Es fácil celebrar acontecimientos históricos centenarios y descubrir territorios con capas milenarias en sus estratos fosilizados.
Estamos en plena primavera y explosionan todos los colores que conmocionan nuestros sentimientos hacia los parajes que nos rodean con sus plantas, arbustos y árboles teñidos de diferentes pigmentos y su floración armónica y gratificante.
Ha transcurrido la Semana Santa en medio de un temporal nefasto para la celebración de los diferentes actos litúrgicos callejeros con procesiones engalanadas con ricos atavíos y acoplamientos humanos de encumbradas tradiciones.
Un sol venturoso rasga las sombras y dora las paredes de las casas en las primeras horas de la tarde en un tiempo no primaveral.
Gastamos las horas del presente en mercancía de futuro para cuando el tiempo cambie, o para cuando se mude cualquier otra circunstancia social o personal.
Pido perdón por este personal desahogo. Me pongo a teclear las letras en el ordenador tratando de encontrar las palabras adecuadas para escribir mi intenso dolor emocional tras el fallecimiento de mi marido, Jesús Almaraz.
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Tengo el hábito de observar el perfil montañoso lejano en los días rasos cuando el ocaso deja separados en una sola línea el cielo y la tierra sin otros matices.
Los calores veraniegos se han extendido este año hasta el mes de octubre. No existe interrupción climática entre el verano y el “veranillo” excepto en la temperatura nocturna.
Estos tiempos veraniegos los vivimos cuajados de fiestas. En mitad del mes de agosto se han celebrado las festividades de la Virgen de la Asunción y San Roque en muchos de nuestros pueblos de Pinares.
Suena la aldaba con un sonido intermitente y vibrantes golpes en la puerta. Uno de los moradores de la casa pregunta: ¿Quién va? Nadie responde. Se oyen voces en la calle.
He pasado tiempo sin mirar la hoja del calendario donde estaban signadas las fechas de citas médicas en Madrid. Nada menos.
No sé si la educación que hemos recibido y la que se practica en la actualidad redimen las deficiencias en nuestras relaciones humanas.
Según García Lorca, “el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”. Aún en mis edades tardías quiero levantar la mirada y el ánimo hacia otros horizontes de mayor ilusión en la repoblación rural. Nada es imposible.
En el tránsito de mi vida como Maestra de Escuela debo reconocer que en mi didáctica de la enseñanza de los diferentes conocimientos primarios he valorado los hábitos de comportamiento tanto como el aprendizaje de la materia.
Un sol venturoso rasga las sombras y dora las paredes de las casas en las primeras horas de la tarde.
Singularizo el titulo de este escrito porque nunca seré yo sin mis raíces. Mis orígenes están unidos al pinar de Neila, nombre que también llevo en las entrañas.
Conocemos bien los diferentes tañidos de las campanas de las torres de nuestras iglesias. Sabemos de los volteos en los días de fiesta mientras discurren las procesiones y rezos callejeros.