrezas. A estas alturas de la película, muchos hogares ya no son capaces de pagar las facturas más básicas de agua, gas y luz. Esas mismas familias se están viendo abocadas a decidir si encienden la calefacción o bien guardan el poco dinero que tienen al mes para así poder comer. El problema es que comer también se ha vuelto un artículo de lujo donde los alimentos más básicos no han dejado de subir. Nuestras calles se están llenando de nuevos sin techo. Ciudadanos de todo tipo que perdieron incluso la esperanza. Los autónomos se están ahorcando, literalmente. No pueden competir porque están pagando la fiesta de los “impresentables” que nos gobiernan. A derecha e izquierda. Para mí sin distinción. Muchas empresas están cerrando o bien declarando ERTES. Las pensiones no son competitivas porque se las come el lobo de la inflación. La situación es asquerosamente insoportable. Lo nunca visto en nuestra historia más reciente.  Por eso, ¿A qué o a quién estamos esperando para declarar ya una gran huelga general? Creo que todos conocemos la respuesta. Y está  en las calles. Unidos y fuertes. Como aquel 14 de diciembre de 1988.

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Se nos fue uno de los grandes, Don Idelfonso García Martínez.

La vida es el regalo más maravilloso del mundo. Para un niño sería algo así como esa bolsa de chuches de mil colores y sabores que no se termina jamás. Simplemente respirar y sentir acompasados los latidos de nuestro corazón es suficiente motivo para sonreírle al sol cada mañana. Y hacerlo sin importar si las nubes celosas y enfadadas no nos permiten verlo brillar en todo su esplendor. Vivir es simplemente dejar que las mariposas acaricien nuestro pelo y la lluvia moje con dulzura nuestra piel. Vivir es chapotear de nuevo el barro sin pensar en la edad, en las arrugas o en la vergüenza. Vivir es amar de tal forma que los propios sentidos se pierdan para no volver. Vivir es volver a ver un nuevo amanecer abrazado al amor de tu vida. Vivir es compartir alegrías y tristezas con tus padres a pesar de su alma marchita y del paso del tiempo. Vivir es una apuesta sin premio por conquistar nuestros sueños a pesar de estar despiertos. Vivir es simplemente vivir. Sin pensar en el ayer o en el mañana. Valorando cada instante, cada momento desafiando a un tiempo que no existe. Vivir es vivir. Esa era la maravillosa filosofía del gran Idelfonso García Martínez que quiso despedirse de la vida el pasado 28 de septiembre en la ciudad de Burgos. Se fue, como los buenos protagonistas de una vida plena, demasiado pronto. De él, afortunadamente, guardo muchos y maravillosos recuerdos bajo llave en mi corazón. Creo que el más importante de todos es que siempre, y así es como lo recuerdo, fue un hombre feliz. Uno de esos hombres íntegros que hacía del optimismo su bandera, enarbolándola para conquistar los corazones de aquellos que tenían la fortuna de cruzarse en su camino. Idelfonso fue un gran conversador que manejaba las palabras y los tonos con silencios prolongados, humildad y una maravillosa sonrisa. De convicciones firmes, fue un hombre conocido, amado y respetado en Salas de los Infantes y en toda su comarca. Disfrutaba del deporte como si fuera un niño disfrutando de una sabrosa tableta de chocolate. La bici fue siempre su mejor y más fiel compañera y con ella recorrió miles de kilómetros de asfalto y caminos enrevesados en los que saludaba a los árboles mientras cruzaba cada vereda y cada arroyo. Construyó además con esfuerzo y tesón una familia fuerte y unida. Al final Ildefonso murió como vivió, sonriendo y feliz rodeado de aquellos que más le querían. Su recuerdo, el de un gran hombre, ya resuena en los más puros acantilados de aquella Castilla eterna a la que tanto quería. Porque, como decía el gran mago de las palabras Jorge Luis Borges, la muerte es una vida vivida y la vida simplemente una muerte que viene. Descansa en Paz allá donde estés. Por aquí te echaremos mucho de menos.

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"A qué esperas para comenzar a caminar buscando realmente el sentido de la vida?

Todos tenemos problemas. Si no los tuviéramos deberíamos de preguntarnos si realmente estamos vivos. Porque la vida, al fin y al cabo, no es un camino de rosas. Creo que eso lo sabemos todos. Vivir implica caminar tratando de respirar un aire nuevo que nos permita vislumbrar que camino debemos de seguir. Porque de eso va esta historia, de caminar siempre con botas nuevas tratando de entender cuál es nuestro lugar en este mundo. Porque, aunque tal vez  no lo creas, ese lugar existe y sólo puedes encontrarlo tú. Y sí, todos tenemos problemas. Es más, te diría con toda seguridad que en el fondo tenemos los mismos problemas. Tienen mucho que ver con nuestros trabajos, con nuestras relaciones sociales, con nuestras familias y también, y esos son los peores, con nuestra salud. Todos, en un momento u otro, hemos deseado con toda el alma cambiar nuestras vidas. Algo que ocurre cuando la melancolía y la tristeza se adueñan de nuestros corazones no dejando que nuestra alma dirija su mirada en la dirección correcta. El problema sobreviene cuando esa voluntad de cambio que tiene que ver con el presente se aferra a ese pasado que es el que nos hace enfermar. Es entonces cuando saltamos al cuadrilátero sabiendo de antemano que ya estamos derrotados. Sabemos y somos conscientes de que vivir en el pasado o en el futuro es simplemente una ilusión. Es algo así como esa brisa que acaricia tu piel sólo por un instante dejándote un recuerdo de algo que ya se fue, que desapareció. Por eso, cuando los problemas golpean nuestra alma, la voz interior que todos tenemos trata de guiarnos llevándonos al momento presente para tratar de vivir de verdad nuestras vidas. Sólo el ahora importa, ese ahora que todavía nos permite soñar con cambiar esa tristeza y esa melancolía transformándolas en nuevos sueños, deseos e ilusiones. Por eso desde aquí, desde esta humilde columna, te animo a que no pienses más. Deja de pensar. Deja de hacerte daño hiriéndote con pensamientos y sentimientos a los que no pones solución. No pienses, actúa. Muévete. Hazlo y hazlo ya sin dejar nada para mañana, sin regresar a ningún lado buscando respuestas a preguntas in solucionables. Aprende a vivir, sentir, amar, abrazar, besar y soñar pero eso sí, hazlo en el ahora. En este mismo instante. Reflexiona sobre los latidos de tu corazón. ¡Estás vivo! Siéntelo, disfrútalo. ¡Vives y eso es realmente lo único que importa!. Porque quién sabe cuánto tiempo seguirás así. La vida es un regalo maravilloso. Disfruta de ella mientras puedas y seas consciente. Tal vez mañana no estés aquí. La vida es el presente y el camino en el presente es la única solución a tus problemas. Asi que ¿A qué está esperando para comenzar a vivir y caminar?

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Mario Benedetii, el gran mago de las palabras

MARIO BENEDETII

Tagore, el gran filósofo y escritor indio definió a la poesía como el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos. Y es que en verdad la poesía es esa llama que ilumina nuestra alma ofreciéndole un camino de esperanza a través de la oscuridad. Una melodía maravillosa que hace bailar a nuestro corazón que sonríe latiendo una y otra vez, como un tambor que acompasa nuestro espíritu dándole amor y tranquilidad. Creo que fue mi abuela María Luisa Piernavieja quien me enseñó a amar la poesía. Yo era muy niño pero la recuerdo recitando en la casa vieja algunos de los mejores poemas de todos los tiempos. Con una pasión dulce, desenfrenada y eterna. Cantándole a los árboles, a los pájaros, a los ríos, al amor, al desamor, a la felicidad, a la tristeza y también a los sueños y la esperanza. Si, la poesía es la estrella que afortunadamente todavía guía a este mundo atormentado que está perdiendo el rumbo y encontrando el caos. Por eso, a pesar del sufrimiento, del dolor, de las guerras, de los engaños y de un sistema que nos esclaviza, yo todavía creo en la poesía. Y de entre todos los que aquellos que se atrevieron a ser poetas a pesar de la soledad y del frío de las almas me quedo con el gran poeta uruguayo Mario Benedetti. Estamos ante un escritor, dramaturgo y periodista con mayúsculas que formó parte de la Generación del 45 y que escribió más de ochenta libros, muchos traducidos a más de veinte idiomas. Pues bien Benedetti para mí es un pensador que siempre fue capaz de explicar los conceptos más complejos de la forma más sencilla ofreciéndonos auténticas lecciones de vida literarias. Les dejo aquí con algunos de sus mejores pensamientos para que reflexionen, si lo desean, sobre el rumbo al que se dirigen sus propias vidas. Porque si algo anhelamos todos los hombres es alcanzar y mantener la auténtica felicidad. En este sentido el maestro insiste en que para ser verdaderamente feliz con alguien sin duda alguna lo mejor es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad. En cuanto a cómo vivir plenamente nuestras vidas el poeta insiste en que hay que evitar tras figuras geométricas: los círculos viciosos, los triángulos amorosos y las mentes cuadradas. Porque la realidad que vivimos no es otra cosa que un manojo de problemas sobre los cuales nadie reclama derechos de autor. Si habito en tu memoria no estaré solo. Se que voy a quererte sin preguntas y también se que voy a quererte sin respuestas. Y es que de pronto nos sentimos prisioneros de una circunstancia que no buscamos, sino que nos buscó. Porque al final, en definitiva, la muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros siempre nos quedamos con lo que tuvimos.